Hacía una buena noche, de esas en las que no hacía ni calor ni frío, así que decidí salir a echar unas canastas en solitario. No tenía nada en que pensar, ningún motivo por el que necesitar escapar y por eso me evadía, para que ningún problema perturbara mi particular tranquilidad. Ya estaba más que acostumbrado a la vida en la academia y ya no me imaginaba estar en otro lado. ¿Para qué? Aquello era lo que yo y otros muchos habrían deseado con todas sus fuerzas: una escuela de superhéroes, ¿qué más podíamos pedir?

Hice rebotar la pelota contra el suelo de la cancha un par de veces antes de correr hacia la canasta y lanzar con una desgastada técnica que había aprendido en Floral Park. Lo malo de la academia era que no había ningún equipo de nada y echaba en falta la liguilla de baloncesto. Mi equipo no era especialmente bueno, pero nos lo pasábamos bien, aunque no ganásemos ninguna copa. El balón reglamentario volvió a mis manos y yo lo lancé de nuevo. Esta vez marqué, por lo que alcé los brazos con los puños cerrados y lo celebré.

-¡El campeón, el inigualable, el genial Bobby Drake vuelve a encestar! –exclamé imitando la voz de un comentador, seguido por el clamor del público sin gritar demasiado para no llamar la atención-. ¡Qué técnica! ¡Qué pasión!

Entonces, la pelota vino rodando hasta mis pies, por lo que no pude evitar chutarla con fuerza contra unos arbustos que estaban a escasos metros de la cancha de baloncesto. Al parecer, me pasé un poco porque el balón salió disparado. Genial, ahora iba a tener que ir a recogerlo.

¿Por qué no pensaba nunca antes de actuar?

Ese día me había ido a la cama pronto,no por tener sueño,sino por la simple razón de que no tenía nada mejor que hacer que tirarme en mi  e intentar dormirme lo antes posible para no empezar a pensar en cosas que no quería perder mi tiempo.

Pero me fue imposible,por lo que decidí levantarme y,haciendo el menor ruido posible,abrí el armario y cogí la primera camisa que vi,unos pantalones de chándal,las zapatillas de deporte y una pelota de baloncesto que estaba escondida debajo de la cama,no sé porque razón.

Salí de la habitación y de la mansión hasta llegar a divisar la cancha de baloncesto,fui botando el balón hasta llegar y vi a un chico que corría hacía unos arbustos.-La cancha esta por aquí-Pensé a la vez que me reía tontamente.

Aunque decidí ignorarlo y empecé a tirar unas canastas,de las cuales no acerté ninguna,como no,el baloncesto nunca se me había dado bien,pero seguí intentándolo,sin tener suerte en ninguno de mis tiros.

Cansado de hacer el tonto y para evitar que aquel chico me viera hacer el ridículo decidí sentarme en un banco cercano,pasándome el balón de una mano a otra,ya que sabía que volver a la habitación a intentar dormir no me iba a servir de nada.

Ladeé la cabeza rápidamente cuando el chico que acababa de llegar se burló de mí. Puse los ojos en blanco y seguí corriendo hacia el arbusto para coger el balón antes de que se fuese a tomar por culo. Después de unos instantes que se me hicieron interminables, conseguí alcanzarlo y me encaminé de nuevo hacia la cancha. El mismo chico que había hecho la gracia, ahora estaba sentado en el banco y parecía totalmente ensimismado. Me encogí de hombros y avancé hacia él.

-¿Otro que no tiene ganas de dormir? –Pregunté con una sonrisa. Obviamente no estaba enfadado por esa tontería, ya que no lo había hecho con intención de ofenderme y yo no era de los que se lo tomaban todo a la ligera-. Se nota que es verano, eh.

Yo tenía ganas de seguir tirando unas canastas, pero era de mala educación no saludar primero. Además, ¿quién sabe? Quizá podríamos echarnos una partida de uno contra uno. Jugar con alguien siempre era mejor que hacerlo en solitario. Ganar o perder era lo de menos, lo importante era pasarlo bien. Al menos, yo lo veía así, aunque, claro, a mí también me gustaba ganar. ¿A quién no?

