Hacía poco que nos habíamos mudado a Estados Unidos. Mis padres pensaban que un cambio de aires me vendría bien, aunque quizá exageraron un poco al tener que viajar desde Finlandia hasta el continente americano. No les bastaba con un lugar en Europa que eran un par de horas en avión, querían irse aún más lejos para hacer un cambio total. Ambos habían conseguido trabajo y habían intentado inscribirme en un buen colegio. Por suerte no tenía clases durante unos días, así que aproveché a inspeccionar la zona en la que nos habíamos alojado.

Mi madre siempre me decía que dar un paseo despejaba la mente aunque a mi en aquel preciso momento no me estaba sirviendo de mucho. Aunque podía estar distraída fijándome en mis "vecinos" y gente que pasa por casualidad por aquella calle pero que no vive en la zona, yo aún seguía dándole vueltas a lo acontecido años atrás. Habían pasado 3 y desde entonces mis padres habían intentado animarme. Nunca les conté lo que me sucedía realmente, mi contestación era simplemente que estaba deprimida. Aún no me he atrevido a decirles que soy un bicho raro que puede jugar con el agua a voluntad.

Lancé un suspiro al aire en el momento en que me detuve en mitad de la acera.- ¿Y a dónde se supone que voy?.- Aún no había hecho migas con mis compañeros de clase. A decir verdad me parecían unos completos gilipollas con las hormonas alteradas, así que veía mejor alejarme de ellos que intentar tener una charla. Los vecinos... bueno, eran bastante pesados a mi parecer y en su mayoría eran de la tercera edad. No tenía en contra de los viejos pero no era el tipo de gente con el que se podría ir de fiesta un sábado noche al no ser que los planes fuesen ir al bingo.

Ursa siempre acompañaba a su madre a dónde sea que ésta la invitase. A veces iba a visitar a personas realmente interesantes, y ese día su madre tenía una reunión con un hombre de origen japonés que tenía pinta de maestro de artes marciales de película, anciano, pero poderoso. Sin embargo, Ursa había sido despedida de aquella reunión. Se tratarían asuntos que no podía escuchar ella, así que había decido irse a pasear.

Iba refunfuñando porque había querido permanecer en el dojo a como diera lugar, era un lugar grande y lleno de arte, pero le habían indicado la salida a un jardín, aburrido, le había parecido. Sólo había flores, y las flores no eran de sus cosas favoritas. Salió a pasear, una calle normal, llena de casas enormes. Recordó que la Pace University estaba cerca, así que sintió curiosidad de ir. Su madre le había dado permiso y además, ya era una chica grande.

Sonrió, satisfecha de sí misma, y continuó su camino. Aunque al dar vuelta en una esquina, se impactó de lleno con una chica. Sus pies se hicieron como un spagetti y cayó encima de ella... la sorpresa la hizo descontrolarse un poco, y su color de piel se volvió azul claro, pudo sentirlo e inmediatamente cambió su piel a la normal. Sin embargo, estando en contacto con la piel de la chica, se había dado cuenta de algo. Se quedó sorprendida e inmóvil sobre la joven, con sus manos rozando las muñecas de la chica.

— No... — murmuró. Había sentido la descarga eléctrica, y el hormigueo que sabía lo que era. Se asustó, porque estaba sorprendida. En esa área no sabía que había gente como ella, además era una zona residencial... Sintió una tormenta dentro de ella... y se puso de pie de inmediato. Podía sentir un flujo de poder increíble... y al mismo tiempo algo más... una tormenta... eso era... observó a la chica sorprendida, y asustada — No puede ser... ¿Eres... especial? — preguntó — ¡¿Lo eres?! — ya lo sabía, lo había sentido en su piel, sin embargo, no sabía qué clase de poder tenía, y eso la hacía descontrolarse demasiado... La ponía nerviosa... y nerviosa no podía controlarse tanto.

