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Stolen things || Erik
The Era of Miracles :: On-rol :: Nueva York :: Manhattan
Stolen things || Erik
Periferia de Manhattan. Media tarde.
Era sencillo, al menos cuando se trataba de joyerías pequeñas en la periferia de Manhattan. Entraba con un aspecto de un joven muchacho, de aspecto inocente, que quería comprar una pulsera para el cumpleaños de su madre. En cuanto el dependiente se daba la vuelta para enseñarle las pulseras en cuestión ella cambiaba a su aspecto habitual, y para cuando volvía a girarse se encontraba con que una mutante de piel azul, ojos amarillos reptilianos y pelo rojo le apuntaba con una pistola. No hacía falta nada más para que accedieran a meter en su mochila las joyas más caras.
Evidentemente en cuanto salía por la puerta oía las alarmas encendiéndose. Alarmas que no tardarian en atraer a cualquier policía que estuviera cerca, y en Nueva York siempre parecía haber alguno cerca. Pero no le hacía falta más que correr un par de calles, buscar un callejón solitario y volver a adoptar el aspecto de la joven rubia de 23 años que era más recurrente en ella cuando no se encontraba en su forma verdadera. Los policías que estarian buscando a una mutante de piel azul o a un chico joven nunca se fijarían en ella.
Esa vez hizo exactamente lo mismo. Con paso ligero dobló la esquina de un callejón con una sonrisa de suficiencia en los labios, en el mismo instante en el que su piel azul dejaba paso a la piel clara y al pelo rubio. Mística desaparecía para dejar paso a Raven. Pero esta vez chocó con alguien, así que como acto completamente reflejo, pensando en que seria un policía lo apuntó con la pistola, tan cerca que el cañón prácticamente tocaba su cabeza.
Pero sus manos se quedaron congeladas en cuanto le reconoció. Hacía años que no lo veía pero nunca habría podido olvidarlo. Y por un momento olvidó su última discusión, tan fuerte que habría podido golpearlo sin pensarlo, olvidó que había sido usada y que sus caminos se habían distanciado tanto que seguramente ya no tenían nada en común.
- Erik... - pero evidentemente eso sólo duró unos instantes, antes de que la expresión fría e indiferente volviera a su rostro y sus manos se volvieran firmes de nuevo alrededor de la pistola - ¿Que haces aquí? ¿Que quieres? ¿O es que he tenido la desgracia de que el destino te haya traído hasta este callejón apartado? - y es que hacía tiempo que había dejado de creer en las casualidades.
Re: Stolen things || Erik
No fue fácil dar con ella, él mismo le había enseñado a escabullirse y cubrir sus huellas mejor que nadie, y eso sumado a su don, la hacían prácticamente imposible de rastrear. Pero a diferencia de los demás, él la conocía, y sabiendo sus áreas de actuación, no precisaba de más para encontrarla. Y aquel fue su día de suerte. Cuando saltaron las alarmas en la joyería, supo exactamente quién había sido. Se escondió en uno de los callejones más cercanos, esperando que lo usara para esconderse al cambiar de forma, y de nuevo, acertó. Justo iba a salir de este, en su forma de inocente rubia humana, cuando chocó contra él.
No tardó ni unos segundos en encañonarlo con el arma, lejos de alarmarse, una sonrisa ladina asomó a sus labios, satisfecho con los enormes progresos de su alumna predilecta. Aunque claro, ahora iba por libre y era su propia jefa. Siempre pecó de exceso de independencia. Inclinó ligeramente la cabeza hacia un costado, apartando el arma de su vista para poder observarla a ella, idéntica a años atrás. Hacía demasiado tiempo que no se veían, desde antes de que a él lo encarcelaran, para ser exactos. La despedida no fue precisamente agradable, precisamente por ello esperó pacientemente para ver cuál era su segunda reacción, quizá hasta optaba por pegarle el tiro, o intentarlo.
Apreció a la perfección la duda en sus ojos, hasta en el tono de su voz cuando pronunció su nombre, pero después volvió a recuperar la compostura. No eran tan distintos, en el fondo. A diferencia de ella, él optó por tomar las cosas con calma, al fin y al cabo, se consideraba superior en esa situación, y casi todas en su vida.
