Y en apenas unos segundos... pum, al suelo. La palabra torpe debería añadirse a los adjetivos que definen a Frederick. No es recomendable hacer muchas cosas a la vez, dicen, pero él no hizo caso y su cámara, cayó al suelo y se tornó inútil. Así que decidió ir a una tienda especializada en eso, en fin, comprar otra. Bueno, a partir de ahora tendrá claro que no debe llevar muchas cosas en las manos, y menos cuando está al lado de unas escaleras. Y mucho menos cuando es algo tan grande como una cámara.
Sí, fue viendo como su pequeña joya rebotaba y rebotaba por los escalones...

No sabía muy bien dónde ir a comprar una, por muchos años que hubiera estado viviendo en la ciudad, nunca supo de ninguna tienda así. Porque, sí, aunque no lo hubiera dicho y quizás se sienta un poco culpable, su pequeña joya estropeada fue algo que robó de la mansión de uno de los políticos más corruptos de la ciudad, junto a los Rebeldes. Pero bueno, él se lo merecía, tampoco tenía por qué sentirse culpable...

Pidiendo consejo a algunos de sus compañeros de las alcantarillas, le recomendaron una tienda situada en Brooklyn. Uno de sus compañeros era un tecnópata que... cuando no se encontraba jugando a videojuegos (a los pocos que habían, claro), estaba en las alcantarillas diseñando nuevos artilugios para nosotros. Oye, tampoco iba a criticar sus gustos, ya que al menos le dio la dirección de la tienda...

Una vez llegó a la calle donde se supone que se encontraba la supuesta tienda, alzó la vista para observar los letreros, esperando encontrarse con uno con el nombre y... efectivamente, allí estaba: "Voox", con las letras subrayadas con un cable. Muy ingenioso pensó, mientras caminaba hacia ella.

Era un buen día para pasear por la ciudad, después de las clases me apetecía coger un poco de aire y caminar hasta que los pies me dijeran basta, había tenido una semana movida, entre las horas que pasaba practicando, aquel rayo que me cayó protegiendo a aquel chico y las clases de historia estaba reventado, saturado y con la necesidad de tomarme un respiro un Kit-Kat o una Coca-cola, cualquier cosa que me hiciera olvidar el cumulo de estrés que provocaba ser alguien como yo, repudiado por la sociedad incluso por la familia , perseguido por los anti-mutantes y envidiado por aquellos que quieren ser como nosotros, hacía que el día a día fuera más duro, dándonos la necesidad de desconectar de vez en cuando, había llegado relativamente rápido a la ciudad caminando, respirando aire fresco y variar el panorama al que estaba acostumbrado, pensando en los pros y los contras de mi evolución genética llegué a la ciudad casi sin darme cuenta, acabando en un barrio que no me sonaba mucho pero que no parecía nada peligroso por lo que seguí.

Tenía ganas de tomarme un helado tal vez de piña o de plátano, los sabores de frutas eran mis favoritos aunque nunca despreciaría un helado de chocolate, me acerqué a un camión que estaba justo en la esquina de la calle, con música que salia de un megáfono en el techo del vehículo con una melodía del todo irritante, con un toque en la chapa conseguí que aquella horrible sinfonía aguda dejara de sonar, "el lado bueno de la evolución" pensé mientras esperaba mi turno mirando la cara del vendedor aporreando el megáfono y maldiciéndolo dándose por vencido después de varios intentos al ver que la gente se aglomeraba esperando un helado, seguí caminando después de conseguir mi helado de piña en cucurucho con un barquillo encima, aquello era gloria bendita para mi paladar.

Caminado por el barrio sin preocuparme a donde me dirigía, craso error por mi parte, me equivoqué de dirección y cuando me quise dar cuenta me había perdido, si antes estaba en un barrio desconocido en este tenía la duda de si seguía en el mismo continente y caminando acelerado algo preocupado por saber donde me había metido, entré en un callejón con una pinta de lo mas cuestionable en cuanto a salubridad se refería, por lo que me dispuse a retroceder cuando me topé con tres tipos cuyas caras me daban la impresión de que no se traían nada bueno, -Mira Scott un enano perdido- dijo el más grande de ellos acercándose a mí ,- Y trae un helado-...-Jajaja ¿Te has perdido mocoso?- preguntó retorico otro al que le colgaban unas cadenas de las muñecas, -Parece que a este ratoncito le ha comido la lengua el gato- dijo al fin el tercero el que tenía pinta de ser el cabecilla de aquel aquelarre de apestados mugrientos. Sin pensármelo dos veces les lancé el cucurucho a medías sacrificando su vida por la mía, para salir corriendo en dirección contraría "a algún lugar tendrá que llevar el callejón", fue lo que se me pasó por la cabeza y a toda velocidad llegué a la salida perseguido muy de cerca por aquellos tres individuos.

