Lauren Hawthorne ID

Invitado · por Invitado Vie Jul 04, 2014 12:16 pm

Lauren Hawthorne

Someone has to pay for the little things

Datos básicos

Nombre completo: Lauren Alexandra Hawthorne
Edad: 37 años.
Lugar de Nacimiento: Chicago, Estados Unidos. (Nacionalizada marroquí).
Bando: Academia.
Grupo: S.H.I.E.L.D
Rango: Agente.
Orientación Sexual: Bisexual.
Played by: Angelina Jolie.

Personalidad

Una auténtica llama. Impulsiva, extrovertida, bromista y amante de pasar un buen rato. Quizás algo irresponsable, o más bien, no suele seguir la teoría. ¿Trabajo que hacer? Lo hace como le venga, sea cual sea la misión. ¿Papeleo que rellenar? Por eso no pasa. La adrenalina es su única dueña, la emoción del momento, su meta. No es tonta, meterse en situaciones peligrosas por un poco de aventuras tampoco es su fuerte. Le gusta pisar sobre seguro, y buscar el lado entretenido a un problema complicado, pero no es demente. De carácter a veces arisco, va directa al grano. Impaciente, es el movimiento hecho persona.

Va armada a todas partes, sea con su Glock o una simple daga, no te asustes si te propina una buena patada a la primera palabra malsonante que le sueltes. Tiene la adicción a viajar desde antes de nacer, diríamos, puede maldecirte en mil idiomas y dejarte con la palabra en la boca sin más preámbulo. De todas maneras, y aunque parezca increíble, suele caer bien. Algo hermética en cuanto a cuestiones muy personales, como conocida, no podrías tener a mejor compañera de risas. Torpe emocionalmente, no te extrañe si sonsacar de ella un semblante serio te lleva varias sesiones. No le gusta dañar a sus cercanos, pero lo hace con bastante frecuencia, su manía de "actuar antes y pedir perdón después" la ha llevado a romper bastantes relaciones (tanto con hombres como con mujeres) y a distanciarse de sus amigos. Como le gusta decir, es un alma libre, y mucho tienes que tocarle el corazón para que cambie eso por ti.

Historia

Ese bebé de ojos enormes y mirada penetrante lanzó su primer lloro al mundo hace 37 años, en un buen hospital de Chicago, en Illinois. Su madre, ama de casa, y su padre, oficial de policía, le brindaron la mejor educación que pudieron ofrecerle. Era la niña de sus ojos, una preciosidad de infante que no hacía más que contentarlos. Hija única hasta que cumplió los 13, sus notas siempre fueron las mejores; sus sonrisas, las más radiantes. Pero todo cambió con la llegada de William. Otra preciosidad de recién nacido, los ojos ahora puestos en él. Se sintió celosa, como cualquier niño, pero prestó la misma atención a su hermano que sus padres. Tal llegada despertó en ella un instinto maternal del que aún no se ha librado. Jugaba con él, lo protegía... Pero había dejado de ser una niña. La soledad que trajo consigo Will la convirtió en una muchacha cada vez más independiente y autónoma. Ya no consultaba con sus progenitores sus decisiones, decayó en el instituto (pese a seguir siendo notable) y causó un par de problemillas.

Pronto aprendió que la América donde se cumplen los sueños, funcionaba sólo con los hombres. Las mujeres seguían teniendo un papel bastante secundario, y lo que era quedarse en casa para cocinar, no era su tema. Deseaba servir como su padre, de agente para la seguridad del ciudadano. El descubrimiento de su sexualidad con su primer amor (una chica de último curso) la llevó a plantearse un cambio de vida. La niña modosita del policía del barrio no iba a llegar más lejos que su madre: un ama de casa de porte impoluto y sonrisa hastiada. Se negó a tal final, y al graduarse, marchó con unos familiares a Marruecos. El año sabático que había pedido acabó convirtiéndose en una década. Se nacionalizó marroquí, aprendió a sobrevivir en un mundo machista a base de reivindicaciones y golpes. Se mudó, convivió con hombres, mujeres, y diversas personas de todas las etnias. Entró en la Interpol marroquí a la temprana edad de 22 años. Su impulsividad y buen ver la llevaron a escalones lo suficientemente altos como para hacerla Agente Especial. Visitó a sus padres y hermano un par de veces antes de emprender la que sería, la carrera de su vida.

Viajó de un país a otro, solucionando conflictos internacionales, y también creando algo de alboroto. Aprendió que los policías no siempre son los "buenos", y le gustó. De vuelta a Marruecos, ya con más de diez años de experiencia como agente, conoció a un hombre. Fuerte de carácter, como ella, empezaron una relación en seguida. Pero él no era quién decía ser. Una noche, fueron atacados en un bar de Rabat. Y su hombre se defendió como sabía: echando hielo por las manos. Hielo. Por. Las. Manos. Acabó muerto, y Lauren, en estado de shock. Fue llevada con los atacantes, que explicaron ser, agentes de S.H.I.E.L.D. El mutante no había hecho nada bueno, y estaba con ella por mero interés, "protección policial". No solían entrometerse en temas entre civiles y mutantes apasionados, pero ella era distinta. La interrogación que sufrió durante horas no fue más que una prueba, para testar su capacidad de aguante ante el descubrimiento de la existencia de otras razas. Y lo soportó, vaya que si lo hizo.

Hace menos de un año que voló de nuevo a Estados Unidos, su hogar, o así lo recordaba. Ya como agente confirmada con experiencia de cinco años, se encuentra en su salsa. Ha conocido a una nueva mujer, mutante y profesora de la tal Academia. Está guardando el secreto de su relación lo mejor que puede, ya que los altos mandos de la Agencia no estarían nada orgullosos de saber que esconde tal información.