Esa noche en particular, Leah optó por dar un paseo por new york, tenía que encontrar algo para alimentarse a sí misma y a su pequeña hermana Clarissa, para ella sería pan comido robar algo, simplemente tenía que escabullirse dentro de algún local de comida gracias a su poder y tomar todo lo que quisiera, uso sus discos para pasar de un edificio a otro desde la azotea sin ser detectada, llevaba sus típicas vestimentas oscuras que quieras o no, ayudaba mucho en estas situaciones. Leah se detuvo al escuchar un ruido a la distancia, abrió los ojos como platos, ¿la habrían descubierto? era imposible ya que se aseguró de hacer el mínimo ruido que se permitiera.

Pero no, desde la parte más alta del edificio en donde se encontraba leah, logró ver una silueta a la distancia, se trataba de una chica o al menos eso podría apreciar ya que se encontraba un poco lejos. ¿Qué estaba haciendo? o más importante aún ¿qué hacía tan tarde rondando por estos lugares? Leah hizo una mueca de desaprobación y sólo se dedicó a mirar los movimientos de la chica, no pasó mucho para percatarse de sus intensiones. ¿Está intentando robar algo?, murmuró Leah por lo bajo, asegurándose de que la chica no oyera. De modo que abrió un disco de paso debajo de ella, al vacío.

Saltó hacia él para luego aparecer a un lado de la chica gracias a otro disco. ─¿Estás buscando alguna cosa?─ Ahora que estaba lo suficientemente cerca, se percató del tono de su piel, lo cual le pareció algo extraño, vamos que no todos los días vez a alguien con piel azul, pero lejos de lo extraño, era interesante o al menos así pensó Leah. ─¿Quién eres o más bien, qué eres?─ Cabe destacar que en ese tiempo, Leah no tenía mucho conocimiento sobre los mutantes, puesto que aún no había ingresado a la Hermandad.

Leah seguía con su mirada, cada movimiento que daba la chica. La extraña mujer había optado por una posición defensiva, así que Leah sólo se limitó a mirar un par de segundos más, aquella chica no parecía estar dispuesta a atacar, más bien estaba esperando a algún movimiento de Leah. ¿Habrá mal interpretado las acciones de Leah? No quería hacerle daño, al menos no a primera instancia.

─No deberías responder una pregunta con otra, Pero veo que sabes lo que soy y de lo que soy capaz de hacer y a juzgar por tu aspecto, tú también lo eres─ murmuró para que sólo la mujer la oyera, Leah se refería claramente a que ambas eran mutantes, la fuerza que poseía era por lejos, superior a la de un humano ordinario. ─Puedes estar tranquila, no te haré daño─ La chica tenía que relajarse, Leah no era partidaria de dañar a los de su especie, su odio no era con los mutantes, si no con los humanos y más cuando le recordaba tanto a ella en esos días en los que tenía que robar para sobrevivir, se sintió identificada de cierta manera. ─¿Cómo te llamas?─ preguntó curiosa, mientras observaba fijamente su rostro, esperando una respuesta.

La joven abrió los ojos como platos, totalmente fascinada cuando la extraña que se encontraba al frente de ella había cambiado el tono de su piel a uno normal, ¿es acaso ese su poder, el cambiar de colores su cuerpo? no lo sabía con exactitud, jamás había visto tal cosa y no podía simplemente juzgar lo que estaba frente a sus ojos. Ursa, así se llamaba la mujer que luego de tantas vueltas, había soltado su nombre.

Leah sonrió ante el aparente halago de Ursa. ─Gracias, para ser sincera, también es la primera vez que me topo con un mutante─ No es que no supiera de su existencia, ya que estaba enterada gracias a las noticias que inevitablemente terminas oyendo por allá donde te encuentres, pero le había hecho ilusión haber visto a uno con sus propios ojos. Leah ya le había mostrado su poder y esperaba que Ursa hiciera lo propio, fue allí cuando lo propuso y una sonrisa se dibujó en el rostro de Leah, por supuesto que podría mostrárselo, eso no se pregunta. ─Claro, ¿tiene algo que ver con el cambiar el color de tu piel?─ no dudó ni un segundo en preguntar, estaba claro que sí tenía que ver, ya que una persona común y corriente no podría hacer tal cosa, sin embargo le interesaba los atributos que pudiera adquirir gracias a eso, si es que su teoría estaba acertada. Sea como sea, Leah estaba preparada para descubrirlo.

Leah sonrió de forma pícara, mientras asentía ante su aclaración, que poder tan increíble, pensó la chica. Ursa le había tendido la mano, lo cual sólo significaba una cosa: Leah podía confiar en ella. Ella le había mostrado su poder sin temor alguno y tan sólo eso era suficiente como para confiar en aquella persona, además los mutantes debían mantenerse unidos y no pelear entre sí, aún menos cuando hay una amenaza aún mayor allá afuera, por supuesto que no.

Ursa estaba ansiosa por saber el poder de Leah, eso hizo que sonriera sobremanera, dedicándole una mirada de aprobación. ─¿Quieres entrar allí dentro, cierto?─ La jóven no espero tan siquiera una respuesta por parte de la chica de piel cambiante y abrió un portal justo detrás de ella, la cual empujó hacia adentro de este tan rápido como fue abierto. En un abrir y cerrar de ojos, Ursa ya estaba dentro de aquel local al cual deseaba entrar, otro portal apareció al frente de ella, unos cuantos metros. En el cual apareció Leah, viéndola fijamente. ─Mi nombre es Leah, un gusto conocerte Ursa─ susurró, lo suficiente para que la chica escuchara, no podían hacer mucho ruido porque si no las descubrirían y eso no entraba en los planes de Leah en lo absoluto.