por Luke Gallagher Mar Ago 25, 2015 9:40 pm
» The Soom Council ★ Cambio de Botón (Normal)
por Invitado Vie Nov 07, 2014 8:45 am
» Confieso que...
por Catherine Calderwood Vie Oct 17, 2014 8:24 am
» Roaring Twenties - Cambio de botón/Élite
por Invitado Lun Oct 06, 2014 10:41 am
» Nightwish Time [Afiliación Élite]
por Invitado Jue Oct 02, 2014 5:53 am
» Avada Kedavra -Foro nuevo- (Afiliación Élite)
por Invitado Dom Sep 28, 2014 4:04 pm
» Pensamientos de un nuevo mundo - Charles Xavier
por Charles Xavier Mar Sep 23, 2014 5:20 am
» Búsqueda de Rol
por Reza Parsi Lun Sep 22, 2014 6:34 am
» Ever After Kingdom - Foro Disney (Afiliación Elite) (Cambio de botón)
por Invitado Sáb Sep 13, 2014 1:12 pm
» {Leonard Wells}
por Ursa Langle Vie Sep 12, 2014 10:05 am
» Registro de Habitación del Instituto
por Hope Summers Vie Sep 12, 2014 10:01 am
» Wanda Maximoff || ID
por Ursa Langle Vie Sep 12, 2014 9:56 am
» Registro de Poder
por Hope Summers Vie Sep 12, 2014 9:55 am
» Registro de Ocupación
por Hope Summers Vie Sep 12, 2014 9:42 am
¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
Estaba en Wetchester City, había viajado hasta allí porque simplemente no tenía nada que hacer. Y sí, esperaba encontrarse con quien finalmente se encontró; Kitty. Por alguna extraña razón siempre que quería estar con ella la encontraba aunque se debía más a que sabía donde buscarla. Ella vivía cerca de allí, le había contado -no mucho- que por Wetchester aunque no el núcleo de la misma.
No tenía nada que hacer y al parecer ella tampoco, porque hacía como dos horas que estaban ambos tirados en aquel desolado campo, víctimas de un sol radiante que calentaba las mejillas. Sus cabellos rubios brillaban bajo el reflejo del mismo, mientras que sus ojos celeste eléctrico miraban a las nubes. —¡Esa de allí!— exclamó de pronto mientras extendía un brazo al cielo, apuntando hacia la manifestación meteorológica. —¡Tiene forma de cachorro!— razonó, con un tono jovial, alegre. En realidad si se parecía a un perrito, tenía la forma corporal aunque sus rasgos no estuvieran bien definidos.
Suspiró y espero a que su amiga le dijera lo que pensaba. Se encontraba apacible, adormilado por la posición, por el Sol, por el día, por la vida. Con el paso del tiempo, había comenzado a darse cuenta que él no sufría el calor, casi no lo sentía. Le resultaba muy extraño y comenzaba a creer que estaba relacionado con la idea de esos extraños poderes que había tenido y esperaba jamás volver a tener. Era en algunos casos extremo, de más pequeño, a veces se sorprendían y caluroso día del verano más ardiente, encontrándolo con una playera manga larga y guantes, porque así se vestía Michael Jackson en su último vídeo clip. Y el lo más tranquilo como si nada. Cerró los ojos, adormilado y dejó su mente distenderse, sin pensar en nada concreto, simplemente respirando, tranquilidad absoluta.
Última edición por Alex Summers el Vie Jul 18, 2014 1:51 pm, editado 1 vez
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
Giró sobre si misma hasta quedar boca abajo en el césped, apoyando ambos brazos para que le sirvieran como almohada y colocando la cabeza sobre aquel apoyo improvisado. – Creo que estando tanto tiempo al sol acabaremos haciendo la fotosíntesis. – Miró la silueta borrosa de Alex, pues con el sol sobre sus cabezas y mirando hacia arriba durante tanto tiempo, su vista había terminado por desacostumbrarse a la oscuridad que ahora se encontraba sobre su mirada. - ¿Qué planta crees que sería? – Volvió a girar sobre sí misma, esta vez para sentarse a modo de indio sobre el verde césped en el que se encontraban.