Me resultaba aburrido andar sin rumbo fijo. Miraba al suelo porque era lo más interesante que veía de aquel lugar. Estaba lleno de charcos por culpa del temporal del día anterior en el que no había parado de llover. Agua. Daba igual a dónde fuese, estaba en todas partes, hasta el cuerpo humano estaba compuesto de un 60% de agua o eso decían los más sabiondos. Estaba claro que el elemento líquido me seguía allá a donde iba.

Me detuve en un charco cerca de una esquina. Me veía reflejada y en el fondo se veían las nubes grisáceas que auguraban que iba a llover de un momento a otro y yo no tenía en esos momentos un paraguas para no calarme.- Malditas tormentas de verano. Siempre jodiendo al personal.- Miraba a mis propios ojos. Estaba condenada por el resto de la eternidad a llevar esa condenada habilidad o cruz... más bien cruz. No veía nada positivo en controlar el agua. ¿De qué me sirve?.

Pisé el charco de la rabia que me dio aquel pensamiento. Le di unos cuantos pisotones hasta que me empapé. Mi reflejo ya no era tan claro. El poco agua que quedaba no paraba de moverse y mi rostro se veía totalmente desfigurado. Solté un suspiro y comencé a andar nuevamente, aunque no pude realizar ni dos pasos seguidos ya que me choqué con una chica cayéndome hacia el suelo con ella encima. Podía haberme quejado del golpe en el trasero, golpearla para quitármela de encima e insultarle con todo lo que me viniese a la mente en ese momento pero lo único que hice fue quedarme inmóvil y con los ojos abiertos como platos.

Mi boca no podía articular palabra alguna. Durante unos segundos había sufrido una alucinación, quizá producto de la caída. Me habría dado en la cabeza sin darme cuenta. Aquella chica pelirroja se había tornado azul en apenas un segundo. No fue mucho tiempo pero sí el suficiente para verlo. Estaba sorprendida. Nunca había tenido una alucinación así.

Podía haber seguido alucinando mentalmente hasta que ella me preguntó si era especial.- Lo primero, quítate de encima. Lo segundo no se a qué te refieres con especial. Ya se que soy la leche pero no es para tanto.- Sin esperar su respuesta me la quité de encima como pude. Me levanté y me sacudí, aunque de poco servía. Tendría que volver a casa a ponerme ropa limpia como mínimo.

OFF: chris entra cuando se líe la cosa

Ursa se había puesto demasiado nerviosa, no esperaba encontrarse con ningún mutante cerca, y menos chocar con él. Sabía que había mimetizado el poder de la chica, podía sentirlo, y el no saber de qué tipo era le ponía aún más. Observó a la chica a los ojos, así que prefería fingir que no era lo que era.

— Es mi poder, niña, sé que eres una mutante — le dijo. Comenzó a sentir algo muy extraño, el poder salvaje de la chica podía sentirse en ondas... ¿Podría controlar los campos electromagnéticos? — ¡Dímelo! — exclamó.

Y justo en ese momento, Ursa lo sintió. Al principio fue una pequeña vibración en el aire, y luego vio el agua de los charcos elevarse y flotar durante unos segundos... Ursa los observó aterrada, ¿y si las habían visto? Aquello no debía ser, su madre le regañaría enormemente. ¿Por qué justamente ese día se sentía nerviosa? ¿Era porque estaba molesta también?

No sabía cómo controlar ese poder, no lo había tomado voluntariamente, y estaba muy desentrenada en ese tipo de poderes, por lo que eso incrementaba más sus emociones, y su descontrol. El agua seguía flotando y no sabía cómo detenerla... Sentía ondas deslizarse por el aire.

— A-agua... — murmuró.

La situación parecía cada vez más surrealista y sacada de un libro de ciencia ficción. Odiaba la sensación de estar empapada y tener a una completa desconocida diciendo tonterías. Arqueé una ceja en el momento en que dijo que era su poder.- ¿Poder?.- Reí con una risa nerviosa. La situación cada vez me agradaba menos. No sólo hablaba de su poder, sino que me llamó mutante. No contesté a esas palabras porque sabía que yo era bastante rarita por mi habilidad con el agua pero si hubiera sido en otra situación y con otras palabras quizá le habría pegado un puñetazo en la cara directamente.

