Abrí los ojos con dificultad por culpa de la abundante luz que entraba por mi ventana. Miré hacia la mesita de noche donde estaba mi reloj despertador, las ocho de la mañana. No solía despertarme tan pronto sin ayuda de una alarma pero ya sabía que no iba a lograr volverme a dormir, era así y no podía hacer nada por evitarlo, a veces envidiaba a esos que se pasaban hasta las tres de la tarde durmiendo, aunque eso también me parecia un poco excesivo.

Así que me levanté de la cama e intentando hacer poco ruido para no despertar a mis compañeros de habitación, fui hasta el armario y cogí un pantalón de deporte, una camiseta de manga corta blanca y unas deportivas. Me lo puse todo y salí al exterior del edificio, donde no habia nadie excepto algunos chicos jugando al baloncesto en sus respectivas canchas.

Me alejé un poco de esa zona llegando a un camino con un suelo rojizo de esos que tocas y te dejan la mano manchada. Acto seguido me puse a correr, para eso había ido hasta allí, ¿no? Miré al cielo pensando en un plan para el resto del día o tal vez inconscientemente estaba esperando a que me cayese alguien del cielo para entretenerme. Pero no... Yo era el único gilipollas que se levantaba tan pronto y en vez de quedarme en la cama decidí salir a correr.

-¡Por favor que venga alguien!-Grité a la nada.

Sufría cada día que se tenia que despertar en una habitación de aquella academia solo por recolectar información, pertenecientes a las personas que dudaban sobre su lealtad. El castaño ya tenia horas levantado, leyendo un libro de historia viendo a través de la ventana el hermoso jardín de aquel lugar entre sonrisas distantes y egocéntricas, preguntándose mentalmente cuanto se tardaría en correrlo todo. ¡De allí, su maravillosa idea de bajar emocionado las escaleras! agradeciendo llevar ropas cómodas y unos tennis perfectos para la zona, escuchando pocos murmullos en los jardines, risas, burlas...Quizá chicas murmurándose quien sabe que.

Su rostro volteo lento al escuchar a un hombre gritar, surcando una de sus cejas completamente crédulo. ¿Pues...A quien demonios le gritaba ese desesperado? Se pregunto mentalmente, echándose a reír acercándose a paso lento con sus manos detrás de su espalda. -Pensé que aquí eran considerados y dejaban dormir a sus compañeros. Burló ante nada por el grito del mayor, restando importancia a sus palabras mientras se acariciaba uno que otro mechón de sus cabellos. Ignoraba el sol quemante de las mañanas, siempre tan fuerte y odioso contra los recién parados que incluso dejaba ciego a mas de uno.

-¿Por que levantarse tan temprano a gatear? Pregunto, pues eso ni se podía llamar correr, incluso creería que un bebe podría pasarlo si hacían una competencia...Si...Y allí comenzaba todo el egocentrismo del menor por su pasión a las carreras y ante nada la adrenalina, llegando a encogerse de hombros viendo al mayor de arriba hacia abajo, parecía un profesor...¿Pero quien era el para cuestionarle? Debía mantener un perfil bajo en ese lugar para que nadie descubriera de donde era...Y mucho menos que pertenecía a la hermandad.

Pero nada mas salio de sus labios, ya todo estaba listo y para no seguir molestando al mayor, se quedo allí, esperando su respuesta solo por cortesía, perdiendo la paciencia poco a poco por sus ganas de corretear todo ese lugar. -¿Eres estudiante? Pregunto, pues mientras lo detallaba no pudo evitar hacerlo, incluso cuando había dejado que cierto silencio incomodo interviniera, de todos modos...No solía hablar con nadie de los de ese lugar ¿Por que no perder su tiempo aunque sea un poco?