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Justine Marie Mubiru
Justine Marie Mubiru
Justine Mubiru
"I like the dreams of the future better than the history of the past" - Thomas JeffersonDatos básicos
Nombre completo: Justine Marie Mubiru
Edad: 33 años
Lugar de Nacimiento: París, Francia
Bando: Academia
Grupo: Instituto Xavier para jóvenes talentos
Poder: Chronokinesis
Alias: Ninguno, de momento
Rango: Profesora.
Orientación Sexual: Heterosexual.
Played by: Kerry Washington
Personalidad
Justine es una mujer aguerrida, de temperamento fuerte y muy apegada a su código ético y moral. Es de carácter fuerte, con decisión y la preciada capacidad de saber decir que no. De buenas a primeras es una mujer educada, respetuosa y que suele resultar encantadora sin ser particularmente carismática o expresiva. Esto no significa que no sepa cual es su lugar en el mundo o que tolere según qué conductas: sabe cómo expresar su opinión y modo de ver la vida sin ser intrusiva o demasiado hiriente, aunque a veces pueda parecer alguien implacable. A pesar de su exterior duro e inescrutable, en el que predomina su habilidad para ser elegantemente distante, es una mujer de buen corazón de ideales abiertos y hasta soñadores. A pesar de ello es desconfiada por naturaleza, le cuesta trabajo empatizar con los demás y no es de las que se encariña con cualquier persona con quien haya intercambiado más de una conversación agradable. Poca gente sabe acerca de su vida privada y lo prefiere así. Quien no la conozca la puede considerar alguien egoísta o amargada, nada más lejos de la realidad. Es una madre dura y bastante regia, buscando en su única hija la excelencia en casi cualquier nivel sin darse cuenta de que su severidad la está alejando de ella poco a poco.
Historia
Justine nació en París siendo la primera y única hija del matrimonio interracial entre Wekesa Mubiru y su esposa Genevieve Voclain. Su padre era un inmigrante argelino que quiso probar suerte en Francia mientras que su madre, procedente de una familia vinculada al poder judicial, tuvo que abandonar sus estudios y su hogar tras haberse enamorado de un negro.
La peculiar pareja se asentó en un pequeño piso del barrio latino de la ciudad, costeado en secreto por la madre de ella. Wekesa se empleó como taxista y Genevieve encontró un trabajo en una inmobiliaria gracias, una vez más, a los esfuerzos de su madre.
Justine se crió siendo una niña enérgica y atrevida aunque viviendo bajo el estigma del color de su piel. No todo el mundo era injusto con ella por esto, pero algunos niños de la escuela se metían con ella. A pesar de ello fue una buena estudiante desde el principio, granjeándose la simpatía de sus profesores y poco a poco haciéndose con un pequeño grupo de amigas con el que iba a todas partes.
Su adolescencia fue una etapa complicada de su vida ya que no supo calibrar el hecho de empezar a parecerse una mujer con las expectativas que sus padres depositaron sobre sus hombros. Se liberó de todo: bebía cada fin de semana, salía a bailar con sus amigas y explotó al máximo su promiscuidad. Hasta aquí nada nuevo: tuvo las preocupaciones típicas de cualquier adolescente hormonada.
Las cosas cambiarían cuando, a los quince años, descubrió su mutación de un modo curioso. Estaba estudiando la crisis económica del 29 cuando se teletransportó al día en el que se decretó el conocido como Jueves Negro. Se asustó muchísimo y cuando volvió a su tiempo durmió durante dos días y dos noches. Al despertar, volvió a leer su libro de texto y la operación se repitió pero esta vez sin efectos tan adversos. Incapaz de comprender lo que le sucedía (durante los meses siguientes empezó a teletransportarse en el tiempo presente, sobre todo cuando se asustaba), empezó a investigar y acabó leyendo teorías sobre mutaciones, genomas extraños y demás.
Durante los próximos años se dedicó a descubrir más acerca de lo que le pasaba. Al contrario de lo que suele suceder, Justine nunca se vio a si misma con un monstruo y creyó que aquello era un don que tenía que aprovechar para algo.
Durante un tiempo creyó que esa capacidad se debía a su mestizaje racial, cosa que desmintió en cuanto entró en la universidad y conoció a una chica de ascendencia franco-japonesa absolutamente corriente. Conjugó sus investigaciones en materia de mutaciones con la carrera por la que había optado, Historia, y una vida social muy agitada.
