La menor de la familia Frost tenía como misión de la vida de tener todo el dinero que pudiese tener. Ella era ambiciosa, obsesionada con los diamantes y el oro. Quizás fue una de las pocas cosas que quedaron de su padre puesto que el no era nada parecido a ella o eso se repetía Emma para no tener que imaginarse eso. Rodó sus ojos cuando sus habilidades se activaron tras una ligera desconcentración. - Puede parar por aquí. - avisó a el hombre del taxi. Cuando este pasó a estacionar la rubia abrió la puerta y una de sus botas blancas tocó el pavimento seco. Bajó sus lentes de sol mientras que su atuendo blanco la hacia destacar un poco ante los rayos del sol. Emma Frost odiaba manejar ella misma, lo consideraba como vulgar. ¿Para que hacer algo cuando alguien más lo puede hacer por ti? Era la única pregunta que debía hacer y la respuesta era bastante obvia o bueno, para ella.

- Querido, una propina requiere que hayas hecho algo bueno. Llevar a alguien tras hablar sobre tu vida no es hacer algo bueno. Indiferentemente, aquí tienes lo del taxi. - de su cartera blanca sacó unos cuantos billetes o eso pensaba el hombre que eran. Se los entregó sin problema alguno y se giró para continuar caminando por la acera. Cuando estaba en una distancia cerca, pudo escuchar mentalmente los gritos del hombre puesto que el dinero había desaparecido cuando había vuelto a ver. La desesperación la hacia reír. Una sonrisa ladina apareció en sus labios mientras que la rubia comenzaba a subir unas escaleras pavimentadas.

Tras continuar caminando pasaba por un grupo de personas. No hay mejor forma de aprender a controlar tus habilidades telepáticas que ingresando en una piscina de seres humanos con pensamientos mundanos. Sin practica todo era bastante inútil. En aquel momento la rubia comenzaba a recibir pensamientos bastante raros y por simple reacción ella llevó su mano hacia la muñeca del hombre justo cuando pasó alado de ella. - Querido, ni siquiera lo pienses. - El hombre la miró horrorizado y luego salió corriendo. Obviamente no iba a dejar que nadie se aprovechase de ella y pensara siquiera en robarle. Nadie tocaba a la Reina Blanca. Pero los hombres eran muy idiotas para pensar en cosas interesantes.

Mientras que observaba su manicura francesa sintió el hombro de un hombre más alto que ella y de cabello oscuro. Sus ojos se fruncieron un segundo y su cabello rubio recaía en su pecho tras voltearse. - Umm, un perdón bastaba. - se preguntaba por qué aún no le freía la cabeza con un solo zumbido cerebral. Pero había demasiada gente como para tratar de hacer algo y no quería hacer un desastre. Además de que no sabía como hacer tanto daño de la nada.

La rubia simplemente arqueó su ceja derecha ante las palabras del hombre mayor que acababa de golpearla con el hombro. Su pregunta hizo que se sintiese ofendida y su forma de reaccionar era todo menos caballerosa. Eso solo indicaba una cosa. Tendría que poner sus manos en la masa para poder mostrarle a la gente que las cosas no eran solo como ellos querían.

La rubia llevo dos dedos hacia su sien momentáneamente mientras que se concentraba en la mente del hombre. Trataba de sobrepasar sus barreras telepáticas mientras que miraba rápidamente su cerebro para lanzarle un zumbido telepático no demasiado potente pero lo suficiente para hacerle doler como un golpe en la cara. Odiaba cuando la gente hacía algo y simplemente la ignoraba. Ella no era ninguna cualquiera.

Llevo ambas manos hacia sus caderas una vez haber terminado con el hombre que estaba a unos pasos de ella. Pasó sus cabellos rubios hacia atrás con la parte dorsal de su mano derecha. - Nadie me deja hablando sola. Además me encantaría si me pasas el nombre de tu crema rejuvenecedora viejo. Su rostro era bastante serio mientras que sus ojos se quedaban fijos sobre los del hombre. Un mutante, eso era lo bueno de ser telépata. Por que sabias cosas que la mayoría de las personas no sabían.

