De nuevo las pesadillas. Cada día que pasaba se volvían peores. Logan era un ser con una bestialidad clara, pero sus pensamientos aun lograban atormentarle; no recordaba mucho de su pasado y por alguna razón quería saber más de sí mismo. Salió de un cuarto desarreglado y sucio, las mañanas siempre eran iguales, y era su último día en ese vecindario. Jamás se quedaba en un lugar, las razones eran claras, era diferente al resto, y aunque trataba de evitar problemas, pero no tenía miedo de tenerlos. Una chaqueta café y unos jeans le bastaron al varón, salió sin hacer ruido y se adentró a las calles de la vasta ciudad. La gente se le quedaba viendo sin despegar un segundo la mirada de sus músculos prominentes y su rostro de pocos amigos. En esos momentos necesitaba un trago.
La caminata era larga, necesitaba encontrar un bar, o algún lugar donde le sirvieran una buena cerveza o algún tipo de licor. No le importaba realmente si era demasiado temprano… nunca era demasiado temprano o demasiado tarde para un buen vaso de whisky.

Aunque no recordaba detalles de su pasado, entendía que era bastante conflictivo desde pequeño. Siempre había estado relativamente solo, huyendo de la ley o de enemigos. Sin duda era alguien que llamaba la atención –aunque no fuera de la forma correcta- . Se adentró a un establecimiento y prendió un puro. Miró de un lado a otro inspeccionando el lugar y solo se sentó cerca de la barra. No había muchos mutantes  como el, su agresividad era de nacimiento. Su bestialidad desde joven le había orillado a hacer cosas que realmente no necesitaba hacer, pero se sentían correctas. “Maldita sea” pensó mientras le pedía una cerveza al encargado de la barra. La abrió y empezó a beber. ¿Qué hacía Logan en Manhattan? En esos momentos solo quería despejar su mente, perderse entre la multitud y luego huir sin regresar. Estar solo era parte ya de su longeva existencia, y para ser sinceros, así estaba mejor. El puro invadía el ambiente de un hedor a tabaco y alcohol.

Miró a su alrededor. Alguien le miraba con cara de pocos amigos y el solo le regresó la mirada de forma altiva. Se levantó y se acercó gradualmente hasta llegar a él. Se paró justo detrás de él y le tocó el hombro. Lobezno solo gruñó y se dio media vuelta. Nadie era mejor que el para encontrar problemas en lugares comunes, y aparentemente  ese bar no sería excepción. -¿Qué quieres?- dijo sin quitarle los ojos de encima al humano testarudo. Se acercó más y Lobezno se levantó de su asiento –Yo que tu no lo hago-. En pocos segundos la pelea había terminado, y Logan regresó a su asiento y siguió bebiendo. El hombre trato de tirarle unos cuantos golpes, y el solo tiro uno y la pelea había acabado. Ya todo se había vuelto rutina.

Siguió tomando sin importarle nada. Segundos pasaron en total silencio y el solo siguió tomando de su botella. Su rostro mostraba bestialidad y sus facciones eran rudas y anchas. Era un sujeto bien parecido pero igual tenía ese algo que la gente temía. Su poder era especial e ilimitado, jamás acabarían lo problemas por él se los buscaba aunque no se diera cuenta. Inconscientemente iba a los lugares donde alguien le sacaría pelea y así mostraría de lo que era capaz, marcaba su territorio –no literalmente claro- como cualquier otra bestia sin causa. Una chica entró, bien arreglada, una mujer que jamás entraría a un establecimiento así de extraño y de mala reputación, pero Logan lo ignoró hasta que se acercó lo suficiente para hablarle.

-¿Por qué? ¿Quién diablos me busca?- dijo de mala gana. Su puro poco a poco se fue extinguiendo dejando ahora solo una rueda café sin nada más que papel y ceniza, y lo que una vez fue una flama. La lúgubre mirada de Lobezno se posó en la muchacha y la examinó de forma brusca. Tenía escasos años de edad, se veía de buena clase, según su criterio no era común que alguien así se adentrara a ese tipo de establecimientos, era extraño, pero mientras se fuera y no le molestara no le importaba de donde fuese –No estoy perdido entre ex…- pensó y la miró. Solo una persona que no temía a los demás humanos se adentraría a ese tipo de lares, ella era una mutante como él. No como el exactamente pero estaría a punto de averiguar cuál era su poder.

Se levantó de la silla junto a la barra y caminó un poco, dejando la cerveza a medio tomar. La miró de arriba abajo. ¿Qué mierda quería una chica así? Había tenido bastantes encuentros violentos con otros mutantes como para dejar que le tomaran desprevenido. La miró y suspiró de forma casi violenta, salió como un gruñido y siguió inspeccionando. De nuevo el bar se quedó en silencio esperando que el loco que se peleó hace unos cuantos minutos se peleara de nuevo. Estaba cansado de huir pero tenía que encontrar respuestas y tal vez la chica sepa algo de su pasado –aunque juzgando por su edad no creía que eso fuese a ocurrir-  a él no le importaba esconderse; los humanos siempre lo juzgarían por eso. Cerró los puños y negó con la cabeza –Nos vemos afuera- salió por la puerta principal dejando ojos pegados a su cuerpo y bocas pasmadas. Estaba listo para pelear, no le importaba que poder tuviese la chica, había luchado contra sobrehumanos mas poderosos en su pasado.

-Sí, soy un mutante- gruñó contestándole la pregunta sin decir nada más, su violenta mirada se posó en el cuerpo de la chica. Era mucho más joven de lo que esperaba pero no había tenido el interés de verla completamente. Realmente era linda esa mujer pero no podía aceptarlo, al menos no en esas estancias, mucha gente lo quería ver lastimado y seguramente enviarían a quien sea para hacerle daño -¿Y porque tanto interés en mi vida, niña? Solo soy otra persona, no veo porque molestas- dijo el varón salvaje de forma agresiva, no le gustaba que se metieran en sus cosas y menos una chiquilla que conocía de apenas unos cuantos minutos.

-Lo que creo es que tú te debes ir de aquí, eres una nena en un barrio bajo, nadie te cuidará aquí- musitó sin decir nada más, se puso un puro en la boca y lo prendió con un encendedor, en esos momentos necesitaba realmente fumar. El humo le impregnó la ropa de un olor desagradable, el alcohol casi nunca actuaba en su cuerpo, si quería emborracharse necesitaba cantidades grandes y algunas veces él no tenía ese tipo de dinero a la mano. En Japón le habían enseñado a controlar su ira, lo mejor de todo era que se le había olvidado mitad del viaje. Así que extrañamente estaba más gruñón de lo normal. Las cosas no habían ido bien y realmente quería salir de ese lugar.

Logan era un hombre que estaba a punto de ser el antagonista de muchas historias, su explosividad lo hacía ser conocido por muchos en el mercado ilegal y legal. Pero no le molestaban los demás mortales o no mortales, solo quería huir de los recuerdos tormentosos y su pasado nulo. ¿Quién era él? Él era Logan ¿Y cómo lo sabía realmente? Por sus placas militares que llevaba en el cuello que jamás se quitaba. Él había sido forjado para ser una maquina asesina, había sido criado como un animal haciéndolo sangre fría, pero algo en él le decía que no eran los motivos ni las consecuencias correctas ni las que él quería para su futuro. ¿Cómo sabía que quería para el en un futuro si ni siquiera conocía su pasado?