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El Nacimiento de Wolverine [Betsy/Psylocke]
The Era of Miracles :: On-rol :: Nueva York :: Bronx
El Nacimiento de Wolverine [Betsy/Psylocke]
Muchas imágenes pasaban por su mente, la gente que quiso y que conoció: Jean Grey, Gambit, Rose, Mariko. Todos ellos ya no estaban ahí para ayudarle y la pelirroja jamás había estado para el realmente, se alejó cuando la necesitaba, se aprovechó de el para conocer su pasado y se alejó. Empezó a escuchar ruidos extraños, taladros poderosos y no entendía que le harían pero después de unos segundos de analizar la situación entendió. Mangueras fueron taladradas a su piel; veinte tubos de metal; sentía el dolor, se movía para luchar, pero el sufrimiento lo adormecía, no quería estar ahí más, pero sabía que sus intentos de escapar solo harían el dolor más intenso, así que lo hizo suyo. La sangre pintó el agua de un color rojizo, el cuerpo inerte de Wolverine apenas se podía notar bajo la mancha del líquido vital, gritos ahogados por el agua. Sus garras salieron sin que se diera cuenta. Sentía que le estaban rompiendo cada hueso de su cuerpo, que le desgarraban cada tejido, que miles de balas impactaban con su cuerpo. Tal vez sería la muerte del inmortal. No entendía que le hacían ni quien lo hacía. Sus latidos de corazón aumentaron, ya no sentía dolor, estaba completamente inconsciente como jamás había pasado antes. Se suponía que él era intocable, indestructible, que podía vencer y jamás perecer ante nada… pero al parecer estaba equivocado.
¿Quién era él? ¿Cómo había llegado ahí? Preguntas que se preguntaba, ya no podía recordar a su madre, tampoco a la pelirroja y mucho menos a su compañero –con el cual se encontraba una noche antes tomando unas copas- . Estaba solo en el mundo, era un varón sin nombre. Pero se dio cuenta que ese dolor solo era el inicio del sufrimiento. Segundos pasaron sin que sintiera nada, todo era calma, los sonidos de afuera cesaron excepto por un simple pitido tenue; pero esa calma se acabó. El dolor era intenso, le hacía revolcarse, no podía soportarlo, sus latidos empezaron a incrementar más arriba de límites humanos, pero su cuerpo no quería morir, el inmortal no quería dejar la vida. ¿Por qué le quemaban las entrañas? ¿Por qué sentía tanto dolor junto en todo su cuerpo por igual? Desde los pies hasta la cabeza el dolor era insoportable, punzadas en el pecho y la cabeza le hacían casi desgarrarse los pulmones, pero nadie le escuchaba, nadie escuchaba sus suplicas. Ya no sintió dolor, todo era calmo. Pasaron horas así, bajo el agua, su corazón se había detenido, había muerto, no tenía ganas de luchar contra un enemigo más grande que él, habían vencido a Wolverine. ¿Había nacido con una causa o había sido todo en vano? Se preguntó. Abrió los ojos, las sombras ahora era imágenes nítidas, sus sentidos ya eran los de antes. La fuerza había vuelto con más poder. La lucha por salir de esa cama ahora se había vuelto realidad.
Salió gritando y rugiendo con tanta fuerza que sentía su garganta desgarrada. Se arrancó de la piel los tubos de metal y todos los aparatos que habían puesto en su cuerpo; sangre salió pero después se curó con más rapidez que antes. Sentía algo diferente en su cuerpo, tal vez era hora de mostrar a todos ahí que se habían equivocado de mutante. Sacó las garras y un dolor diferente lo hizo mirarlas, un flujo rojizo emano desde las heridas. ¿Qué rayos le habían hecho? Dijo mientras salía de ese lugar enclaustrado desnudo, miró a todos lados pero estaba abandonado el lugar. Olfateó hasta encontrar señales de vida, entró pateando la puerta y escucho disparos que sonaron en su cabeza como un golpe metálico. ¿Qué era ahora? Dijo mientras se acercaba gradualmente entre gritos y conmoción matando a todo lo que tenía vida y caminaba, todos estaban involucrados. Mujeres, hombres, no le importaba que fuese, si se metían en su camino les asesinaría sin piedad. No sabía que era, o quien era, de donde venía pero seguía sus instintos como un animal salvaje. Pero ellos eran los animales, jamás debieron tocarle un pelo, habían despertado al monstruo que llevaba adentro, y para su mala suerte, estaba sediento de sangre.
Sus manos estaban llenas de sangre, lo peor es que la mayoría ni siquiera era de él. Salió corriendo de ese lugar a unas montañas nevadas. Las níveas puntas se veían enormes he imponentes, habían desalojado el lugar al ver lo que habían creado y no los culpaba. Caminó sin ropaje alguno entre el gélido clima, el camino era estrecho y el caminaba como si nada, la carretera no sabía a donde llevaba exactamente, tampoco sabía a donde trataba de llegar pero su dignidad estaba dolida, lo habían roto desde el interior hasta el exterior, su cuerpo no era el mismo, se sentía más pesado, como si un intruso estuviera en sus venas. Después de horas caminando llegó a un pueblo pequeño, decía “Alberta”; no entendía la señal, pero solo se adentró. Suspiró y el vapor salió de su boca, necesitaba algo con que cubrirse su cuerpo, no podía estar por ahí así. Pasó junto a casas y agarraba la ropa que dejaban afuera. Una chamarra, jeans y una camisa, las botas se las robó a alguien que cruzaba un túnel abandonado. La oscura mente de Wolverine no sabía qué hacer, no entendía de donde venía ni a donde debía de ir así que solo siguió su instinto que jamás fallaba –a veces sí pero nunca lo aceptaba ni lo aceptaría- No recordaba nada, sentía que estaba perdido y la razón era porque si lo estaba.