Cuando cumplió los dieciocho años se hizo novia de uno de sus compañeros de clase, de quien acabó quedándose embarazada. Gabriel, como se llamaba, dijo que iba a empezar una maestría en Estados Unidos justamente después de que su novia le comunicara que sería padre. Sin a penas darle tiempo a Justine, se largó hacia suelo americano y no volvió a saber de él.
Siendo una chica de apenas dieciocho años, Justine pensó en abortar al bebé. Su madre, católica conservadora, la convenció de que la primera opción era asesinato a sangre fría y que cuando llegara el momento darían al bebé en adopción. Así y cerca de su diecinueve cumpleaños, Justine dio a luz a su hija. En el último momento no pudo entregar a la niña y sus padres se la quedaron, prometiendo cuidar de ella mientras ella continuaba con su formación académica. Finalizó sus estudios en Francia y se mudó a Londres, dispuesta a continuar con su formación y esta vez a practicar más su don.
Empezó a intentar paliar las consecuencias de sus viajes espacio-temporales, consiguiendo transportarse a épocas cada vez más remotas durante más tiempo y minimizando su gasto psicosomático. En función del uso de su poder pasó de entrar en estado vegetativo a sufrir solamente migrañas, hecho en el que pudo trabajar más activa y precisamente gracias a su empleo en una galería de arte cerca de Covent Garden.
Su hija permaneció en Francia hasta que cumplíó los seis años y Justine pudo asegurarle una buena manutención. Cobraba bastante bien, habiendo mantenido su puesto en la galería de arte y trabajando como profesora suplente en la universidad de Londres tras realizar algunas publicaciones con más o menos éxito. Se especializó en Historia contemporánea y obtuvo algún que otro reconocimiento por sus tesis sobre cánones de belleza y su evolución.
No descuidó su estudio sobre mutaciones, ahora ya más serio y con mejor fundamento. Durante una conferencia conoció al brillante profesor Charles Xavier, con quien compartiría algún que otro conocimiento y mantendría un contacto que se prolonga hasta el día de hoy. A los treinta años y ya ocupando un puesto de profesora titular en la Universidad de Londres, Xavier le hizo una oferta para entrenar a la nueva generación de mutantes en su nuevo instituto.
Justine no se lo pensó y, sabiendo que podría transmitir sus experiencias a sus nuevos alumnos y a la vez aprender aún más sobre su propia mutación, puso rumbo a Estados Unidos. Lleva un año viviendo en Nueva York, trabajando para Xavier y planeando la publicación de su primer libro. Planea centrarlo en la emperatriz china Cixí, una de sus figuras históricas predilectas.
Además, acaricia la idea de viajar a la China imperial para darle una base documental única a su proyecto a pesar de los riesgos que pueda conllevar. Su hija, también mutante, está escolarizada en el Instituto Xavier.
Poder
La mutación de Justine le permite controlar los flujos espacio-temporales. Así, puede viajar en el tiempo y en el espacio.
Viajar en el presente no le supone mucho esfuerzo: es capaz de detener el tiempo y con ellos las acciones y sucesos que estén aconteciendo a su alrededor. Asimismo, puede transportarse a cualquier lugar en dicho espacio temporal como si fuera una forma de teletransportación.
Es capaz también de teletransportarse al pasado pero eso le supone un gasto psíquico-físico aún mayor: puede viajar hasta un total de veinticinco años sin efectos adversos considerables, si pasa de ese límite las consecuencias varían en función del tiempo que abarque. Por ejemplo, puede aparecerse en 1932 durante un espacio de tiempo relativamente corto y al volver a su espacio temporal actual sufrir una migraña.
Lo máximo que ha logrado es viajar hasta un total de 70 años en el pasado durante dos días, sufriendo después una especie de estado catatónico de cuatro horas de duración. También tiene la opción de manipular el espacio y el tiempo de la época en la que haya viajado, asumiendo sin embargo un riesgo aún mayor en caso de hacerlo.
Jamás se ha aventurado a incursionar en el futuro más allá de horas o como mucho de días, no solamente por el desgaste psíquicosomático si no también por la carga emocional que pueda suponer..