La noche había caído y con ello se esperaba que la mayoría de los estudiantes de la Academia de Xavier se quedara en aquel lugar, pero vamos que era Sábado por la noche y había una fiesta, una fiesta de la cual Charlie se había enterado por rumores de varios estudiantes de allí, en realidad ir a un fiesta no le apetecía así que lo había ignorado por completo hasta que topo con cierto azulino. Si Kurt, habían pasado algunos días desde aquel “incidente”, si aquel día en que un sentimiento raro se apodero de ella –y de su estomago- por lo que había decidido pasar del chico todo el tiempo que le estuvo ignorando llego a la simple conclusión vale que si sentía algo por él, pero aquello era algo nuevo para ella, sobre todo porque nunca lo había notado en todo el tiempo que había estado con el muchacho.

Ese mismo día decidió hablarle, dejar las aquello que sentía, se acerco con la tonta excusa de aquella fiesta de disfraces, invito al chico pues en ese lugar sabía que podía pasar desapercibido por su apariencia. Cuando llego al lugar en realidad tenía pocas esperanzas que Kurt se fuera a presentar, ella iba disfrazada de gato, algo tan convencional pero es que su cabeza no pensó para otro disfraz mejor, mientras la música sonaba comenzó a comer alguna que otra cosa de la mesa de comida.

La música se escuchaba por todo el lugar, mucha gente bailaba, conversaba o simplemente se dedicaba a hacer algún tipo de desastre menos Charlie, la chica se encontraba en la mesa de aperitivos comiendo todo lo que se le cruzase, lo cual era chistoso pues mucha gente que conociera a la muchacha esperaría verla bailar o conversando con alguien pero no la chica se había decidido por saciar a su estomago. Se encontraba debatiendo mentalmente que sería mejor comer si un de esos mini sándwiches o un puñado de frituras, antes de estirar su brazo hacia la comida Kurt se apareció.

No pudo evitar sonreír, el chico se había dignado a ir a pesar de haberle ignorado varios días, aunque esa sonrisa se le borro rápidamente pues ¿Ahora que? ¿Qué debía de hacer? ¡Mierda! ¿Por qué no pensó en eso?, le miro y pudo notar como abría los ojos. -¿Qué pasa algo me veo mal?- Pregunto, frunciendo el ceño. –Sabía que el disfraz no era bueno pero es que no tenía otra mejor idea- Se excuso esbozando una mueca de vergüenza. Antes de que Kurt pudiera decir algo la música comenzó a sonar por lo que Charlie no pudo evitar gritar. -¿¡Que dices!? ¿Qué no puedes verme? ¡Pero si yo si te veo! ¿Te quedaste ciego?- Dijo gritando. Cuando el chico se acerco para que pudiera escucharle esta no pudo evitar sonrojarse pero gracias a la poca luz que había en ese lugar aquel rubor no se notaba. Alzo los hombros ante su pregunta acercándose de nuevo. –No tengo ni idea pero ¿Qué mas da no?- Dijo sonriendo de lado, le tomo de la mano y se acercaron hacía la barra.

-Dos cervezas por favor- Dijo, le dio una al muchacho alzando las cejas. –Anda que hoy será las mejor noche de nuestra vida- El sarcasmo se notaba en sus palabras, dio un trago a su botella cuando volteo vio un grupo de chicos que le miraban les ignoro volteándose hacía el azulino comenzando una platica con él luego de un rato llego un chico de aquel grupo. -¡Hola linda! ¿Vienes sola?- Pregunto alzando una ceja. –No- Dijo secamente volteándose pero aquel muchacho no tenía intenciones de dejarla tranquila. –No te creo, linda sabes chicas como tú no deberían de andar solas- Le miro alzando ambas cejas. –En realidad…- Tomo a Kurt de la mano juntándolo hacía ella. –Vengo con mi novio, te dije que no venia sola- El chico le dedico una mirada de incredulidad hacía la muchacha y solamente se rio dando un trago de su bebida. Volvió a ver a Charlie. -¿En serio eres novia de esa cosa?- Aquel comentario hizo sacar la ira de la chica, tenía ganas de golpearle ahí mismo pero sabía que se debía controlar. –¿En serio eres un ser pensante? Digo porque parece que no tienes cerebro- Le ataco. –Y para que no pierdas tu tiempo no me fijo en chicos como tú, puedo asegurarte que mi novio tiene mucho más cerebro que tú- Se acerco a besar la mejilla de Kurt. –Vámonos cariño- Pero antes de irse hizo levitar la bebida de aquel chico haciendo que cayeran encima de él como si hubiera sido un accidente. Menudo idiota.