Se protegía de la multitud a su alrededor que ni la vieron hacer algo. Enrollo sus cabellos rubios en su dedo indice mientras que su cabeza se movilizaba un poco hacia la derecha. - Sigo esperando las disculpas. - parpadeo dos veces mientras que realizaba una sonrisa sarcástica. Le encantaba ser la reina Blanca.

Su rostro quedo horrorizado cuando el hombre paso a amenazarle y soltó un chillido una vez que este le realizó un corte en el brazo. La sangre se deslizaba tras estos cortes. Pero ella nunca iba a mostrar debilidades ante la gente común. - Bestia salvaje. - masculló la rubia mientras que esta hablaba con un tono bastante chillón. Las personas a su alrededor comenzaron a gritar despavoridas tras el ataque del hombre y Emma Frost utilizó al máximo sus habilidades de cubrir y proyectar imágenes. Su brazo aparentaba bien para las demás personas mientras que ella realizaba presión en este para que dejase de sangrar. Frunció sus ojos mientras que concentraba sus habilidades telepáticas en la mente de aquel hombre.

Llevo su mano hacia su sien para entonces proyectar una imagen de una peliroja que había visto en su mente anteriormente y esta le golpeaba la cara y desaparecía. Emma tras esto hizo que el pareciera estar en el único lugar con suelo y todo su alrededor era un acantilado. Mantuvo la concentración como pudo, estaba abusando un poco de sus habilidades ya que normalmente no los utilizaba de una forma tan agresiva. Siempre lo hacía para poder salirse con la suya y esta vez no sería una excepción.

En la mente del hombre una voz conocida para el resonaba en su cabeza - Creo que fuiste tu él que se metió con la persona equivocada. -  ella era una Telepata bastante fuerte y no le importaba en lo más mínimo demostrarlo ya que estaba feliz siendo mutante. Destacando de la mayoría y siendo la mejor en esto. Después de todo, era la única que podía abarcar tantos puntos en la telepatía que ella conociese.

Tenía que resolver el sangrado como pudiese. La gente continuaba normal por que parecia que ambos estuviesen parados observando cualquier cosa. Por suerte ella sabía hacer control de la situación o ya hubiesen llegado las autoridades para llevarse a aquel hombre. Un mutante era un mutante después de todo. - Ser salvaje no te da ninguna ayuda en la vida. Deberías aprender a respetar a las mujeres. - tras hacer presión la sangre bajaba, no había demasiada ahora. Estaba pensando en arrancarse parte de su ropa. Igual nadie se daría cuenta gracias a sus habilidades.

- No estamos en el medio oeste, querido. Aquí el único buitre eres tu. - aseguro mientras que mantenía la presión sobre su brazo cortado. Odiaba la situación en general, pero bueno... ¿Que no odiaba Emma Frost? De igual forma trato de pensar que todo iba a salir bien para ella, teniendo en cuenta que tenia la situación mas o menos en control. Pero era cierto que ella nunca iba a mostrar debilidad ante nadie, sea quien sea. Ella era la reina blanca, reina de hielo, Hija de un magnate millonario y una grandiosa, por no decir la mejor Telepata. Tras eso observo como el hombre perro salto la ilusión y ella simplemente frunció los ojos mientras que su mirada solo decía que lo quería matar. Ese era el problema con los perros, todo lo olían. Sintió sus manos en sus caderas, cosa que la hicieron colocar una cara repulsiva hacia el lado derecho. Rodó lo ojos como si no le importase en lo mas mínimo lo que acababa de ocurrir ya que obviamente no iba a actuar como si se sintiese vencida.