Boté un par de veces el balón y lancé la pelota a la canasta. Obviamente, no marqué porque estaba demasiado lejos y no tenía tanta puntería como me gustaría, pero al menos le había dado a la tabla. Genial. Si es que yo iba para jugador de baloncesto, no para superhéroe.

Escuché unos pasos que se acercaban y alcé la mirada,era aquel chico y ahora llevaba una pelota en la mano,supuse que eso es lo que había ido a buscar a esos arbustos.

El chico,del cual aun no sabía su nombre pero me sonaba haber visto anteriormente por los pasillos,se acercó hasta mi y me habló con una sonrisa,a lo que yo solté un suspiro ya que podía haberse molestado con mi broma y venir a buscar problemas.-Sí,la mayoría está durmiendo ya y hace tan buena noche que no me he podido resistir.-Le contesté de forma despreocupada.

Con un poco de vergüenza,algo característico en mi con la gente que no conocía,le ofrecí jugar un partidillo.-Aunque si crees que somos pocos,eso tiene fácil solución,creéme.-Y mientras él me mostraba sus dotes con el baloncesto,yo aproveché para concentrarme unos segundos y crear dos copias idénticas a mi.Así,el juego no estaría tan desequilibrado,aunque seguramente incluso haciendo un equipo de cincuenta copias mias contra él solo,continuaría perdiendo,ya que,por muchos que fueramos,seríamos todos igual de malos.

Me levanté,seguido de mis dos "clones".-¿Bueno,que me dices,cuantos quieres que seamos?-Le pregunté con una sonrisa pícara,sabiendo que dificilmente se resistiría a jugar un pequeño partido,además,así nos conocíamos un poco mejor el uno al otro,que nunca viene mal hacer amigos.-Por cierto,me llamo Eric.-

No hizo falta que le preguntase si quería echarse una partidita contra mí, porque antes de que saliese la oferta, él ya lo había dado por hecho. Me hizo gracia su iniciativa y mi sonrisa se dibujó en mi rostro cuando, de repente, me vi a dos clones suyos delante de mí. La verdad, yo me habría conformado con uno contra uno, pero ya que podíamos hacer un equipillo, pues no me iba a quejar.

-Eres rápido, eh –comenté sin dejar de mirarle-. Pero, entonces… ¿un dos contra dos? Pues el que vaya conmigo que se ponga otra camiseta o algo para que pueda identificarle, ¿no?

Tampoco era tan tonto como para empezar un partido sin poder saber quién estaba conmigo y quién contra mí. Cuando jugaba en equipo, jugaba en equipo, porque mamar el balón siempre había estado mal visto y yo me había criado de la siguiente forma: “los mamadores no saben jugar”.

-Con dos es suficiente, hombre, si yo iba a decirte de jugar solo dos –le respondí-. Tampoco es plan de que te canses antes de empezar a jugar, ¿no? Que no quiero ganarte tan rápido –le piqué con una sonrisa burlona en mis labios. Yo también le tendí la mano-. Puedes llamarme Bobby.

Era curioso que estuviésemos ambos en el instituto y no nos conociésemos formalmente, porque de vista sí que lo conocía. Bueno, me sonaba. En momentos como aquellos me preguntaba cuánta gente habría que ni siquiera había visto. Alguno habría, seguro.

Como yo me imaginaba,aquel chico acepto el partido,pero por suerte,prefirió un uno contra uno,ya que si tenía que jugar con mis copias me cansaría antes y juntando eso con mi torpeza y lo mal que se me daba jugar,iba a hacer el rídiculo total.

-Así que Robby-Dije,mientras devolvía esos clones a mi cuerpo con total facilidad.-Bueno,te aviso de que el baloncesto no es lo mio y viendo como juegas tu...-Reí a la vez que me levantaba de aquel banco de color caoba.

Fui con paso ligero hasta la cancha y nos colocamos en el centro de ella,donde había un circulo pintado con tiza blanca sobre el suelo de un color rojizo.-Empecemos,¿no?-Cogí el balón e intenté avanzar hasta la canasta del lado contrario,cosa que me fue muy dificil,porque aunque el chico no pareciera mayor que yo,sabía jugar muy bien y supuse que antes de estar en la academia habría estado en algun equipo en su anterior instituto o algo por el estilo,mientras yo me desconcentraba pensando en tonterías sin importancia Robby ya estaba dispuesto a anotar en mi canasta,cosa que hizo sin ninguna complicación.

-No se te da nada mal,ehh.A este paso te voy a acabar pidiendo que me des clases.-Le dije con tono burlón.

Seguimos jugando la partida y a pesar de que se notaba su superioridad en el baloncesto,me lo estaba pasando bien y estaba mereciendo la pena el haber decidido salir de la habitación.Aquel chico me estaba ganando por goleada y sería bastante complicado,por no decir imposible,una remontada por mi parte.Enfin,siempre dicen que lo importante es divertirse y eso lo estaba haciendo.

Observé con curiosidad como los clones de Eric volvían a su cuerpo y esbocé una media sonrisa por la demostración de sus poderes. Jugar dos que cuatro me era bastante indiferente, pero supuse que Eric lo había hecho bien, porque echar unas canastas y controlar a los clones a la vez no tiene que ser fácil. Boté un par de veces la pelota contra el suelo de la cancha.

-Bobby –le repetí, ya que el chico me había llamado “Robby”-. Bueno, bueno, no des excusas antes empezar a jugar, ¿no?

Con una sonrisa burlona, me dispuse a hacer botar el balón sin apartar la mirada de él. Desde luego, el chico era más malo que pegarle a un padre y no me costó mucho marcar los primeros puntos. Y los segundos, y los terceros… Llegó un momento en que le lancé la pelota con fuerza a Eric a ver si, por lo menos, era capaz de cogerla al vuelo. Para eso solo se necesitaba reflejos y si no los tenía, ya podía empezar a practicarlos porque siendo mutante…

-Tienes que apuntar al cuadrado ese que hay dibujado en la tabla de la canasta –le expliqué por si no lo sabía-. Casi siempre, si le das, entra dentro, es pura física.

Me aparté un par de metros y apoyé las manos sobre las rodillas para descansar un poco y respirar. Aunque el partido estuviese siendo fácil para mí, me estaba esforzando al máximo y eso se notaba en las gotas de sudor que caían de mi frente.

Continuamos jugando aquel partido y me sorprendió que,aunque Bobby no necesitaba esforzarse practicamente,le ponía mucho empeño y acabó más agotado que yo,siendo yo el que corría de un lado a otro de la cancha intentando arrebatarle el balón,cosa que conseguí hacer unas cuantas veces y poco a poco fui controlando un poco más la pelota llegando un momento en el que pude anotar varios puntos y el partido quedo medianamente equilibrado,quedando él con más puntos en todo momento,obviamente.

Llegó un momento en el que mi cuerpo no daba más de si,porque aunque fuera un partidillo para pasar el rato,los dos nos esforzamos casi al máximo.Y al fijarme que el también parecía cansado le ofrecí tomarnos un descanso.

Acto seguido fui a sentarme al banco de al lado de la pista de baloncesto y el chico también se acercó.-Y dime,¿que tienes?Ya sabes,¿Cual es tu poder?-Le pregunté mientras bebia de una botella de agua que había dejado a mi lado.Supuse que no sería una pregunta comprometida ya que,todos teníamos uno,no creía que fuese una molestía o complicación enseñarmelo,y como yo ya lo había hecho...

Después de un rato, ambos terminamos de jugar. Obviamente, había ganado yo, pero preferí no hacer mención al resultado. Al fin y al cabo, habíamos jugado para divertirnos y ni siquiera había contado los tantos (lo que pasa es que yo había marcado mucho más que él). Me acerqué a él y me senté a su lado a la vez que me dedicaba a juguetear con mis manos y el balón. A pesar de que el partido me había dejado bastante cansado, aún no tenía sueño, así que me quedaría un rato más charlando.

Le miré con cierto interés cuando quiso saber cuál era mi mutación, a lo que yo le respondí con una media sonrisa. Dejé el balón entre mis piernas y luego estiré mi brazo derecho para, acto seguido, abrir mi mano. No me fue muy difícil formar una figura de hielo en la palma de mi extremidad. Aquella era una figura abstracta, pero se notaba que no era fruto del azar, sino que la había formado con una idea preconcebida.

-Si lo metes en la nevera, te durará tres días o menos, y si lo metes en el congelador, toda la vida –le dije para no tener que decirle “oye, que manipulo el hielo” porque era más que evidente-. ¿La quieres? Un recuerdo del que te ha metido soberana paliza al baloncesto.

Más que un regalo, estaba siendo una broma, ya que no tenía la costumbre de ir regalando figuritas de hielo a todo el mundo que conocía, pero si el chico aceptaba el presente, yo no iba a decir nada. “No es bien nacido el que no es agradecido” me decía siempre mi madre.

-Asi que manipulación del hielo.-Pensé mientras el chico me mostraba sus habilidades y me ofrecía la pequeña figura que había creado en apenas unos segundos.

La acepté,mas que nada por no despreciar el detalle que,aunque era una simple esculturita extraña,si llegaba entera a mi habitación y no se derretía por el camino,podría tener el recuerdo de una noche que decidí salir y me pegaron una paliza..al baloncesto,obviamente.Además,dicen que con el deporte haces amigos,quién sabe si nos haríamos buenos amigos, en unos años seguiriamos hablando y podríamos recordar el día en que nos conocimos gracias a la figura.Sería algo extraño el crear una amistad a través de una simple noche en la que no había nada mejor que hacer.

Mientras él me comentaba las características de la figura de hielo,yo me quedé ensimismado observando los pequeños detalles que en apenas unos instantes había creado.Intenté averiguar si era algo en específico pero se podía distinguir notablemente que no.

-Y dime,¿que es exactamente?-Pregunté,en tono de broma,obviamente ya me había dado cuenta de que simplemente era una creación abstracta que había hecho para demostrarme de forma un poco más especial su poder,suponía.

Mientras esperaba su respuesta,dejé con cuidado la figura a mi lado intentando que no se cayera ya que no sabía la resistencia que tendría,acto seguido llevé mis manos a la nuca y levanté la mirada,observando las pocas estrellas que había en el oscuro cielo de la noche,pero que brillaban con una intensidad notable.

La pregunta de Eric me cogió totalmente desprevenido y traté de responder lo más acertado y rápido posible. Yo no tenía ninguna alma de artista y esa figura había aparecido en mi mano de la misma forma que podría haber aparecido otra. De hecho, se me ocurrió que hacer una chica desnuda habría sido mucho mejor. Me encogí de hombros.

-Representa el mundo –inventé-. Cómo cambia y cómo evoluciona, ¿sabes? Es un ciclo vertiginoso. Seguro que en unos años nos estamos comunicando a la velocidad de la luz de una parte a la otra del mundo.

Con esa respuesta seguro que había quedado bien delante de Eric porque había sido muy profunda y cautivadora. Poca gente solía escuchar a adolescentes de dieciséis años hablando del mundo y haciendo obras de artes sobre él, aquello era un privilegio.

Me crucé de brazos y le imité al subir la mirada hacia las estrellas. No solía detenerme a observarlas, pero, siempre que lo hacía, me cautivaban. No podía evitar sentirme pequeño ante toda la inmensidad del universo ni tampoco desear ser uno de esos astronautas que exploraban algo tan misterioso para nosotros.

-De mayor quiero ser astronauta –Le confesé en un arrebato de sinceridad. Seguro que se iba a burlar de mí. ¿Un hombre de hielo en el espacio? Lo que faltaba por escuchar-. Ver La Tierra desde fuera debe ser alucinante, ¿no crees?

Estaba totalmente sumido en mis pensamientos, por lo que no miré a Eric cuando le hablé. En esos momentos, me preguntaba si Charles podría colarme en la NASA.

A pesar de mi tonta pregunta Bobby tuvo una respuesta inesperada y muy filosófica sobre el mundo, la cual me sorprendió bastante, ya que me esperaba una respuesta igual de simple que la pregunta. Aun así parecía que se le había ocurrido en el momento pero prefería no cuestionárselo ya que había quedado bastante bien.