A punto estuvo de decirle que no, que se veía genial y que ese maquillaje junto con ese peinado y esas ropas la hacían parecer totalmente diferente. Por suerte, no se lo dijo, porque teniendo en cuenta lo tímido que era y que cuando decía cumplidos siempre se ponía nervioso, posiblemente lo hubiera dicho mal y dado una impresión equivocada. Como por ejemplo, que se pensase que de normal estaba fea. A saber cómo se las ingeniería Kurt para explicarse con todo el ruido allí dentro. Por suerte un apabullante ruido (música, para los amigos) empezó a sonar y evitó que Kurt dijese alguna patujada. Aun recordaba cuando intentó decirle a Kitty lo guapa que estaba con un vestido y ella terminó sintiéndose ofendida por el supuesto cumplido que le había echado Kurt. Rio divertido ante los gritos de Charlie. La vio gritar, pero no escuchó nada, por lo que se acercó a ella. Su respuesta no se la esperaba, pero tampoco se sorprendió. La verdad es que sabiendo cómo era la chica, realmente… ¿qué más daba? Eso sí, era extraño colarse en una fiesta. A Kurt le daba igual, podía irse cuando quisiera. El chico sacó la mano del bolsillo para dársela a Charlie y se la miró. Se había puesto guantes blancos, pero seguía dando el cante. O por lo menos para él, pues se preocupaba demasiado.

La chica pidió dos cervezas, tendiéndole una a Kurt. La verdad es que el joven azulino no solía beber nunca. Le daba miedo emborracharse, que le diera por usar su poder y acabar dentro de un árbol. Pero bueno, eso no dañaba a nadie. La miró con una ceja alzada y la aceptó, bebiendo del botellín. Tenía un sabor amargo, no terminaba de convencerle ese sabor. Espera, ¿sabe a pis? Arrugó el ceño y se percató de que alguien se dirigía a Charlie.

No le gustó lo más mínimo el tono de altanería y altivez del chico. Se notaba que tenía algunas copas de más, pero aun así no le vendría mal caer desde unos diez metros. Kurt nunca había sido de peleas, ni físicas ni verbales y es que de siempre había sido alguien que aceptaba lo que había y no se molestaba en enfrentarse a alguien que lo que quiere ya lo tiene. Por suerte para el azul, Charlie, para variar, llevaba los pantalones y no tardó en defenderse por sí sola y meter a Kurt en el saco. ¿Su novio, en serio? El tío altanero no estaba muy desacertado. ¿Novio de esa cosa? Podría haber dicho hermano, así no se sentiría en un aprieto luego cuando Kurt le preguntase; pues era un hecho que le había sorprendido e iba a hacerlo. Charlie le dio un beso en la mejilla y luego arrastró con él en dirección contraria. La cara de Kurt era un poema. El chico siguió a la chica hasta destino desconocido, pero teniendo en cuenta que no conocía la casa, tiró de ella para pararla al lado de la puerta que daba hacia un patio posterior, dónde había un pequeño jardín con el típico columpio. Había gente por la zona, pero la música no llegaba tan exageradamente. Le soltó la mano para metérsela en el bolsillo. Tenía suficiente con tener una fuera.

— No entiendo qué veis en esta sustancia amarga y gaseosa. ¿No es mejor una fanta? —preguntó con un gesto de lo más inocente e infantil. Seamos sinceros, posiblemente esa fiesta fuera la segunda o tercera a la que iba Kurt en toda su vida— Tampoco entiendo cómo soportáis a tíos como aquel. Si encima era feo. ¿Era feo, no? Bueno, yo no soy quién para decidir la belleza objetiva de una persona. Soy azul. Pero yo que sé, parecía el típico flipado con un chute de testosterona de más y una neurona de menos. —sonrió el chico, negando con la cabeza a la vez que bebía inconscientemente de la cerveza. Frunció el ceño y puso un mohín asqueado—. ¿No hay algo más rico?

Hizo un movimiento con la cabeza para que Charlie le acompañase en su paseo hacia la barra. Él no tenía ni idea de qué pedir, pues todo allí parecía tener alcohol. Se acercó a Charlie.

— Pídeme algo con sabor que no me haga regañarme —le pidió, demostrando su ignorancia en el tema de bebidas alcohólicas. Aprovechó el momento para posicionarse a su lado y acercarse a su oreja para poder hablar sin que la música ocultase sus palabras—. ¿Tu novio? ¿Me ignoras durante casi una semana y ahora soy tu novio? Es la primera vez que me defiendes diciendo esa excusa. Aunque creo que ante mutantes no servirá… —dijo divertido sin darle demasiada importancia.

