Y aquí estaba yo, en el mismo lugar y a la misma hora de ayer. No puedo explicar lo que pasó en aquella ocasión, estoy segura al cien por ciento de haberlo visto y aún más segura de que era lo que creo que era, un mutante.

Todo ocurrió tan rápido que apenas me di cuenta, estaba allí, observándome desde lo más alto de un edificio. Cualquiera podría pasarlo desapercibido pero este no es mi caso. Dediqué unos segundos a contemplar su rostro y como yo, él había hecho lo propio. Hasta que esbozó una sonrisa de media luna aún con su mirada fija en mí, no había duda alguna. Sentí curiosidad, quería conocerlo y saber más de él así que abrí un disco a mi lado, primero asegurándome de que no hubiera gente a mi alrededor y entré por este para luego salir justo en la ubicación de mi objetivo y en donde se suponía, debía estar. Pero no era así, se había marchado ¿Pero cómo? Desilusionada era poco para describir lo que sentía en ese momento y por si fuera poco, volví a este lugar, justo a pocos minutos para la media noche, apenas había gente deambulando por el lugar, lo cual me parecía perfecto.

¿Qué se supone, era lo que buscaba? Tal vez me hacía falsas ilusiones intentando dar con el paradero de aquel sujeto, tal vez no. Lo cierto es que estoy aquí y si él piensa igual que yo, este es el mejor momento para aparecer. Gracias a mis discos me situé en el mismo lugar de ayer, una enorme torre que poseía un reloj de puntero que a juzgar por su apariencia, tenía más que un par de años. Me aferré a la pared mientras me abrigaba con mi chaqueta, observando hacia el horizonte algo desconcertada debido a la altura. ─Vamos, sé que estás cerca...─ Murmuré entre medias, sintiendo como el gélido frío característico de esta ciudad pasando por mi espalda, como si de un escalofríos se tratase.

Llegó un momento en el que la chica pensaba que aquel hombre misterioso que había visto ayer no aparecería, puesto que había pasado un tiempo considerable desde que llegó a ese lugar y no había rastro de él, sin embargo optó por quedarse un rato más, no se daría por vencida, no después de haber avanzado tanto. Y tan rápido como pensó que tal vez el chico no quería ser visto por nadie, ya que esa fue la sensación que le transmitió ayer cuando desapareció al intentar acercarse, la chica escuchó una voz justo detrás de ella, a su izquierda para ser exactos. Sonrió un poco y luego volteo su rostro para notar, que no había nadie. ¿Estaría volviéndose loca? No, es más que eso y Leah lo sabía perfectamente porque a ella le encantaba ese tipo de juegos. Aquel hombre era similar a Leah en lo que a poder se refería, podía teletransportarse a conveniencia. Lo cual le resultó curioso puesto que era la primera vez que veía un poder tan similar al de ella.  

Volvió a escuchar la misma voz y fue ahí cuando lo vio, estaba de espaldas, asi que lo único que pudo apreciar la chica fue su tono de piel, azul oscuro, era realmente interesante. ¿Era esa la razón por la cual sólo salía de noche? ─Sabía que te había visto ayer, pero pensé que no aparecerías, supongo que nuevamente estuve errada─ La chica saltó al vacío e inmediatamente apareció un disco justo debajo de ella, el cual atravesó para luego aparecer al lado de él, gracias a otro disco de paso que se abrió un poco más arriba de su localización, a la derecha. Leah cayó sentada junto a él, como si nada hubiera ocurrido, de modo que le dedicó una sonrisa mientras aprovechó para observarlo mejor. ─Ahora que lo pienso, no me he presentado. Mi nombre es Leah, un gusto en conocerte─ sentenció la joven, mirando hacia el horizonte con una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro.

Leah no pudo evitar soltar una pequeña carcajada al notar la colita del sujeto, era una caja llena de sorpresas, un mundo nuevo por explorar y para suerte de la chica, parecía ser un tipo amigable, al menos se sintió satisfecha de que por primera vez, alguien no la tratase como una basura. Leah no pudo evitar observar al chico y quedar impresionada por su fisionomía, su tono de piel era diferente al resto, azul oscuro, ahora entendía porque probablemente el chico sólo salía durante la noche, lo que a muchos les parecería algo anormal, Leah lo veía diferente y lo diferente era interesante.

─Kurt, alias Blueman, me gusta. ¿Puedo llamarte así?─ preguntó la chica, estrechando su mano junto a la de Kurt, apreciando de igual manera, sus dedos. ─Podría ser una casualidad, pero más que eso. Creo que el destino se encargó de que nos conociéramos, ¿Acaso nos estará diciendo algo?─ Leah miró nuevamente hacia la nada, preguntándose lo mismo por lo menos un par de veces más, sea como sea el conocer a un mutante con un poder tan similar al de Leah y que probablemente haya sufrido igual o aún peor que ella, la hacía creer que no estaba sola.

─¿Has tenido ese color de piel toda tu vida?─ Tal vez no debería haber preguntado eso, pero la chica sentía curiosidad y de paso, hacer algo de conversación que nunca está de más. ─No te avergüences de como eres físicamente, que eso no cambia la calidad de persona que hay dentro de tí─ eso era algo típico que diría Erik en estas circunstancias, ya que eso fue lo mismo que le dijo a Leah el día en que se conocieron y llevaba razón. ─Siempre cuando dudo de mí, Erik me recuerda una cosa y quiero que tú lo recuerdes también, Mutante y orgulloso─ soltó sin preámbulo alguno, sujetando la mano derecha de Kurt y apretándola un poco.