– Raven… –Imitó su mismo tono al saludarla, aunque no tardó en asomar a sus labios una sonrisa ladina de pura soberbia. Alzó una mano, apoyando el índice contra un costado del cañón de la pistola, empujando esta hacia un lado para apartársela en un gesto condescendiente. – ¿El destino? Eso no existe y lo sabes bien. He venido a buscarte, porque tenemos que hablar detenidamente sobre algunos asuntos… –Enarcó ambas cejas con sutileza, poniendo énfasis al final de su frase.
Re: Stolen things || Erik
Sin embargo también había aprendido otras cosas, como por ejemplo el no bajar nunca la guardia cuando estaba en compañía de Erik. La vez que lo había hecho la cosa había terminado con una Raven enamoradísima, vulnerable para que le rompieran el corazón de la forma más cruel, después de descubrir que el único interés que Erik tenía en ella era a causa de su mutación. ¿Cuan vergonzoso había resultado para alguien como ella, que se creía atractiva y en cierto modo irresistible saber que el hombre al que había entregado su corazón solo quería a su anormalidad genética, y no a ella por lo que era? Se había prometido a si misma que algo como aquello nunca volvería a sucederle.
- Bueno, entonces me temo que has estado perdiendo el tiempo. No tengo absolutamente nada de lo que hablar contigo, y hace años que dejamos de tener asuntos en común para discutir.
Pero a pesar del tono frío de su voz, dejó que él le apartara la pistola que había mantenido contra su cabeza. ¿Que sentido tenía no hacerlo? Sabía que podía desviar la bala con tan solo un parpadeo, y eso le recordó que realmente no tenía forma de herirle realmente. Una vez más en inferioridad de condiciones.
Lo único que tenía claro es que debía alejarse. Nada bueno saldria de la cercanía con ese hombre.
- Soy una mujer ocupada, así que si me disculpas... - por su parte, estaba todo dicho, y si intentaba detenerla le dispararía, por mucho que eso no sirviera de nada. Tenía joyas para ir a poner a buen recaudo y él sólo era una distracción.
Re: Stolen things || Erik
La mayoría del tiempo, Erik era un hombre carente de sentimientos, un témpano de hielo. Para él las personas eran piezas en un tablero de ajedrez. Y Raven no se salvó de formar parte de ello, pero a diferencia de muchos otros, se lo tomó bastante mal al descubrir la realidad. Realidad que ahora le tocaba tergiversar otra vez. Si tuviese remordimientos a la hora de manipular o llevar a cabo sus planes, no estaría vivo.
Dejó que soltara su pequeño discursito de mujer independiente, aunque por su expresión, le dejó más que claro que no estaba creyendo una mísera palabra de las que salían de su boca. Bien poco le importaba a él que tuviera prisa o estuviese ocupada, si quería hablar, hablarían.
– Me temo que estás muy equivocada. Da la casualidad de que sí tenemos asuntos en común de los que hablar. –Por si sus palabras no fuesen excusa suficiente, invadió su espacio personal al dar otro paso hacia ella, clavando sus gélidos ojos grises en los de ella, que la verdad, prefería en su tono original, no aquella burda farsa que era su aspecto actual.
– Tú eliges si vamos a mantener una conversación tranquila dos personas civilizadas… –Descendió la mirada, posándola en la pistola al tiempo que sonreía ladino, burlándose de su única defensa de forma más que descarada. – O no. –Añadió, en clara alusión a sus intenciones con el arma. – Pero no te vas a ir a ninguna parte, a no ser que realmente tengas algo con lo que dejarme fuera de combate, y francamente, lo dudo. Así que no agotes mi paciencia… –Susurró lo último, inclinando ligeramente su rostro hacia el de ella hasta quedar a escasos centímetros, apartándolo justo después.
Re: Stolen things || Erik
Pero desafortunadamente no había nada de sencillo en aquello. Menos cuando él todavía se pegaba más a ella, mirándola a aquella distancia. Hacía demasiado que no estaban tan cerca, seguramente desde antes que...
No, detuvo los pensamientos antes de que fueran por el traicionero camino que estaban a punto de seguir. Frunció un poco el ceño mientras lo miraba fijamente, sin mostrar lo insegura que se sentía con él estando a esa distancia. ¿Conversación civilizada? No, no pensaba darle ese gusto. Y tal vez tenía razón y no tenía nada con que dejarlo fuera de combate, pero Mística siempre tenía sus trucos.