Al girar la esquina ya casi exhausto por la carrerita sin casi poder frenar me choqué contra un hombre alto y de pelo castaño que salía de una tienda de fotos a juzgar por lo que llevaba en la mano, y haciendo un gesto con la mano para pedirle perdón vi aparecer a los tres individuos por la esquinas dispuestos a seguirme hasta el fin del mundo por lo visto, pero la razón era lo que desconocía, "les habría dado envidia verme con mi helado" pensé mientras seguía corriendo, girando en la primera entrada quedándome encerrado, a no ser que pudiera volar allí estaba, sin salida y con tres furiosos hombres dispuestos a hacérmelo pasar realmente mal, -no os acerquéis os lo advierto, no sabéis de lo que soy capaz- dije amenazante intentando amedrentar al trio y sin previó aviso el de las cadenas me alcanzo dejandome con un quemadura del impacto en el hombro y desorientado, no me esperaba para nada aquella situación, y puede que el hecho de utilizar mis poderes solo la empeore, "¿Qué hago?".

Tras observar durante unos minutos el escaparate de la tienda, decidió entrar y comprar la mejor que encontrara, al fin y al cabo, el dinero le iba a sobrar. Miró a las personas que se encontraban dentro, aunque no es que hubiera mucha gente. Un anciano embobado con la televisión, una mujer que observaba unas estanterías, y el dependiente, que parecía no haber dormido mucho, más que nada por el charco de babas que había dejado en la barra.
Avanzó caminando, tapándose la boca para no estallar en carcajadas, y una vez se calmó, dio varios golpes en la barra para que el hombre se despertara.

Le atendió bastante rápido, fue al almacén, le trajo una cámara que parecía bastante moderna (para estos tiempos, claro) le pidió el dinero y se volvió a dormir. La verdad es que cuando salió por la puerta ya no pudo aguantarse la risa, pero nadie de dentro le oyó. Una vez que ya tenía todo lo que quería, giró en dirección a la base e intentó dar un paso, pero algo no se lo permitió.
Un chico rubio, que parecía haber visto un fantasma. Se tropezó con Fred y salió disparado hacia la dirección contraria de la base. Extrañado, se giró y se puso a observar al chico, preguntándose por qué corría tanto, hasta que posteriormente observó a otros tres hombres corriendo tras él.

Más que correr, el chico estaba huyendo de esos tres personajes, y aquello le preocupó a Fred. No era su estilo meterse en asuntos ajenos, pero uno de ellos estaba más o menos armado, y si podía evitar que alguien acabara en urgencias, lo haría. Empezó a seguir silenciosamente a aquellos hombres, hasta que vio como se paraban y posiblemente entraban en un callejón sin salida, si no, sus reacciones felices no tendrían mucho sentido.
Se asomó por el callejón, y efectivamente, observó al chico ligeramente asustado. No entendió por qué le perseguían, al fin y al cabo era un adolescente.

Utilizar sus poderes en público era algo arriesgado, pero con suerte, nadie se enteraría de que los había usado. Se paró a observar los alrededores y... no había ni un alma. Vio como el de las cadenas atacó al rubio en un hombro, y aquello fue lo que le llevó a utilizar su umbrakinesis. Absorbiendo una pequeña cantidad de las sombras que habían en ese callejón, creo otras cadenas bastante similares a las del hombre, lo que les diferenciaban era la coloración oscura de las de Fred.
Entró al callejón sin hacer ruido, y atacó con ellas al mismo hombre que lo hizo anteriormente con el chico, impactándole las cadenas en las piernas, y haciendo que cayera al suelo.
-  Sé que suena muy típico, pero... ¿por qué no os metéis con alguien de vuestro tamaño?