Él era Wolverine, el mejor en lo que hacía, borracho, perdido, con una amnesia más poderosa que sus propias garras. ¿El sufrimiento era realmente parte de su existencia? Se dijo a si mismo mientras se adentraba de nuevo al bosque, buscando respuestas en su interior que solo resolvería descargando su ira de cualquier forma, y para su sorpresa los lobos lo acogieron como uno de ellos; cazaba con ellos, seguía sus instintos sin reprimir, y todo su odio estaba siendo descargado, pero no se sentía completo, necesitaba averiguar cosas, responder preguntas que tormentosamente le invadían su mente y hacían que sus sueños se convirtieran en pesadillas de las cuales era incapaz de huir. Estaba enjaulado y a un lobo jamás se le hace eso, solo se vuelve más violento y sanguinario.
Meses pasaron después de esos sucesos, se encontraba ahora en Estados Unidos, en una ciudad concurrida llamada Nueva York. No recordaba mucho de lo sucedido pero no encontraba respuestas por ningún lado, ni siquiera conocía su nombre. Caminó entre las calles, trataba de alejarse de cualquier contacto con otra persona. Prendió un cigarrillo y empezó a fumar. Las pesadillas ahora eran más recurrentes que nunca, solo imágenes de lo sucedido. Un esqueleto desintegrándose, los tejidos desgarrados y escuchaba sus gritos cada noche, le hacían despertar agitado, envuelto en una cama rota, con sus garras afuera y con unas ganas de asesinar a cualquier persona que se le cruzara en el camino. El clima era cambiante, en esos momentos llovía encima del hombre salvaje y a él parecía no importarle ni un poco; las nubes cubrían el sol haciendo que algunas partes de urbe estuvieran enteramente envueltas en sombras y oscuridad. Divaga por su mente cuando sintió un choque de hombros; gruño de forma casi animal y sacó sus garras y trató de atacar lo que sea que hubiera sido, no tenía piedad, era salvaje, y aun le quedaba esa sed de sangre. Miró a quien era y se sorprendió al ver que era una chica, ella no se inmuto ni un segundo ante su ataque y se le quedó mirando en una posición de ataque intimidante.
Re: El Nacimiento de Wolverine [Betsy/Psylocke]
Elizabeth adquirió la postura de combate que tanto había ensayado con su hermano Brian, pero antes de atacar, miró fijamente al hombre, adentrándose en su mente, intentado frenar la furia que rebosaba. Era fuerte, muy fuerte, tanto que la asustaba. – Tranquilo. – Intentó comunicarse con él proyectando sus pensamientos en la cabeza del hombre. – Soy de los tuyos, no estoy aquí para luchar. Voy a ayudarte. – Terminó de decir sin parar de controlar su mente, cada vez requería más fuerza, la resistencia de aquella persona era formidable, pero no podía hacer demasiado contra una telépata entrenada. ¿Qué podía hacer para tranquilizar a aquel hombre? Las imágenes de puro dolor seguían apareciendo de cuanto en cuanto, y eso le hacía bajar la guardia un poco y que aquella persona pudiera moverse un poco. No podía permitirlo.
Re: El Nacimiento de Wolverine [Betsy/Psylocke]
Suspiró y prendió un cigarrillo y miró hacia otro lado, empezó a llover y negó con la cabeza, siempre le había gustado la lluvia porque las calles se oscurecían y se podía esconder más fácilmente. Llegó a Nueva York sin dinero, sin saber quién era de verdad o si tenía amigos, o porque rayos tenía garras retractiles que salían del dorso de su mano pero estaba a punto de averiguarlo. El cigarro dejaba escapar humo y ceniza por todo el lugar; la materia empezaba a flotar y después pegaba en el suelo, el humo seguía el curso del aire hasta dispersarse casi por completo y más le seguía. Su motocicleta estaba cerca, llevaría a la chica fuera de ahí, no era un barrio bueno y muchos crímenes se cometían, y no quería que su última esperanza se esfumara por querer hablar en ese estúpido y mugriento lugar –Sígueme- musitó caminando unos cuantos metros hasta su motocicleta chopper baja; era de color negro y bastante cuidada, la consiguió de un borracho en una pelea de reja, siempre ganada ya que sus golpes eran como golpear una pared de metal sólido.
- Soy Wolverine- dijo cuándo abrazaba la moto con su pierna subiéndose a esta y arrancando su poderos motor. La única razón por la que sabía su alias era por las plaquillas militares que rodeaban su cuello, marcadas con ese nombre. Su chaqueta de cuero era de un tono café, bastante maltratada pero no le interesaba mucho como luciera, solo quería irse de ese lugar inmenso y regresar a sus bosques en Alberta, o en otro lugar de Canadá. El pelinegro y miró a la chica –Lo siento- dijo mientras esperaba que se subiera la hermosa joven, le agradecía la ayuda, pero no sentía nada más que agradecimiento, no tenía sentimientos y eso se convertiría en un problema real a la larga.
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