Allí colaba porque iba de pitufo y su “falsa” apariencia parecía normal. Pero era evidente que si un mutante sabía que Kurt era como era, ni de lejos se plantearía la opción de pensar que alguien como Charlie pudiera estar con él. O eso pensaba Kurt.

Después de aquel pequeño espectáculo con aquel intento de chico, Charlie no podía creer como es que existían personas tan huecas como aquel, era el tipo de personas que ella evitaba a toda costa, personas fáciles de persuadir, sin una gota de inteligencia en su cerebro era como lidiar con un bulto enorme de testosterona, iban a hacia la pista cuando Kurt tiro de ella llevándola al patio de aquella casa con un columpio, Kurt no había dicho un una sola palabra durante aquel encuentro con ese chico e incluso después.

Cuando exclamo aquello sobre la bebida no pudo evitar soltar una risa, muchas veces olvidaba de Kurt no estaba acostumbrado a ciertas cosas humanas, aunque sinceramente a ella tampoco le gustaba mucho aquel sabor rancio de la cerveza pero podía tolerarlo. –No lo sé es lo que todos acostumbran a tomar, pensé que sería buena idea pedir algunas- Dijo alzando sus hombros, volteo la botella que sostenía y vacío todo el liquido al piso para luego botar la botella. –Kurt ese chico es la clase de personas que me hace preguntarme el porque existen aquí- Una pequeña risa acompaño la voz de la chica. –Tal vez seas azul pero eso no quita no seas guapo, bueno a mi me lo pareces- Luego de haber dicho eso, callo, debía recordar con quien hablaba, se maldijo internamente. –Quiero decir, vamos que podría encontrarte más atractivo que ese chico.. hipotéticamente hablando, claro-Apretó sus labios esperando haber arreglado aquel incidente con su lengua traicionera. –Anda vamos- Dijo tomando al chico hacía la barra antes de pudiera decir algo respecto a lo que había dicho.

Una vez en la barra se quedo pensativa. –Ponche- Pidió, sabía que el ponche tendría un poco de vodka, pero el sabor dulce del ponche lo compensaba, cuando el vaso cayo a manos del azulino Charlie le miro. –Pero tranquilo con aquello porque es algo pesado- Dijo advirtiendo antes de que tomara de la bebida. Cuando Kurt se acerco nuevamente a su oído. –Bueno, si decía que eras un amigo seguramente no iba a dejarme en paz, el rango de novio impone más respeto- Se excuso, e iba a inventarle otra excusa respecto a los días que había dejado de hablarle cuando escucho aquella tontería “Aunque creo que ante mutantes no servirá…” le miro con el ceño fruncido. -¿Por qué crees eso? ¿Acaso crees que chicas como yo no pueden fijarse en chicos como tu?, Kurt odio en serio que digas eso por que es obvio que no te das cuenta de lo que eres… suenas como un perdedor ¡Y no lo eres! Y sabes que…- Aquello fue un impulso, impulso que invadió el cuerpo de Charlotte Allen Rivers, se acerco y le deposito un pequeño beso en los labios. –Ahora puedes decir que una chica como yo, te ha besado ¿Ves? Si se pueden fijar en ti chicas como yo- Dijo sarcásticamente, pero la mente de Charlie tardo un poco en procesar lo que había hecho y cuando se dio cuenta, abrió sus ojos un poco y apretó sus labios. “Dios, mátame ahora si puedes”, pensó.

Kurt miró a Charlie con diversión en los ojos cuando ésta admitió que en realidad a ella tampoco le hacía mucho tilín la cerveza. La tiró justo después del chico y Charlie le dejó claro que ese tipo de chicos eran de los que no le gustaban. Bajo la perspectiva de Kurt, no lo veía feo, simplemente un poco pedante. Bueno, mucho. El chico alzó las cejas cuando Charlie intentó hacerle sentir mejor. Le hacía gracia que la gente le dijera: “Sí eres azul, pero…” Como si ser azul fuese una desgracia. De hecho, le hacía tanta gracia que reía. En realidad no hacía falta que nadie le levantase los ánimos… Kurt podría decir misa de su aspecto y parecer que le importaba, pero en realidad no. Llevaba diecisiete años siendo así, se había acostumbrado y aceptado. Y por qué no, incluso gustado. Era azul. ¡No todos los días hay gente azul por ahí! Inevitablemente Kurt ensanchó todavía más la sonrisa al ver cómo la chica había intentado salirse del paso ante sus palabras.

