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A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
The Era of Miracles :: On-rol :: Nueva York :: Brooklyn
A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
Prendió un cigarrillo mientras manejaba entre la ciudad, las personas molestas gritaban y había mucho ruido en el lugar, pero las personas en la acera parecían no percatarse de nada. Al cabo de unos minutos de manejar en la atormentada ciudad salió del auto y le dio las llaves al ayudante para que lo estacionara, caminó subiendo las escaleras mientras prendía su segundo cigarrillo de la noche. Había muchos humanos tan insignificantes que casi le hacía reír, el parecía normal pero sus poderes superan la imaginación de todos los seres. Podía crear lo que quisiera y modificar la energía a su propia mano y dominarla con tanta facilidad. El lugar era blanquecino; su níveas paredes eran elegantes y la gente que estaba ahí, iba vestida de forma elegante y todos tenían delirios de grandeza; habían gobernantes, mafiosos, personajes que se creían muertos, ahí estaba el nido de corrupción.
Kennedy no había asistido a esa fiesta mórbida y mugrienta solo por diversión, la hermandad le había mandado matar a alguien y en los primeros segundos lo divisó con su mirada, venía acompañado con una chica obviamente menor de edad y claramente eran amantes por la forma lasciva en que ella le miraba, y el solo bebía champagne sin prestarle atención; otro crimen por el cual pagar. El pidió una pequeña copa de vodka y empezó a beber de forma lenta, sin prestarle atención a nadie más que a la persona que debía asesinar sin dejar rastro. El hombre influyente se levantó para ir al baño y el castaño le siguió de forma discreta, la copa aun en su mano hasta que la bebió y dejó el vaso en la bandeja de un mesero. Se acercó a la puerta con acabados de porcelana y miró que ahí estaba así que sin pensarlo dos veces entró, lo miró y solo sonrió –buenas noches- comentó mientras hacía un ademan de ir a lavarse las manos, él no le contestó –es un grave error no saludar a tu superior, al menos antes eso lo consideraban falta de respeto- dijo mientras movía su mano y el hombre salió volando estrellándose contra la pared – y ahora morirás- lo miró a los ojos y el cuerpo solo se esfumo dejando una mancha rojiza en el suelo, la sangre se esparcía pero no habría pruebas en su contra. El chico volvió a la barra de forma discreta y siguió bebiendo.
Miró a una chica que estaba a su lado y suspiró – buenas noches- comentó el castaño prendiendo otro cigarrillo. Era pelirroja pero no la conocía, pero igualmente no quería irse de ahí sin un poco de diversión; conocía esas fiestas, esconderían las evidencias y el asesinato esa noche no importaría, esperaban unas cuantas horas en decir que alguien desapareció y culpaban a alguno de los trabajadores, eso no importaba ya. Siguió fumando mientras miraba su coba casi vacía - ¿regularmente estas así de aburridas estas malditas fiestas?- sonrió mientras inhalaba el tabaco y lo soltaba cuando ya sentía la nicotina en su pulmón.
Re: A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
¿Por qué mierda Fury me envía a este nido de porquería?, los dientes mordisquearon con fuerza su labio inferior, hasta que la sangre le inundó el paladar y el sabor a hierro no se le quitó ni con la bebida que le pidió al barman. El aroma a sexo, a sudor y drogas ilícitas rondaba en el ambiente y ella se ahogaba en los humos de cigarillo tratando de escapar de aquel detestable hedor. Sabía que su misión era interceptar a un miembro de la hermandad antes de que asesinara al secretario del canciller, información que había revelado uno de sus contactos, sin embargo, al dedicarle una mirada a quien debía proteger, su ceño se arrugó y la idea de pegarle un tiro entre ceja y ceja le parecía mil veces más llamativa que esperar a que apareciera el susodicho. El tipo era todo un cerdo, se merecía una muerte lenta y doloroso, una que Illyana disfrutaría si su trabajo no fuese protegerlo. ─Ya que estamos, regálame un martini doble, guapetón. ─Le soltó al barman, un rubio de mirada caoba que le recorrió el pelo y se fijó en su parche. ─Mi ex-novio me dio tres puñaladas en el ojo. ─Se río al inventarse esa excusa barata, totamente falsa, sobre la razón por la cual tenía ese accesorio. Al tipo no le hizo gracia su sentido del humor, dándole la bebida con un sonido sordo y una mala mirada. ─Pero que gruñón están, linduras.
Bebió de un solo trago, carraspeando un poco al sentir el acostumbrado escozor y desviando la mirada cada tanto hacia donde se suponía que estaba el secretario del canciller. La pelirroja fijó su visual en el sujeto, observando tanto al hombre que lo siguió como a su objetivo, esbozando una sonrisa ladeada al percatarse de que los minutos de vida del funcionario llegaban a su fin esa noche y ella no haría nada para impedirlo. Ésa vez no. No le agradaba el sujeto, fin de la cuestión. Esperó, quien sabe cuánto tiempo, mirándose las uñas y tatareando las canciones que se sabía, lo cuales eran una de quince, algo bastante pobre para una adulta que se suponía que debía moverse en ese ambiente. Sin embargo, su pizca de diversión llegó cuando instantes después, alguien le habló. Illyana lo miró, girando el rostro, focalizando su único ojo visible en el joven apostado al lado suyo y lo reconoció con una mueca de entero placer. ─Regularmente lo son, pero ésta me parece divertida. ─Comentó socarrona, echándose hacia atrás, moviendo su cuerpo para quedar de vista a la pista, cruzó sus brazos por debajo de su pecho, su mirada implacable adherida a las anatomías danzantes. ─Pero dime, ¿qué tal te parece ha aparecido? ─Hizo una breve pausa, arremolinando sus dedos en las raíces de su cabello para echarlo hacia atrás. ─ ¿Te divertiste deshaciéndote del secretario del canciller? Porque a mí me habría encantado tener tu trabajo, amigo.
Giró el rostro hacia él, dedicándole una sonrisa de medio lado que destiló un aire tétrico y luego miró sus uñas como si fuesen la cosa más interesante en la vida. Mordisqueó su labio inferior, de un ágil movimiento, una de sus manos había desenfundado su arma, su cuerpo se movió sigiloso, cerca del muchacho, su boca a pocos centímetros del oído ajeno, como si le estuviese compartiendo un secreto dulce y pecaminoso. La boca fría y dura de la pistola estaba pegada al flanco del hombre. ──Estoy segura de que nadie quiere causar un alboroto aquí está noche, no más de lo necesario, así que sugiero que no hagas nada y me acompañes dócilmente al salón del terror.
Re: A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
“Salón del Terror” que nombre tan inútil para un lugar aún más estúpido. El chico caminó siguiéndola a donde le dijera que fuera; aún tenía el arma apuntándole a la cabeza y suspiró. De solo pensarlo la pistola se convirtió en polvo cayendo al suelo, se movió con más libertad y le sonrió de forma encantadora a la chica pelirroja –si quieres seguir viva esta noche, me llevaras a donde quieras llevarme, pero si intentas hacer más alboroto del necesario te asesinaré sin pensarlo ¿vale? Espero que pienses las malditas cosas dos veces antes de que me cabrees- la chica era extraña sin duda, tenía un parche en el ojo y el que quedó era frío, en su vida había visto un agente de SHIELD pero esperaba que fuera la única en ese lugar, conocía historias sobre ellos pero jamás pensó que alguien iría en su contra, al fin y al cabo, nunca había matado a nadie con un público. Hasta esa noche.
-No entiendo tus razones para hacer esto, si quieres exterminar a todos los mutantes deberías cargar al menos una pistola más grande, y además no creo que puedas matar a un porcentaje de nosotros, algunos tenemos poderes que superan tu imaginación, nos somos mortales, somos dioses. Yo debería ser el que te mate, me apuntaste con un arma y fuiste testigo de mi asesinato- se acercó a la chica y la tomó de la muñeca con fuerza. El chico la miró directamente a los ojos –al ojo en este caso- y de forma casi molesta y violenta musitó – dime ahora antes de que me dé la gana de matarte ¿Qué quieres de mí? ¿Quién te manda? Si no me contestas ahora juro que no vivirás para ver de nuevo el sol, y ni siquiera para decirle a tu jefecito que no pudiste proteger a mi víctima- la soltó con un empujón mientras prendía otro cigarrillo para calmarse; se acomodó el cabello mientras miraba a su alrededor, quería irse de ahí, esfumarse, pero la chica le traía curiosidad. Caminó callado después de haberla amenazado, no sabía a donde iba pero por eso mismo se encontraba siguiendo a la muchacha zafada.
Re: A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
Apática a todo, el rostro femenino no contuvo la expresión de odio puro. Sus facciones se desconfiguraron de la común apacibilidad que ostentaba, convirtiéndose en una máscara de completa y gélida ira que se manifestaba claramente en la manera que la mano que antiguamente sostenía el arma, ahora se crispaba, hundiendo las uñas en las palmas de las manos hasta que marcas rojizas aparecieron en la nívea tez de la extremidad. Illyana sonrió de labios apretados, un rictus casi inelegible, y la impétrea mirada de su único ojo se fijó con dureza en la figura masculina. Era tan solo un chiquillo, detalló en la expresión de su cara, un niño con delirios de grandeza. ─ ¿Qué dices? ¿Acaso crees que ese patético exterminar a todos los mutantes tiene algo que ver conmigo? No te atrevas a encasillarme en esos estúpidos ideales del resto de la humanidad y mucho menos, ─El ruido de la fiesta acompañaba sus palabras como una melodía lejana, oculta entre las sombras, solo era iluminada por un tenue rayo de luz estroboscópica que de vez en cuando pasaba sobre ellos, casi tan distante como el sol de los polos. Ella se movió, un sutil movimiento y sacudió su mano, como si quisiera borrar de su piel la marca que los dedos ajenos habían dejado en ella. El marmóreo cutis tenía manchas carmesí en él. ─Te atrevas a amenazarme. ─Sentenció, su voz convirtiéndose en el gélido sonido del viento, tan calmo y apacible que denotaba en ninguna entonación la rabia que comenzaba a bullir dentro.
─Eres tan iluso. ¿Dioses? Admito que son la evolución, el siguiente paso de la raza humana, pero te sobrevaloras. Son simplemente una malformación de ADN, la diferencia entre tú y yo radica únicamente en un componente extra o menos de los nucleótidos. Y eso, mi querido, afirma que eres igual de mortal que tú o que cualquier otro organismo vivo dentro de este lugar. ¿Morir? Es la base de la vida, no lo puedes evitar, es el momento predestinado de todo ser y es lo único que tenemos asegurado. ─Hizo una pausa, tronándose los dedos con zaña mientras seguía los movimientos del muchacho. El chico tenía una actitud desenfada, como si todo lo tuviese bajo control. Ella pensó que no podía haber alguien más estúpido que él, basándose en hechos premeditados y falsas hipótesis de supremacía para declararse vencedor de algo que ni siquiera había comenzado. Aún. ─Y perdona que no me de el lujo de responder a tus preguntas, no eres nadie más que un simple peón dentro de esta guerra silenciosa. ¿Proteger a tu víctima? Dime, ¿en serio crees que me importa un secretario corrupto del gobierno estadounidense? A mí no me importan los perros del estado, mi trabajo, es capturarte y demostrarte que el infierno puede ser tan real y palpable que en mis manos suplicarás por un poco de descanso. Tú, a diferencia de los demás de tu especie, eres una basura que se cree Dios. ─Se mofó.
La fémina bajó las manos, aún con la sonrisa pegada en el rostro, hizo un simple movimiento. Levantó la pierna, moviéndose ágilmente y con un simple giro de su cuerpo sobre el propio eje, intentó propinarle un golpe con la punta del tacón al hombre, sacando un arma pequeña, de una aleación diferente a la antigua y a quién le sería más difícil desintegrarla. Illyana no era estúpida y estaba segura que para desintegrar algo tenías que tener el conocimiento de cómo estaba compuesta, la composición era la clave de la desintegración en cualquier teoría física-química. Los ingredientes o elementos que se fusionaban para genera una masa corporal era los principales en separarse, destruirse o descomponerse para generar el vacío espacio-temporal de un proceso como eso. Entonces, si él no podía conocer de qué estaba hecha un arma, no podría desintegrarla. Ése fue su pensamiento y esperó no estar errada al apuntar con su segunda pistola.
Última edición por Illyana M. Brand el Vie Jul 25, 2014 4:39 am, editado 1 vez
Re: A little party never killed nobody [Illyana M. Brand]
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