La castaña había llegado un poco después que la pelirroja al santuario de las más inmundas pestes que habitaban las alcantarillas, Quinn no era lo suficientemente egocéntrica y desgraciada como para ignorar la presencia de nuevos residentes. Le gustaba averiguar y entretenerse con las autobiografías de tan peculiares maravillas de la naturaleza con las que compartía ese excepcional nuevo hogar. Sin embargo, Anya para la joven pelirroja parecía ser de  lo más "normal", y llegar a un convenio con ella se había dado con tal fluidez que la espera por el día en el que se llevaría acabo la diablura acordada parecía nunca llegar.

El cuero renegrido del traje de Quinn se ceñía a las curvaturas de su cuerpo, la tela conseguía aparentar ser una segunda piel para ella. La mutante quería perderse en la benéfica obscuridad de los jardínes que rodeaban el gran edificio, para así pasar desapercibida, claro que no negaría que además de eso la situación le daba una buena razón para lucirse de esa forma. Quinn le hizo una seña a su cómplice para que se acercará a donde estaba mientras un dedo indice se alzaba entre la maleza que le cubría y señalaba una trayectoria que hacía distinguir entre todas las ventanas una justo por encima de ella. Anya traía la maleta llena de utensilios vandálicos entre los cuales había desde bats envueltos con púas hasta latas de pintura para hacer memorable el momento. Llegar hasta ahí había significado un largo camino en auto, mismo que había conseguido la alemana con tan sólo usar sus puños contra la ventanilla y conectar algunos cables, el deportivo estaba un tanto lejos a la espera de un escape y Quinn ya no era capaz de mantenerse quieta.
-Anda vamos! no me digas que ya te haz arrepentido! No me hagas suplicarte!- murmuro en un tono dramático entre algunas risas intermedias.
La mente de la alemana por un momento se concentró en un brote herbal para el que tenía planeado un destino que auxiliaría a ambas renegadas a subir por las paredes del instituto sin ningún problema, serían pronto unas infiltradas traviesas y a la vez peligrosas.

[...] ¿O acaso eres tú la que tiene miedo?

La acusación se manifestó después de una serie de risas alegres que hacían resucitar a los jardínes de la formalidad que alentaba dicha obscuridad. Quinn no pudo evitar sonreír de una manera maliciosa ya que su compañera además de lucir espectacular en ese traje y ser una cómplice maravillosa, parecía tener un sentido del humor; nada se agradecía más en esos momentos que poder compartir ese tipo de experiencias al lado de un ser de ese tipo; que tomará los riesgos y peligros de la mejor manera incluso si de ser necesario se recurriera a ese tipo de insinuaciones que nada beneficiaban a la pelirroja y que nada tenían que ver con la realidad, pero no la culpaba el par apenas comenzaba a conocerse.

-Primero debemos entrar a esta fortaleza, genio!. -se rió un poco y cargo la pesada maleta escalando cada escalón herrado que había formado adherido a la pared vertical del instituto en dirección a la ventana señalada-Repasemos la agenda Anya-susurro mirando su compañera con la ilusión de que la siguiera quedandose quieta a medio trayecto para contemplarla. A esa altura su curiosidad despertó y se pregunto si en tal fortaleza existirían centinelas o algún tipo de guardias....entramos, hacemos de las nuestras, firmamos la escena y salimos sin ser atrapadas, cierto?, pero quiero que en este momento nos juremos lealtad, que si atrapan a una , las dos caemos, ¿qué dices?, es un trato?. La pelirroja la observo nuevamente al comprobar que al menos desde donde estaba no veía a nadie mas, volvió a escalar hasta el marco de la ventana y comenzó a forzar el recubrimiento metálico con uno de los juguetes de la maleta.Deberías ayudarme con esto.... Escuchó el sigiloso "clic" y comenzó a introducirse a los que parecía un laboratorio de química, había tenido suerte con esa ventana del segundo piso y se pregunto si ese sería uno de los escapes de los propios estudiantes reprimidos.
Ayudo a su compañera a entrar intentando no hacer mucho ruido, la alemana entonces se hizo consiente que lo que el lugar dondese infiltraban era un instituto y no un banco, no habría porque haber rayos laser protegiendo algunos tubos de ensayo y Matraces de Erlenmeyer.

-Hasta el final! - repitió la pelirroja mientras de un jalón ayudaba a su amiga a entrar--pense en todo, en la maleta hay una cámara reflex para mejor definición de nuestras travesuras, podemos hasta hacer una película...  - mientras la joven castaña se disponía a explorar el aula, la alemana comenzaba a sacar algunos utensilios de la maleta deportiva: bats, latas y la cámara que anteriormente había comentado, tal vez hasta se tomarían fotos de ellas mismas y cínicamente firmarían esa escena de vandalismo- -no se nada de quimba, tal vez si supiera podríamos hacer bombas de humo o explosivas con lo que hay aquí, pero como tenemos tiempo podemos tardarnos lo que deseemos-  la risa de la pelirroja se escucho al tiempo en el que el flash de la cámara bañaba a la castaña y a ese tubo en el aire-- muy buena...que fotogénica eres .

Un par de "clic´s" mas y el dulce sonido del vidrio astillarse hasta la inminente colisión hizo que Quinn dejara la cámara en una de las mesas de laboratorio y se acercara con un bat a donde una repisa de material cristalino era exhibido como instrumentos de conocimiento-- hagamos que cada fantasma nos escuche... - le guiño un ojo a su compañera comenzando a acercarse a esa repisa. Su reflejo contra la variedad de recipientes y vasos deformando esa sonrisa maliciosa antes de llevar el bat por encima de su cabeza y dar un fuerte abanicazo contra las demás Quinns fue una de las imágenes que a la mutante jamas se le olvidarían. El sonido era tan exquisito como el de los disparos de una escopeta. -... crees que esto sea peligroso?  - susurro cuando la lluvia de cristales ceso y sus manos recogieron de la repisa contigua un par de botellas con un cráneo de advertencia en las etiquetas.

Quinn le lanzo una a su compañera sin saber lo que contenía o si era peligroso-- Tal vez sirva para tu experimento