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Just a smile... [Anna K. Sørensen]
Just a smile... [Anna K. Sørensen]
Las clases pasaron como si nada, necesitaba fumar y cada minuto checaba el reloj. Odiaba escuchar a los profesores hablar, hablaban de historia y cualquier otra cosa común, su poder no era el más poderoso pero no aprendía a dominarlo aun. Cuando salió a los pasillos empezó a caminar con su mirada siempre apuntando abajo, no quería ver a nadie a los ojos, no por simple miedo, solamente porque necesitaba pensar. John era un chico interesante, callado, apuesto, pero no le gustaba establecer una relación amistosa con nadie, solo tenía unos cuantos compañeros pero no iba a más que una fiesta. Caminó hasta los jardines y empezó a fumarse un cigarrillo, el humo que emanaba de este era espeso, lleno de toxinas y el ambiente se arruinaba con el tenue hedor.
La mirada lúgubre del joven se posaron en una chica pelirroja que estaba en el lado contrario y solo se dio la vuelta, no quería hablar con ella. Su timidez cada día incrementaba. Solo con unas copas de más empezaba a ser quien realmente era, como si se convirtiera en una persona meramente excéntrica solo por tomar de una botella de brebaje. El cigarro casi se extinguía cuando camino por el camino rocoso del jardín acercándose a la chica sin ir con ella directamente, pero de forma amable la saludó con la mano – Hola- comentó mientras se paraba de forma mecánica para darle un beso en la mejilla en forma de saludo –soy John, creo que te he visto en tu clase de ¿Química? ¿Historia? Que mala memoria la mía- bromeó mientras dejando ver una sonrisa
Re: Just a smile... [Anna K. Sørensen]
- No Olaf, a la gente no le agrada cuando les hablas sobre su aspecto. - murmuré aunque realmente supuse que a nadie le iba a importar, simplemente estaba demasiado acostumbrada a esconder a Olaf. Aunque el fuese mi mejor amigo desde hace tiempo, yo simplemente pensé que era algo raro que tu mejor amigo fuese un peluche. Pero Olaf también le recordaba a Alaska, su familia y la nieve que tanto le hacía falta. Nueva York era bastante caluroso y la nieve era realmente nada comparado con Alaska. - Por que no todos son guapos como tú. - hablar con Olaf era divertido, pero aveces no parecía entender muy bien las cosas. Sobre todo por que era un peluche con forma de hombre de nieve. Cuando salí hacía el jardín tengo que admitir que era mucho mejor, pero no me gustaba demasiado el calor. Solo me gustaba el hecho de que no hubiese tanta gente.
Me pareció exageradamente raro cuando el chico que esta conmigo en clase de historia llego como si nada a darme un beso en la mejilla. Quizás es por que la gente en estos lados bajos era más rara... - Anna... - las palabras parecían que las escupía por que estaba tan tímida y sin entender absolutamente nada de lo que ocurría que solo hablaba por hablar. - E-en Historia, tenemos historia juntos... Historia no Química... - ¿siquiera tenía química en aquel lugar? no, que yo me acuerde y si la hay pues nunca he ido a una, me estaba preguntando si eso era bueno o malo pero estaba apostando por que era malo. - Disculpa ¿Necesitabas algo? Seguramente es que no puedo estar aquí, disculpa. - Me disculpé dos veces, tonta. Olaf asomó su cabeza blanca por mi hombro, estaba deseando que se devolviese. La verdad pensé que me iban a pedir que me fuera del jardín. Los Neoyorkinos no son necesariamente gentiles, pero mi tía me dijo que no había que generalizar. Solo que era muy difícil no hacerlo.
Re: Just a smile... [Anna K. Sørensen]
Miró al muñeco de peluche y sonrió de forma amplia – em… ¿El quien es?- John se le quedó mirando un poco rato más sin importarle nada; sabía que muchas chicas llevaban sus peluches a la escuela, pero no conocía a nadie que realmente tuviera uno en sus manos a cada momento ¿la chica sería la primera? Probablemente. El dolor se expandió por el cuerpo de Kohl y solo suspiró negando con la cabeza de forma brusca, tratando de olvidar el evidente sufrimiento. Era como si le quemaran completamente los órganos internos, necesitaba alcohol, pero sería muy poco amable de su parte dejar a la chica sola después de haberla invitado a charlar –te he visto en Historia entonces… unas cuantas veces porque no pareces de las chicas que hablen mucho, y pues probablemente como puedes notar yo tampoco soy tan parlanchín- el joven hizo una mueca y miró hacia otro lado.
La seriedad en el semblante del castaño era clara, se veía como alguien que tenía pocos amigos, que era bastante rudo y que no le gustaba compartir muchas palabras con nadie más que el mismo. Aún el suero que le habían inyectado de forma intravenosa hace años le causaba efectos negativos, el dolor siempre se hacía evidente, y cada vez que lo calmaba terminaba borracho y tirado en algún otro lugar de la academia o de Nueva York. En Alemania ya no podía estar, los recuerdos lo atormentaban de sobremanera, necesitaba estar lo más alejado posible de esas ciudades, de esos prados y de todo lo que conllevaba ese hermoso país; amaba a su patria pero a veces las cosas hacían que cambiara de opinión -¿Eres de aquí?- dejó esa pregunta en el aire para que se fueran conociendo, necesitaba amigos en ese maldito lugar, muchos eran demasiado alzados como para que a John le importara; se creían por tener poderes, y cada vez que podían peleaban de una forma bestial y tan agresiva que casi le daban asco esos tipos de personas. Volvió a prender un cigarrillo esperando que a la pelirroja no le molestara.
“Anna, Anna, Anna, Anna” se dijo una y otra vez para memorizar su nombre, sin duda era bello; el de él era simple, americano y todo lo que se podía esperar de un hombre nativo –lo peor de todo era que él no era Estadounidense- miró a la chica mientras sentía el humo siendo inhalado y llenando sus pulmones y le sonrió de forma abierta y encantadora – Anna… es un muy hermoso nombre- asintió con la cabeza mientras miraba los jardines cetrinos y frondosos. Los colores llenaban el ambiente haciéndolo completamente único y hermoso, había visto cosas más hermosas antes pero no se comparaba ninguna con esa ocasión, había algo que lo hacía diferente, pero no sabía exactamente que era.
Re: Just a smile... [Anna K. Sørensen]
- Este es Olaf, es mi mejor amigo. - sonreí por que era obvio, por que adoraba a Olaf y por que quería hacer todo muy claro. Recordando el hecho de que ha sido la única cosa que nunca la ha abandonado. - ¿Por que hablas con alguien que parce tarzán con ese cabello? - abrí mis ojos esperando que la tierra me tragase, Olaf era todo menos un ser con tacto. Lo miré de forma enojada, no me gustaba cuando hacía esas cosas. - Olaf, no seas grosero. Es feo tratar a la gente de esa forma. - tras concentrarme un poco, el muñeco de peluche volvió a ser un ente sin vida, sin forma de comunicarse o de pensar. Cayó en mis brazos, como siempre lo hace. Aunque no pudiese hablar, sabía que iba a estar enojado, el siempre se enoja cuando le hago eso. Pero es mi forma de casigarle, como si fuese uno de mis hijos, pero nunca pensé en él de esa forma. - Discúlpame por eso, en serio. Olaf es muy... Impredecible. - hice una risa algo incomoda tratando de arreglar las cosas, aunque un perdón no es lo suficiente para todos.
Elevé mi mirada hacía el - No realmente, vengo de un lugar mucho más frío. Alaska. - no es algo que yo diga siempre, pero bueno, aproveche para que alguien supiera de donde era. Estaba esperando los chistes sobre como vivimos con osos polares y pinguinos, por más que sean mentiras aveces me daban risa. - Gracias, aunque es un nombre muy común... Creo yo. - si me molestaba un poco que estuviese fumando, por no decir mucho. Mi tía siempre me decía que fumar era malo por que solo te hacía ver como una mala persona. Llevé el final de la manga de mi suéter hacía mi boca y nariz, actuando como si me estuviese riendo o algo pero realmente me estaba tapando casi toda la cara. No quería faltar el respeto o decir algo al respecto.
- Disculpa, no pregunte. ¿Eres de aquí? ¿no? Pareces acostumbrado al lugar. - realmente yo no tenía idea si parecía Neoyorkino, solo lo supuse. Esperaba no ser grosera con el comentario por que hay gente de todos lados del mundo en el instituto. La última vez escuché que había alguien de México, eso está... Casi al otro lado del mundo, es muy loco todo. Aveces pienso más que son Alien en vez de personas por que todos se comportan de formas muy diferentes y eso es algo interesante pero me daba algo de miedo al mismo tiempo, ya que yo nunca había visto tanta gente de cerca.