Aquel golpe en el hombro me había dejado casi fuera de la escena, cayendo por la inercia del movimiento de la cadena me quedé con una rodilla apoyada en el suelo llevándome la mano al hombro dañado por las cadenas de aquel andrajoso buscapleitos, mucha valentía mostraba contra un niño como yo pero estaba seguro de que si sacaba a relucir todo el potencial que había ne mi interior les faltaría poco para hacerse caca en los pantalones, pero eso nunca pasaría ya que tal vez el echo de enseñar mis poderes los cabreara más además de que estaba en inferioridad numérica por muchos poderes que tenga no soy tan poderoso como para defenderme de el aquelarre completo.

Alzando la vista para ver a esos capullos apretando la mandíbula vi como alguien aparecía en la entrada del callejón, un hombre que me resultaba familiar, era con quien me había chocado al girar en la anterior esquina el que salía de una tienda con algo en las manos, me pareció extraño verlo ahí ya que no había salida por este callejón a no ser que saltases la vaya que tenía a mis espaldas por lo que deduje que quería ayudarme, acto heroico aunque bastante estúpido desde mi punto de vista ya que seguíamos siendo dos y ellos tres y no quería que nadie fuera apalizado por mi culpa, pero antes de poder decirle que se largara de sus manos aparecieron unas cadenas de un tono bastante oscuro muy similares a las de mi agresor, sin llamar la atención de los tres personajes, lanzo una de las cadenas al que me había golpeado antes haciendo que cayera de bruces contra el piso, ¿qué se suponía que había pasado?, ese tío ha sacado unas cadenas negras muy de improvisto, una de dos o yo estaba teniendo visiones o aquel hombre era un mutante como yo, y teniendo en cuenta de que lo único que me había tomado era medio helado de piña, a no ser que este tuviera algún tipo de droga no explicaba lo que acababa de ver.

Llamando la atención de los otros dos, les dijo una frase ingeniosa algo bastante utilizada desde mi punto de vista, para luego entrar en una pelea cuerpo a cuerpo con dos de los tres individuos, mientras la mole y el de las cadenas intentaban liquidar a su nuevo e improvisto amigo el otro se acercó a mi y agarrándome por la espalda con una navaja en el cuello me amenazó,me había quedado paralizado esta situación me superaba en gran parte ya que nunca había pasado por algo como esto, era una de esas cosas de las que oyes hablar de las que sabes que pueden pasar pero que nunca piensas que te pasaran a ti. El hombre se había librado de aquellos dos con suma facilidad aunque de una manera un tanto extraña debía admitir ya que parecía que la sombras de los enemigos estaban de su parte y le facilitaban escapar de los ataques pero cuadrar perfectos lo suyos, quedando de espaldas a donde estaba yo con el ultimo del grupo en pie detrás, este me empujó a un lado y sacó una pistola del bolsillo apuntando a mi rescatador mientras se acercaba dándome el tiempo justo para reaccionar y poder darle una descarga que no había servido de mucho ya que el gallito había asido presionado de todos modos, disparando una bala que acertó de lleno en el hombro izquierdo de aquel desconocido dejándolo en el suelo inconsciente permitiendo a los tres individuos a poder escapar al oír una sirena de policía.

Me acerqué rápidamente al cuerpo en el suelo esperando que no estuviera muerto y solo malherido, girándolo para verle mejor la herida, vi un pequeño hueco en el hombro por lo que estaba seguro de que la bala había salido, pegué mi oído a su pecho para asegurarme de que seguía vivo, dando un largo suspiro de alivio cerrando los ojos al oír el latir del corazón algo flojo pero no moribundo, ¿y ahora que se suponía que tenía que hacer?, no podía dejarlo ahí sin más, me había salvado, recibido una bala por mi culpa y ¿aún así yo lo iba a dejar tirado? ni de broma, le dí la vuelta y empecé a registrar sus bolsillos en busca de una cartera para averiguar quien era y en donde vivía, o al menos un teléfono de contacto para llamar de una cabina y poder dejarlo en buenas manos o al menos en manos conocidas, pero antes de poder averiguar nada, alguien me agarró por detrás dándome la vuelta y acertando un golpe en mi cara dejándome inconsciente permitiéndome ver solo una masa de color azul antes de caer al piso.

Offrol: