Tenía a la hermosa chica en su cabeza, su bello color de piel y sus ojos tan expresivos aunque se hacían los fríos cada vez que podían, pero aun pudo ver un aire de bondad y de belleza. Caminó por las calles sin dirección alguna, sabía dónde se encontraba la chica pero dudaba en ir, no quería solamente llegar sin invitación ni tema que hablar, pero necesitaba verla, pensar en ella a veces no le bastaba. Mística era una mutante líder de los renegados, conocía su verdadero nombre ya que la investigó a fondo después de esa tarde en el bar, le interesaba como socia, su poder le parecía algo fascinante; su corazón no estaba con la hermandad y así no podía luchar por una causa ya que no creía en nadie ni en las palabras de su supuesto líder sabio. Un cigarrillo se podía notar en el rostro del joven mientras pensaba, llevaba lentes de sol y su ropa era casual pero igual se notaba la clase y la elegancia.

Bajó por el túnel del metro pero en vez de subirse al tren siguió caminando por el túnel, la única luz que podía ver era el vehículo recorriendo su ronda y su cigarro iluminando solamente su rostro con facciones delicadas. Dio unas cuantas vueltas y bajó otras escaleras, esperaba estar siguiendo el camino indicado hasta Raven, pero sabía que la estructura subterránea Neoyorquina era grande. Caminó sin importarle el pútrido olor, seguía fumando su cigarrillo el cual contrarrestaba el hedor de ese mugriento lugar. Se adentró cada vez más a las alcantarillas como un cazador buscando a su presa, pero a decir verdad no sabía que esperar de ese lugar, había muchos mutantes, entendía que lo odiasen por ser del otro bando, o ser de cualquier bando. Así que agarró el cigarrillo con la mano cuando aún se encontraba prendido y empezó a absorber la energía, causando dos orbes en sus manos masculinas, una era nívea y la otra era simplemente color fuego.

Entró a la guarida que parecía más un recinto y pasó muchas miradas, nadie posaba sus ojos en el con miedo, sentía el desafío en el aire; ninguno se le acercaba o intentaba detenerlo. Mística lo estaba esperando seguramente, era una chica inteligente, y tenía el lugar vigilado de una forma única. Su séquito era violento, conocía a esos chicos sin escrúpulos que no tenían nada, así que no temían perder lo que había adquirido; él era uno de ellos pero aparentaba ser otra cosa que claramente no era. Entró en donde supuestamente estaba la chica y negó con la cabeza –Buenas noches- comentó Zachary mientras hacía que las esferas de energía se desvanecieran, eran su única arma por el momento pero sabía que no necesitaría lastimar a su compañera –tanto tiempo- Kennedy mencionó mientras colocaba otro cigarrillo en su boca.

-No deseo sentarme, pero muchas gracias, Raven- dijo usando su nombre mientras se quitaba los lentes de sol y la chaqueta poniéndolos en la silla –como probablemente sabrás, soy uno de los peones de Erik, y me aburrí de serlo porque no siento que sea mi causa, he matado tantos hombre para el que perdí la cuenta- prendió un habano y sonrió mientras la miraba directamente a sus ojos, era sin duda hermosa pero su orgullo no le mostraría lo que en verdad pensaba o sentía. Se acercó lo suficiente para tomar el trago con las manos y lo olfateó, era buena bebida, seguramente añejada por algunos cuantos años, le encantaba el licor viejo, simplemente pensaba que era el mejor. Acomodó con su mano el pelo cobrizo que se podía notar tocándole el rostro y bebió de su copa sin ver directamente a la mujer su rostro era eclipsado por una mirada lúgubre que se posaba en su cuerpo, negó con la cabeza cuando se sentía distraído y suspiró tratando de evitarle.

-Supongo que me tomarías en tus filas solo por joder a mi jefe, me parece perfecto, pero no pienses que seré uno más si estoy contigo, subestimas mi poder igual que cualquiera. No soy igual, probablemente suene egocéntrico, pero en tus filas no encontrarías a nadie más leal, protector, y fiel que yo – inhaló el humo mientras sentía unas ganas garrafales de salirse del lugar, pero no era su estilo, probablemente la chica se enojara y lo correría de ahí pero no le importó como reaccionara la líder de los renegados, los mutantes que en la superficie eran la escoria de la humanidad simplemente por no seguir un bando especifico, Zachary no pensaba así, conocía a Mística y era una mujer que aunque lastimada, tenía los ideales correctos. El joven se acercó a ella hasta que rodeó donde estaba y empezó a acariciarle los hombres a la mujer – No soy como ellos Mística, no todos somos iguales. Puedo ver en tus ojos tanto odio, y supongo que en los míos ves lo mismo, no somos tan diferentes.-

Sus manos suaves dejaron de tocar a la mujer y miró todo el lugar sin sentarse un minuto. La bebida alcohólica pasaba por sus labios hasta su tráquea haciendo que una mueca de ardor se notara en su serio semblante, en esos momentos solo deseaba estar ahí, pero a la vez otras ideas venían a su mente, y esas no podía demostrarlas – quiero unirme a ti…-