- Emma. - dijo nada mas, aunque no tenia mucho mas que decir. Cuando observo como el hombre se quito su camiseta para utilizar partes de ella como venda su rostro parecía tan serio que se podía confundir con Snoopy. - Que bueno que estabas usando una camisa y vas al gimnasio. De lo contrario estaríamos todos en una situación muy incomoda. - poso su mano derecha sobre la venda mientras esta parecía que desapareciera, pero realmente solo la hacia invisible ante la vista de los demás. - Por cierto, puedes dejar de pensar que soy bonita. Recuerda que soy telepata. Es lo mismo si lo dices que si lo piensas corazón. - encogió sus hombros actuando como si no acababa de escuchar un cumplido. De igual forma el hombre se había calmado mucho mas de lo que estaba antes, eso era un avance.

- Sigo esperando por un perdón, sobre todo por casi cortarme el brazo. - realizo una sonrisa sarcástica mientras que enrollaba su cabello en su dedo indice derecho y daba reiteradas vueltas en su melena rubia y brillante. - Pero ahora enserio, me causa algo de curiosidad. - realizo una pausa mientras que se le quedaba viendo - ¿Que tiene que ver japón con todo esto? - ella era bastante pedante en ciertas cosas y con quien quería. - Pues espero que en Japón te hayan mostrado la prisión por que tengo varios abogados que te pueden demandar por abuso. - paso su cabello completamente hacia el lado derecho mientras que sus rulos pronunciados continuaban brillando ante el sol que comenzaba a apagarse.

- Lo encuentro bastante imposible teniendo en cuenta de que me observo en el espejo mas veces de las que tu respiras en un día. Al menos que pases como mínimo toda tu vida en una cárcel, no llegarías ni a la mitad.  - observo su rostro y la rubia simplemente enrollo sus cabellos rubios en su dedo para colocar todo su peso en el lado derecho y realizar una de sus poses de perra alfa y creída con mas dinero del que aquel hombre podía tener en 200 años. - Solo para que sepas, tus pensamientos sobre Jean Grey me están dando migraña, si te la quieres tirar hombre perro. Solo Hazlo. No necesito estar muerta para que cumplas tus fantasías sexuales.- su rostro era bastante expresivo, ella era una mujer que decía lo que necesitaba decir para seguir con su vida. Como era una chica rica y presumida podía hacer lo que ella quisiera. Poco le importaba la opinión o la forma de ser de los demás. Había aprendido con el tiempo a solo considerarse a si misma como la única guía. Ya que el resto era solo intentos de cambiarla, cosa que no iba a ocurrir a menos que ella quisiera.

- Diremos que eso fue en serio y haremos como si acababas de dar la mejor disculpa que has hecho en tu vida.  - cruzo sus brazos mientras que mantenía su mirada fija, fría y exageradamente hermosa. El clima comenzaba a hacerse mas fresco y la gente a desaparecer era lo normal, la gente odiaba los climas fríos y sobre todo si parecía que iba a llover o algo parecido. La verdad no entendía por que la gente observaba dos gotas y ya pensaba que iba a venir un huracán o algo parecido en aquel lugar tan seco.  - Estoy perfectamente bien sola. Soy una chica grande, corazón. El que debería ver sus espaldas eres tu. Nunca sabes quien puede ir por detrás de ti. - le guiño el ojo derecho mientras que se acercaba un poco hacia James Howlett. Sus ojos azules iban hacia sus ojos y sus labios se acercaron un poco mas a los ajenos.

- Si continuas pensando en mi cuerpo vamos a tener un problema cariño. Sobre todo para ti. - Mordió su propio labio inferior para terminar alejándose del hombre. - Pero si, tienes razón. Prefiero cuidarme la manicura antes de entrar a una guerra. Aunque seamos sinceros, no hay guerras que vayan a ocurrir. Una guerra quiere decir que ambos lados tienen las mismas posibilidad.  - realizo una pausa con una risa en sus labios - Y ambos sabemos que las cosas no son así. - Emma Frost amaba aprovecharse de sus habilidades telepáticas incluso cuando no las necesite. Pero era ya una costumbre el hecho de leer las mentes de las personas y hablar, respondiendo en cuestión de ellos.