No estaban muy lejos de la Academia, y tampoco demasiado lejos de la ciudad, estaban en un punto medio para ambos, aunque su acompañante no lo supiese. Estiró los brazos hacia arriba, agarrando ambas manos sobre su cabeza para estirarse. – Yo creo que tú serías un tulipán. Y no es porque sea la primera planta que se me ha pasado por la cabeza. Es porque… Bueno, los tulipanes son… Plantas, con sus hojas, ¡Incluso tienen flores! – Miró de reojo a Alex y negó con la cabeza antes de bajar de nuevo sus brazos para situar ambas manos sobre sus muslos. – Soy una negada en biología. Pero que quede entre nosotros. – Efectivamente, lo era. Kitty era inteligente, quizá demasiado para su edad, pero jamás había desarrollado afición por las plantas o los animales. Nunca había sentido interés hacía la geología o la química. No, ella siempre había sido una gran fanática de los números y el funcionamiento de las máquinas, ¿Por qué? ¿Acaso necesitaba una razón? – Cuando vivía en Illinois no aprobé ni un solo examen de biología. ¡Ni uno! – Totalmente verídico. – En mi defensa diré que las plantas me odian. – Dicho esto, arrancó un puñado de césped con una de sus manos y lo lanzó sobre la cara de Alex. – A ti te aman, mira como saltan hacia tu cara. – Se encogió de hombros, como si nada hubiera pasado y soltó una pequeña carcajada.
- Patata:
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
Sintió el susurro y el quejido de la hierba bajo el cuerpo de Katherine, al deslizarse sobre ella reacomodándose. Alex permanecía con los párpados caídos, con la vista negada. Disfrutaba de los rayos de sol acariciando su cuerpo con ambas manos cruzadas detrás de su cabeza a modo de amortiguador. —¿Tienes calor? La verdad es que yo no, nunca lo tengo... es muy loco ¿sabes?— comentó Summers entreabriendo un ojo apenas para observarla, encontrándola recostada boca abajo observándolo. Era cierto, incluso podía apoyar las manos en una pava hirviendo y no se quemaba como cualquier otro chico. —¿Tú? No lo sé...— masculló dubitativo, ¿qué debería responder? ¿Una flor tal vez? La verdad es que no se detenía a pensar en esas cosas como ella, algo ilógicas. Pero que eran parte de lo que maravillaba Kitty a Alex.
Ahora si una risa escapó de sus labios, pero le resultó chirriante, floja, oxidada, no era una risa bonita. Él no sabía reír -o eso creía- y por eso consideraba que reía feo, entonces debía dejar de hacerlo. Razonamientos acomplejados de una persona con demasiados complejos. —¡¡Si no sabes nada de plantas Kitty!! Yo sería un fuerte Roble...— dijo pensando en uno de los pocos árboles que conocía y agradaba, el roble inglés. Soltó una especie de quejido, al moverse en la hierba, como si remoloneara en el colchón de su cama. Para acabar sentándose, del mismo modo que su compañera, a su lado. En posición de indio, abrió finalmente los ojos, arrugando la nariz, estaba más a gusto con ellos cerrados.
—¿Viviste en Illinois? ¡Wow! Yo solo conozco...— la garganta de Alex en ese preciso instante se hizo un nudo. No es como si solo conociera solo Nueva York. Justamente ese era el problema, no conocía solo Nueva York. Había vivido en un orfanato lejos de allí y había vivido con la familia de su hermanastra Haley. Aunque el poco y nada recordaba de todo aquello, mucho menos sobre el lugar donde había nacido y donde se crió. De hecho conocía varios lugares, pero no los recordaba. En cambio, lo que si recordaba era el sótano-laboratorio donde había vivido en cautiverio desde que recordaba y no era mucho.
La carcajada le retrajo de sus pensamientos, sintiendo como algunas hebras de césped aun estaban sobre su cara ¿Cuándo le habían lanzado pasto al rostro? ¿Tan retraído había estado que ni de eso se dio cuenta? Parpadeó varias veces, tratando de así devolverse a la normalidad, un sudor frío le perlaba la frente y un escalofrío le recorrió. Nunca le hacía bien pensar en aquel sótano, mucho menos en Nathaniel Essex. Tenía la vista ida.
- Código:
Lamento lo hiper caca
Última edición por Alex Summers el Vie Jul 18, 2014 1:52 pm, editado 1 vez
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
Como buen trasero de mal asiento, persona inquieta, o demás términos utilizados con frecuencia para referirse a las personas que tienen problemas para estar en un punto concreto durante mucho tiempo, Kitty varió su postura. Sus pensamientos, por una vez, estaban centrados. Y eso era algo que solo podía agradecerle a Alex. Con él no sentía la presión de ser la niña que era para todos en la Academia; no sentía la obligación de mostrarse más madura de lo que realmente era. Podía ser ella misma, tanto como lo era con Kurt o con Luke, aunque con estos las cosas eran totalmente diferentes debido a que ambos convivían con ella entre las paredes de la mansión. Alex era su respiro. El desahogo de la monotonía diaria o del peligro que conllevaba pertenecer a los X-Men. Alex era… Diferente. Era único, aunque él no fuera consciente de aquello. Hacía que su mente no se preocupara por la humanidad, por los problemas que en aquel momento podían sufrir los mutantes de ser descubiertos. Él era un humano más, lo que demostraba que la teoría de que humanos y mutantes no podían convivir era errónea. Cuan equivocada estaba, pues Alex no estaba lejos de ser como ella.
– Eres como un panel solar. – Y aquello lo decía principalmente porque había pasado la mañana leyendo sobre aquellos aparatos por el mero hecho de encontrar uno en su calculadora. Aquellos paneles se usaban generalmente en satélites espaciales, pero los últimos años habían comenzado, incluso, a encontrarse en diferentes aparatos de la vida diaria. – Te alimentas de la energía del sol y luego puedes moverte, respirar y demás. Aunque también comes… Entonces ya no eres una placa solar. – Se tocó el mentón, como si pensara algo realmente importante, cuando lo único que estaba haciendo era divagar sobre aspectos carentes de sentido e importancia.
Kitty acompañó la risa de Alex y no borró la sonrisa del rostro, sino que se limitó a mantenerla estática en su rostro, imborrable de alguna manera. – No es para tanto, al lado de Nueva York es… Pequeño. – Se encogió de hombros. Sí, esa era la palabra exacta con la que podría describir aquello comparándolo con Nueva York. – Pero es mil veces más tranquilo. La gente aquí siempre tiene prisas, siempre van corriendo a todas partes. Creo que por eso me gusta no hacer nada, y hacerlo todo, pero lejos del centro. – Ladeó la cabeza antes de lanzarle el césped a Alex en la cama.
- ¿El qué conoces? – Preguntó con curiosidad al girarse para mirarlo de nuevo. La cara de Alex había cambiado por completo, había dejado la sonrisa que instantes antes se había dibujado en su rostro para parecer algo más serio. Parecía que su cuerpo estaba allí, mientras que su mente había abandonado a su dueño para conocer nuevos mundos. - ¿Alex? – Preguntó Kitty algo preocupada. Tendría a preocuparse con facilidad por los demás, como si el más mínimo comentario que saliera de su boca pudiera actuar como una bola de demolición contra las personas que quería. - ¿Estás bien? Tienes mala cara… – Quizá… ¡Quizá había salido el calor! Claro, Alex podía decir que no tenía calor, pero pasar tantas horas con el sol sobre sus cabezas no podía ser sano, o eso quería creer Kitty.
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
El rubio empezó a hacer morisquetas con sus expresiones, para despertar su rostro. Se sentía ligeramente adormecido, con los músculos relajados y adormilados. Y la mente embotada y divagante. Mientras tanto, observó como su compañera sonreía y se contagió un poco. Kitty tenía eso, era una chica simple y divertida. Ella no pensaba demasiado las cosas, pero tampoco era estúpida, era consciente pero no se hacía mala sangre por todo. Disfrutaba la vida y sonreía hasta por las orejas, el brillo de su mirada simplemente te hacía sonreír. Y aquello ayudaba a Theo, lo ayudaba con su vida, con su manera de ser. Pero además era lo que el rubio más apreciaba de su nueva amiga. Porque era alguien que con compartir cinco minutos nada más, te demostraba que la vida es algo que vale la pena sin importar cuantas desgracias te sucedieran. Y eso que no la conocía en profundidad. —Quizás no sea pequeño, simplemente Nueva York es gigante— meditó con un suave comentario el muchacho pensativo. —¿Está al lado? Yo no tengo idea de nada, no iba a la escuela de pequeño... o nunca aprendí geografía— comentó con una honestidad cruda y llana. Había perdido muchos años de su educación por el secuestro sufrido. Pero del modo en que lo había comentado se asemejaba más a una broma inventada por él. —¿En serio es así? Yo quiero ir a vivir allí, ¿hay orfanatos? Porfavor dime que no— comentó el de ojos celestes, intentando imaginarse la ciudad que Katherine le estaba describiendo. Se esforzaba por imaginar casa de techos bajos, más amplias. Ningún edificio y la gente caminando con tranquilidad, no apurada como la que cruza el madison square. Imaginaba a todos con ropas cómodas y no trajes de cortes caros y telas finas. Entre cerró los ojos, sintiendo aun las hebras de pastizal en el rostro, buscando hacerlas caer al tensar y relajar alternativamente los músculos de sus facciones.
Su rostro estaba pálido como la leche y se sentía ligeramente mareado. Producto de su mente, un mal chiste que sus miedos le jugaban. Sus nervios parecían corroerle el estómago y destrozarlo todo a su paso, se sentía mal, tenso, pesado. Su mirada seguía sin recomponerse y los comentarios de Kitty luchaban por devolverlo a la realidad. Él simplemente estaba abstraído. Tenía que cerrarse, tenía que ser fuerte, eso se exigía de si mismo. Si continuaba dejando que sus miedos le superasen, le sobrepasaran y dominaran, podría lastimar a Kitty. No quería volver a explotar ni hacer que todo explotara, como él sentía que sucedía cuando sus poderes se manifestaban. Sentía un sudor frío en su cuerpo azotado y castigado por la brisa. —Yo, yo...— balbuceó indeciso. No sabía que decir, no pensaba en otra cosa que ese rostro que le vivía atormentando, el del científico que tantos experimentos había realizado con él. Cerró los ojos y bajó la cabeza, casi como adoptando una posición fetal, intentaba ahuyentarlo de su consciencia. "Vete, vete, por favor! Lárgate!" pensaba mientras cada vez se alteraba más y más, se ponía más y más nervioso. Pero Kitty seguía allí y seguro comenzaba a creer que él era un bicho raro, no quería asustarla. Y aunque eso sucediera no podría hacer nada al respecto, si era un bicho raro y uno bastante peligroso cuando no se controlaba.
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
– Entonces serías una planta. – Ladeó la cabeza. – Como los tulipanes. – Rió al recordar que no mucho antes se había encargado de comparar a su amigo con aquella peculiar planta por el mero hecho de ser la primera que había venido a su mente. Quizá en un par de años podría relacionar los tulipanes con el color amarillo del pelo de Alex, pero no sería hasta que Daniel Wallace se alzara en las listas de los más venidos con su novela Big Fish. Pero no, aún no era el momento. – Los tulipanes huelen bien, puedes tomarlo como un cumplido. – Se encogió de hombros y lo miró de reojo y volvió a sonreír por la tontería que ella misma acababa de soltar por la boca. – Y seguro que pueden hacer más cosas… Ya tienes plan para esta noche, ir a la biblioteca y estudiar a los tulipanes. O pensar que soy tonta, una de dos.
Kitty jamás había apreciado Illinois, no hasta que tuvo que dejarla atrás. Era una ciudad como otra cualquiera, no destacaba en nada. Jamás había tenido grandes amigos, no tenía nada allí salvo su familia. Pero era su hogar. Siempre había vivido allí, y aunque no tenía grandes recuerdos, allí estaban todos los que había formado a lo largo de catorce años. Ahora añoraba la tranquilidad de las calles sin cientos de coches; añoraba el pequeño cine situado en el centro donde la cartelera siempre era la misma; añoraba no necesitar un mapa para salir a la calle. Pero no echaba de menos cientos de cosas. No echaba de menos conocer a todo el mundo cuando paseaba por las calles; no echaba de menos ir a comprar y no encontrar nunca nada porque todo se agotaba. La vida en la gran ciudad era muy diferente, y no podía elegir cual de aquellas opciones prefería. – También, son diferentes formas de verlo. Es como eso de ver el vaso medio lleno o medio vacío. ¿No? – Nunca había sido buena para las frases hechas, los refranes o los dichos populares. Le sonaba todo, pero no sabía nada con exactitud. – Ojalá estuviera al lado. Se tardan… Bastantes horas en avión y unas tantas más en coche. – Sonrió. Ojalá pudiera pasar a ver a su familia más de lo que lo hacía, pues cuatro horas de avión no eran precisamente pocas, y teniendo en cuenta lo que costaban los billetes, se sumaban los problemas de las visitas familiares. – Eh, no pienses que está lleno de cabras, viejas y césped. Que también hay ovejas y vacas. – Dijo en tono serio, como si aquello fuera algo realmente importante. Luego dibujó una sonrisa en los labios, pues no era capaz de ponerse seria estando con gente como Alex.
– Supongo que los hay… La verdad es que nunca lo investigué, pero supongo que hay en todos los sitios. Es más, yo en Nueva York no he visto ninguno, doy por hecho que hay… Por razones obvias, pero verlo, nunca. – Si un árbol cae al suelo en mitad del bosque y nadie lo escucha, ¿Hace ruido? Era exactamente lo mismo, pero con la diferencia que Kitty no solía mirar por donde pasaba la mitad de las veces. De ahí que acabara perdida con cierta facilidad.
La castaña no conocía mucho acerca del pasado de Alex, es más, apenas conocía su presente, por no decir que del pasado parecía que ni si quiera él conocía algo, por lo que siempre evitaba hablar de su vida o de la del chico, intentando así pasar por alto los temas que pudieran ser molestos. - ¿Quieres agua? Creo que llevo una botella en la mochila. – Y sin esperar respuesta, fue hacia su mochila y cogió la botella de su interior, tendiéndosela al chico. – Puedes bebértela toda, a lo mejor así te pones mejor. – Añadió dando por hecho que aquella situación era a causa del calor y no de cualquier problema que pudiera asolar la mente de Alex en ese momento.
Re: ¿Algodón de azúcar o nubes? ¡Depende de tu imaginación!
Contemplar en su cabeza, la idea de que existiera algo más que Nueva York, para Alex era revelador. No era tan inconsciente como para creer que solo existían Manhattan, Brooklyn, Queens y el Bronx, junto a State Island. Tampoco era un niño pequeño que creyera vivir y se sintiera el centro del universo existencial. Pero lo cierto es que él siempre o mejor dicho, su consciencia yacía allí. Apenas y conocía toda Nueva York. Jamás se había detenido a pensar como serían el resto de lugares, pero tendía a imaginárselos como su propia ciudad. Cuando en realidad, como Kitty había descripto, Illinois parecía totalmente distinta. Y tenía sentido. —Puede ser, pero tampoco se trata sobre ser negativos o positivos, optimistas o pesimistas. Más bien criterios desencontrados— desarrolló un poco más en profundidad la idea de su amiga, mientras sus ojos azul eléctrico, que adornaban su rostro como zafiros, se posaban en el cielo nuevamente. —Yo nunca he viajado en avión y la única vez que viajé en coche, apenas tengo recuerdo. No sé como llegué desde Omaha hasta Brooklyn, eso si que no lo recuerdo— admitió en voz alta el adolescente, mientras observaba el cosmos cambiante y de color azulado. —Eso es lo que lo hace genial, no hay gente, solo hay animales y praderas. Imagina todos los días estar en sitios como este Kitty, pero todos los días uno diferente... ¿Cuántas formas de ver las nubes crees que encontraríamos?— respondió, con una intrigante final totalmente somnolienta. Se imaginaba mil maneras de observar una simple nube e intentaba adivinar si aquello afectaría la forma que a sus ojos adoptaba o el hecho de la primera impresión nublaría su observación.
—No te preocupes— se apuró a decir el rubio, mientras que con un gesto de la mano, buscaba restarle importancia a la situación. —Tampoco es como si planeara pedir una transferencia o algo así, a un orfanato de Illinois... Ni siquiera sé si eso se puede hacer— intentó de bromear el ojiazul mientras sonreía frunciendo los labios, algo amargado.
El calor lejos estaba de sentirse en un mutante como Summers, de hecho, no recordaba nunca un día donde se hubiera sentido acalorado. Mientras que él se encontraba totalmente ido, como si de pronto los efectos de alguna droga alucinógena hubieran surtido efecto. No notó cuando Kitty se alejó, ofreciéndole un poco de agua.
No fue hasta que regresó que Theo se estremeció, devolviéndose así a la realidad. Parpadeó varias veces y sintió como le incomodaba el sudor repentino que había hecho acto de presencia en algunas partes de su cuerpo. —¿Eh? ¿Ah? ¿Qué?— balbuceó completamente desconcertado, desoriendesenrroscandos regresaba la mirada a Kitty y veía la botella, alternando entre estas dos cosas el destino de sus ojos. Finalmente comprendió y aceptó la bebida, desenroscando la tapa. —Yo, yo, perdón... pesadillas...— musitó como si dejara la frase sin acabar. Debiéndola completar el en sus pensamientos: "pesadillas de un pasado que no recuerdo y de una historia que se me fue negada". Pero en cambio, terminó de abrir la botella y bebió directo de ella un buen trago.[/color]