Di un paso para atrás. Aquella chica se iba alterando con cada segundo que pasaba. Me pidió que se lo dijese, que contestase a su no pregunta para confirmar sus sospechas.- No solo te has vuelto azul durante unos segundos, sino que tu actitud hace que des mas miedo.- No quería mencionar lo de su piel pero me salió del alma.

En ese momento murmuró algo que no llegué a escuchar. Me dio por fijarme en los charcos de nuestro alrededor. No sabía si por mis nervios o por los de ella, el agua estaba formando hondas.- Esto no me gusta nada.- Intenté controlar mi nerviosismo pero aquella chica no ayudaba en absoluto. Inspiré y respiré para ayudar a disminuir esa asquerosa sensación, pero no resultó ser efectiva. Comencé a notar ese cosquilleo en la tripa, señal de que estaba en sintonía con el agua que tenía a mi alrededor. Dejé de mirar a la pelirroja para dirigir mi mirada a otra parte. Mi vista acabó en la boca de agua que estaba reservada a los bomberos.- oh-oh.- Fue lo único que pude decir.

Era lo malo de no tener control sobre una misma, que las habilidades que se poseían eran completamente independientes a los deseos de la persona, por lo que podía ocurrir cualquier cosa menos lo que se tenía en mente. Notaba como el agua se iba acumulando con presión en aquella boca roja. Los nervios iban en aumento, no creía poder controlar lo que iba a suceder. La presión del agua rompió su prisión roja de bomberos y comenzó a salir con fuerza hacia arriba y caía en forma de lluvia.- Hubiera preferido ducharme en casa, gracias.-Estaba agradecida que el agua fuese directamente hacia arriba y no hacia nosotras.

De pronto la chica comenzó a dar las muestras de haber sido descubierta, risa nerviosa... "Me des miedo". Sin embargo, Ursa no se sentía satisfecha con eso, la chica tenía poderes para controlar el agua, y por lo visto era un poder salvaje y bastante potente. Un escalofrío recorrió su espina...

—Así es... azul es mi color natural — dijo Ursa... y sin saber quién era quien provocaba los estragos con el agua, quizá el agua se debatía a quien obedecer, uno de esos hidrantes salió volando, superado por la presión del agua que esperaba salir. Ahora estaban empapadas...

Así que... una mutante que controla el agua... y que además no lo hace muy bien. Ursa intentó relajarse y controlar el poder de la chica... intentó imaginarse cómo sería controlarlo si fuera fuego, el poder de su madre... sintió que el agua comenzaría a hervir...

— Dime cómo lo controlas— pidió Ursa, seguía intentando contenerlo, sentía como en cualquier momento el poder se descontrolaría... y entonces escuchó algo que no le gustó para nada... Primero perros ladrar... seguramente de las casas vecinas, que habrían sentido algo extraño, el agua seguía flotando en el aire, y con el nerviosismo de Ursa comenzó a girar al rededor de ella lentamente... — Detente... — exclamó... — ¡Detente!

— ¡AAH!— el grito de una mujer surcó el espacio, una de esas personas ricas que salen a caminar de vez en cuando. Y para colmo las había visto.

El agua comenzó a girar más rápido... y una enorme masa de agua se dirigió a la mujer a toda la velocidad...

— No — una ardiente y enorme bola de fuego apareció frente a la masa de agua, evaporándola al instante. La mujer se desmayó sin mas... y otra mujer apareció en el lugar. Era delgada, con unas curvas bien marcadas, rostro duro y mirada decidida. Tenía sus manos extendidas, ella había provocado el fuego...

Ursa casi se muere al verla... era Ianthe. Era su madre...

Y el agua seguía incontrolable.