Mientras los dos nos quedábamos ensimismados mirando las estrellas con un silencio un poco incómodo Robert decidió romperlo confesándome su trabajo soñado.

-Astronauta…Tiene que ser flipante ver todo a miles o millones de kilómetros, con el silencio de la inmensidad del espacio.-Sinceramente, no me parecía ninguna estupidez.- Además, imagínate a uno como nosotros en el espacio…-Me quedé unos segundos en silencio pensando en ello.- ¿Y no crees que tú podrías sacar hielo de tus manos y propulsarte hasta al cielo?-Acto seguido de pronunciarlo me di cuenta de la estupidez de la pregunta pero, ¿Quién sabe? A lo mejor si que podía hacerlo y no había sido tan estúpida.

Fuera como fuese me puse a pensar en lo que querría ser yo de mayor, fue entonces cuando me di cuenta de que nunca me había planteado esa pregunta que prácticamente todos los niños se han hecho alguna vez, nada me apasionaba en mi infancia, mas que jugar y hacer el tonto, en fin, en algún momento tendría que plantearme esa pregunta, no quería pasarme la vida en el Instituto porque por muy a gusto que estuviera con gente como yo, siempre había querido una vida normal, como cualquier joven.

Su pregunta me pilló bastante desprevenido. La verdad era que conocía casi todas las posibilidades de mis poderes excepto ciertos casos como el que él acababa de preguntar. Yo podía propulsarme perfectamente con la crioquinesis, sí, pero, ¿hacia el cielo? Suponía que sí podía hacerlo, pero llegaría un momento que, al llegar a tanta altitud, perdería el conocimiento a causa del oxígeno o lo que fuese que nos hacía desmayarnos a los humanos. Al final, no dejábamos de ser humanos con poderes.

-Pues no sabría que decirte –le dije después de unos minutos de reflexión-. Pero no creo que lo pruebe, porque cuanto más alto llegas, más duele la caída.

Le miré y esbocé una sonrisa. Esa frase hecha, como muchas otras, me las había enseñado mi abuela, que con su sabiduría me había dando tantas lecciones de sentido común. De repente, me acordé que ella no me rechazó cuando se descubrieron mis poderes, al igual que mi padre y mi mejor amigo. Ellos tres fueron los únicos que no quisieron quemarme vivo.

-¿Y de dónde eres, Eric? Tienes un acento como del sur –le pregunté por saber más de él-. A ver si lo adivino, ¿Texas?`

En realidad, dudaba mucho que fuese de ese estado porque yo tenía una imagen muy estereotipada de los tejanos: sombrero de vaquero, palito en la boca y muy “palurdo”. Eric no era así, al menos no a primera vista.

Una vez más, Bobby me sorprendió con una muy acertada respuesta.”Cuanto más alto llegas, más duele la caída”. Empecé a plantearme si antes de aquí había estado en un buen instituto o simplemente le gustaba la literatura o algo similar.

-¿Texas?¿En serio te parezco de Texas?-Solté una risa por la tonta comparación, ya que, a mi forma de ver, no me parecía en nada al estereotipo de una persona de Texas.-Más bien soy de Oklahoma, te acercaste bastante. ¿Y tu? ¿Wisconsin puede ser?-Realmente ni había pensado la pregunta, dije ese estado al igual que podría haber dicho cualquier otro. Pero quién sabe, a lo mejor aun y todo acertaba.

Más bien parecía un chico de ciudad ciudad, algo como Washington o New York seguramente. Sinceramente, esperaba que no fuese de la segunda…Los newyorkinos siempre me habían parecido muy mezquinos. Si era de allí solo esperaba que no fuese igual de estúpido que otros. Aunque, en realidad, tontos los hay en todos lados.

-Al final habré tenido yo la mala suerte de conocer a los habitantes más antipáticos de New York.-Pensé yo, a la vez que recordaba aquel trabajo que había tenido en NY, en el cual tenía el jefe más odioso que podía existir.

Me agaché para coger la botella de agua que había en el suelo y beber un sorbo. Acto seguido me levanté y estiré mis brazos, cansado de permanecer ahí sentado.