— Hipotéticamente hablando… —repitió curvando la comisura de sus labios hacia abajo. Mira que había palabras raras, pero no se esperaba escuchar una como esa en una fiesta. Era consciente que Charlie estaba intentando hacerle sentir mejor, por lo que le ayudó—. En realidad es porque soy más inteligente y eso me hace más atractivo —bromeó aparentando altivez— No es difícil superar a alguien que posee más testosterona que neuronas —y aprovechó el camino hacia la barra para pasarle la mano por detrás de los hombros y acercarla a ella en un amistoso abrazo.

Agradecía que Charlie se preocupase tanto por él, pero Kurt ya había aceptado su propia burbujita de realidad, la cual se había creado para no ser alguien que no era y no pretender siquiera serlo. Adoraba ser cómo era, sólo que como cualquier cabeza pensante, era realista con el mundo. Y eso le llevaba ser bastante solitario, introvertido e inseguro consigo mismo. Pero era inevitable, al fin y al cabo. Lo importante era que el azulino era feliz así.

La chica pidió ponche. Sonaba mucho mejor, la verdad. Kurt no lo había probado tampoco, pero lo había visto en películas y la gente no ponía mala cara al beberlo. Lo cual ya era un punto a favor. Probó de aquella sustancia y… no estaba mal. De hecho repitió, antes de sonreír ante el comentario de Charlie. Lo que no se esperaba es que la chica saltase con un comentario de lo más común. Era un hecho. Una verdad y, al fin y al cabo, Kurt sólo lo había dicho de pasada, sin darle realmente ningún tipo de importancia. El mutante abrió los ojos de par en par al escuchar las palabras de Charlie. La mente de Kurt era más complicada que todo eso y es que no podía esperar nada cuando nunca ha tenido nada; no podía esperar ser normal y es que ha vivido en un mundo en dónde el rechazo es su punto de partida. Que no ha sido algo malo, pero le ha enseñado. Fue a contarle lo que él pensaba, su punto de vista. Él no era un perdedor, pero no podía pretender ser alguien diferente. No obstante, la chica fue más rápida y poniéndose rápidamente de puntillas llegó a robarle un beso a Kurt. Si no contábamos aquel beso que una vez su hermanastra del circo le dio para ver si se quedaba con los labios pintados de azul, aquel había sido el primero que una chica le daba al azulino. De ahí que se avergonzara ante sus siguientes palabras e incluso se pusiera algo nervioso. Bebió de su vaso para no parecer muy estúpido. ¿Cuándo un chico azul se sonroja… se pone lila? No lo sabía, la verdad, nunca se había visto sonrojado a sí mismo.

— Charlie, no hacía falta —dijo al final con una agradable y tímida sonrisa, humedeciéndose los labios. Le había encantado, pero no hacía falta un beso para corroborar una simple hipótesis de la chica. O eso pensó Kurt; la chica ya tenía suficiente con sacarle las castañas del fuego como para encima hacerle trabajar de más—. Y no hace falta que me des ánimo por algo que no me desagrada. Ya les agrado a todas las personas que realmente me importan —añadió en el oído de la chica. Y era cierto; no necesitaba a más de los que tenía.

Dejó el vaso en aquella mesa y sacó ambas manos para sujetar las de ellas. Kurt no sabía bailar, pero esperaba que Charlie tampoco, para no hacer mucho el ridículo. Aunque iba de pitufo, era imposible no hacer más el ridículo. Movió la cabeza hacia el centro del salón, dónde todos estaban bailando.

¿Cuántas veces iba seguir cagandola con Kurt? Era lo único que se preguntaba en ese preciso momento, porque en que en serio a veces tenía ganas de cerrar aquella bocota que tenía pero desgraciadamente no podía, no podía permanecer con la boca cerrada mucho tiempo.

“#Recordatorio a mi misma:
No hablar de más. Nunca y si tengo ganas de hablar de mas me morderé la lengua.
Pensar antes de hablar, sobre todo pensar.
Trabajar más en ello, desde ahora.”

Sonrió ante su comentario, diablos que el muchacho no tenía idea de cuan atractivo era ó al menos para la castaña si lo era, nuevamente aquel contacto con Kurt la hacía sentirse indefensa, le gustaba, le gustaba esos acercamientos con él. Cuando le termino de advertir aquello del ponche, fue cuando nuevamente actuó sin pensar, no podía dejar de maldecirse internamente. Agradeció el hecho que Kurt no diera muchas vueltas al asunto de aquel beso y decidiera sacarla a bailar, llegaron a la pista y la chica comenzó a mover sus caderas al ritmo de la música miro a Kurt hacer el intento de bailar y rio. –Así no tonto, así- Grito mientras ella “le presumía” sus pasos lo cuales eran algo troncos, Charlie tenía menos gracia que un perro bailando y era igual de tronca que un árbol.

Seguía bailando animadamente, cuando alguien le empujo por lo que al caer se sostuvo del azulino y justo en ese momento que estuvo cerca de él le miro sin decir ni una sola palabra era uno de esos momento donde el silencio abundo, le miro sintiendo como el calor recorrían sus mejillas y de igual modo no hizo ni el mas mínimo esfuerzo por separarse de el… Su corazón latía rápidamente, aquel momento podía romperse fácilmente como podía cambiar a otra cosa, pero eso solo era decisión del azulino.

La habilidad de Kurt para bailar brillaba por su ausencia. El día que nació no se olvidaron de darle la capacidad de poseer colita, o de ser azul… eso sí, se olvidaron por completo de la de bailar. Y la de hablar con chicas. Esa tampoco la tenía. Aunque nunca lo había intentado porque también se pasaron dándole la capacidad suprema de timidez universal. Por eso mismo Kurt se encontraba en medio de la pista bailando sólo moviendo los pies, es decir, para coger el ritmo. Se había motivado para sacarla a bailar, pero la verdad es que debió haber pensado que a él no se le da realmente bien. Las palabras de Charlie fueron de lo más cariñosamente divertidas. Sí, definitivamente aquella no era manera para mantener un baile, pero él lo más cercano que tenía de bailar era hacer acrobacias. Observó a Charlie bailar, antes de que alguien le empujara y ésta chocase contra él.

Habría sido un momento incómodo de ser otra persona la que estuviera a tan poco espacio del chico, sin embargo con Charlie, fue todavía más incómodo. Con cualquier otra persona le empujaría tranquilamente hacia atrás y se iría antes de que pudiera percatarse de que en realidad no está pintado de azul. Pero no iba a hacer eso con Charlie. La mirada de la chica fue intensa y confusa, más o menos como la de Kurt, aunque en la del mutante abundaba más confusión. Charlie siempre había llamado la atención de Kurt y no era para menos: era preciosa, simpática, luchadora y tenía un carácter de lo más fuerte y alocado. Era algo que no se veía muy a menudo. Por esa misma sobreatención que tenía por la chica, se sentía más incómodo. Como todo ser humano tenía sentimientos y en más de una ocasión afloraba con la gente que menos se esperaba. Kurt no era de esos chicos atrevidos ante situaciones así; al contrario, era tímido, reservado, cortado y sumamente inseguro, por lo que ni se le pasó por la mente la opción más lógica. Simplemente la miró y, tras carraspear, parpadeó par de veces y sujetó a Charlie mejor para ayudarla a recuperar el equilibrio y separarla de ella. Vamos, lo que cualquiera persona hubiera hecho, o por lo menos eso pensaba el azulino. Sonrió levemente y se rascó el rostro. Cualquiera que le viera se hubiera sorprendido por haberse rascado la mejilla y que no se le hubiera “corrido” el maquillaje. Fue entonces cuando Kurt se dio cuenta que el empujón que le habían metido a Charlie no fue precisamente sin querer, ya que habían dos chicos proclamándose los monos de aquella fiesta. Aun no entendía cómo el simple hecho de “empujarse” podía considerarse pelea, pero muchos ya se habían puesto a su alrededor para admirar la escena. Kurt odiaba las peleas, así que cogió la mano de Charlie para alejarse de allí. Se alejaron de la pista de baile en dónde más que música se escuchaba bullicio.

— Odio las peleas —y en ese momento casi todos los que estaban en la terraza se metieron corriendo al ser alertados por un mete fuego al grito de “¡Pelea!”. Miró a Charlie, pues se tuvieron que parar en el pasillo para dejarlos pasar— ¿Tú entiendes esa euforia por animar una pelea? ¿Acaso se darán cuenta de que cuando alguien pega a otro alguien, ese otro sufre? No, se ríen y animan. Qué retrasados... —giró los ojos, poniéndolos en blanco y, antes de seguir, aprovechó para coger el vaso que había dejado sobre la mesa.