──Pues entonces Kurt, ni más ni menos── Puntualizó la joven, le parecía un nombre muy majo, justo la misma sensación de lo que le parece él a ella. Cualquiera lo juzgaría por su apariencia, tachándolo de monstruo por simplemente su forma física, Pero la verdad es que Kurt estaba lejos de ser un monstruo o eso fue lo que le transmitió a Leah en esos pocos minutos en los que llevaban charlando. ──No me mal interpretes, pero no soy fiel seguidora de salvar vidas o algo por el estilo, no me considero una heroína. La segunda opción me parece más divertida── Finalizó la chica, dando a entender que nada le daría más gusto que causar un poco de caos. Leah miró fascinada a Kurt cuando éste respondió con un sí ante su pregunta, lo cierto es que no sentía ni un poco de miedo cuando estaba al lado de él, no había nada a lo que temer. ──Quizás lo conozcas como Magneto, pero yo prefiero llamarle Erik── Leah se vio en la necesidad de llamarlo de esa manera, puesto que Kurt tal vez no lo reconocería como Erik si no como Magneto. ──Y sí, formo parte de su grupo. La hermandad de Mutantes── Leah miró fijamente hacia los ojos de Kurt, esperando algún tipo de respuesta sobre esta aclaración.

La chica no tenía ni idea del porque había dicho eso, pero simplemente lo dijo y no había vuelta atrás, Kurt le daba esa sensación de confianza pero tal vez él no compartiera sus ideales. Sin embargo ¿qué era lo peor que podía pasar, que se alejara de ella? Ha estado sola la mayor parte de su vida y eso no la afectaría. ──Tal vez tengas razón Kurt, pero he pasado por muchas cosas── dijo esto mientras miraba hacia el horizonte, recordando pequeños fragmentos de su pasado, el cual prefería dejar en el olvido. Desvió su mirada hacia Kurt apenas este soltó todo aquello de golpe, estaba sorprendida. No pudo evitar soltar una risa porque sabía que Kurt intentaba levantarle los ánimos y sin darse cuenta, lo había logrado. ──Está bien Kurt, Nada de dudas. ¡Mutante y orgulloso!── exclamó la joven nunca tan decidida como lo estaba en ese momento, finalizando la oración del chico azul.

Leah no pudo evitar soltar una que otra carcajada ante los comentarios del chico de piel azul, si bien kurt pertenecía al otro bando, leah no tenía motivos para odiarlo ni mucho menos, ambos eran mutantes y debían permanecer unidos, Leah no lograba entender los ideales de Xavier al cien por cien, ¿porque proteger a los humanos, cuando ellos los recriminaban? Los mutantes tenían el poder y podrían hacer desaparecer a los humanos tan fácil como dar un chasquido de dedos, pero al parecer eso no entraba en los planes de xavier, por suerte o por desgracia.

La joven miró fijamente a los ojos de Kurt, sorprendida por ser la primera mutante que él conocía de la Hermandad, no se esperaba para nada aquello, le tomó por sorpresa y pensar que todo fue por mera coincidencia, a veces el destino juega un papel fundamental en la vida de las personas, ambos chicos, con un poder similar tal ves estaban destinados a conocerse. ──Pues aquí me tienes, no somos tan malos como nos pintan, jeje── bromeó la chica y más que una broma, era la realidad, Leah no pensaba que ellos eran los malos, simplemente mantenían un ideal diferente a ellos y eso no los convierte en los malos. Sin segundas intenciones, eran sólo dos personas que charlaban a mitad de la noche sin pensar en que sucederá en el futuro.

De un momento a otro, aquellos fuegos artificiales comenzaron a salir uno tras otro, Leah desvió su mirada hacia el cielo, mirando aquello con una sonrisa en su rostro, era realmente hermoso. Nunca antes los había visto tan de cerca, no había tenido la oportunidad, pero ahora que estaba ahí, ¿porqué no hacerlo? Leah miró a Kurt con una sonrisa cómplice, le había propuesto algo demasiado tentador que la chica no podía simplemente dejar pasar, por supuesto que quería, lo deseaba. ──Mmm, déjame pensarlo. ¡Por supuesto que sí!── rió un poco, era obvio que esas cosas no se piensan, simplemente se hacen.

──¿Podrás seguirme el paso?── Preguntó la chica con aquella mirada retadora, pero a la vez graciosa. De modo que abrió un portal debajo de ella, saltando al aparente vacío, entrando dentro del portal satisfactoriamente. Apareció detrás de Kurt, entre risas. ──¿Demasiado rápido para tí?── Nuevamente había aparecido otro portal al lado de ella, entrando lo más rápido posible en el y desapareciendo del lugar. Apareció a algunos kilómetros de donde yacía Kurt, detrás de algún individuo que se dedicaba a mirar los fuegos artificiales, empujándolo con algo de fuerza para que chocara contra algunos de los que se encontraba delante de él, tan rápido como hizo eso, desapareció del lugar. Notando que a aquellos hombres no les había gustado para nada, empezando una pequeña discusión. Leah elevó su mirada, mirando fijamente a Kurt, sonriendo de oreja a oreja.