Lentamente volvió a su aspecto normal, porque si algún policía sacaba la cabeza por ese callejón podría ser lo suficientemente rápida como para volver a transformarse en la muchacha rubia, haciendo que pensaran que lo habían imaginado todo. ¿La razón? Sencilla, tenía más fuerza si no destinaba parte de su energía a lucir como alguien que no era. Sus labios se curvaron en una sonrisa llena de mala intención antes de que su rodilla se alzara para golpear certeramente su entrepierna. Usó el momento en que él quedó sin respiración para alejarse unos pasos. La distancia entre ellos era algo que necesitaba para volver a pensar con claridad y frialdad.
- ¿Sabes? Tienes razón. No tengo modo de dejarte fuera de combate... Pero esto molesta bastante, ¿no crees? Exactamente igual que tu y tus ganas de hablar. - dijo simplemente, dejando claro que la opción de conversación civilizada ya no era una opción para ellos.
Algo más satisfecha consigo misma se acercó a unas viejas cajas de madera raída que habían quedado abandonadas en el callejón, dejando claro que poca gente circulaba por ahí normalmente. Se sentó encima de una con un salto ágil, cruzándose de piernas y mirando a Erik manteniendo su sonrisa.
- Bueno, habla. Tienes suerte que hoy estoy de buen humor. - estaba decidida a no estar ahí durante demasiado tiempo. Que dijera lo que tuviera que decir y luego desaparecería. Tenía que ser sencillo mantenerse con ese plan... ¿verdad?
Re: Stolen things || Erik
No vio venir ese rodillazo, sintiendo una aguda punzada de dolor en la entrepierna que le obligó a doblarse en sí mismo, emitiendo un gruñido entre dientes a modo de quejido. La diplomacia acababa de irse al garete. Apretó los ojos durante unos segundos, resoplando profundamente entre los dientes, que mantenía presionados con fuerza, canalizando el dolor hacia su ira, uno de los mayores detonantes de su poder. Al abrir los ojos, clavó sus gélidos orbes grises en la mutante que lo trataba con total despreocupación. Esperaba que solo fuese una fachada y no creyera realmente que con eso lo tenía todo ganado e iba a comportarse como un patético cobarde, bajando la guardia.
Se relamió los labios al erguirse de nuevo, aunque aún estaba algo dolorido, cosas mucho peores le habían hecho y jamás había sido doblegado, no le iba a hacer caer un simple rodillazo. Alzó el mentón, manteniendo sus ojos fijos en ella, concentrándose. No precisaba de nada más que su mente y concentración para usar sus poderes, y algunos que había aprendido a manejar recientemente eran de lo más útiles. Localizando cada pequeño miligramo de hierro en la sangre de Raven, provocó una reacción en su cuerpo, ahogándola durante unos largos segundos.
Una sonrisa de pura y retorcida maldad curvó sus labios, conforme se acercaba a ella con altanería, manteniendo el efecto de la falta de aire sobre ella. – ¿Tengo que volver a enseñarte a respetarme? ¿Te crees que puedes amedrentarme como a alguno de esos mutantes de pacotilla a los que lideras o algún asqueroso y débil humano? No me desafíes, Mística. –Esta vez, empleó su nombre real, aunque para otros fuese un apodo, una clave, para él era lo importante. Cesó de golpe el efecto de su poder contra su sangre, dejando que recobrara el oxígeno antes de ahogarla de verdad. Ya había practicado muchas veces y sabía exactamente cuanto margen tenía antes de liquidar a su víctima.
– Ahora escúchame bien. –Se detuvo justo frente a ella, dejando que se recuperara mientras él hablaba, así no le interrumpiría. – Esa pandilla de cobardes que te siguen, incapaces de tomar el camino correcto para su raza, empiezan a resultarme molestos. Están llamando la atención y lo que es peor, inmiscuyéndose en mis asuntos. O empiezas a controlarlos o yo empiezo a exterminarlos. No quiero que nadie arruine mis planes, ¿entendido?
Re: Stolen things || Erik
Sin embargo, más allá del ceño fruncido no demostró que lo que él hacía la afectara en lo más mínimo. Si estaba esperando que le rogara o que le pidiera disculpas es que no la conocía.
Empezaba a tener la sensación de que la ahogaría hasta la muerte cuando aquella sensación desapareció, y casi de modo inconsciente se llevó ambas manos al cuello, aún cuando tenía casi por seguro que el problema no había estado ahí. Desde luego era un truco nuevo que ella no conocía, sin embargo no iba ni siquiera a dedicarle ningún comentario al respecto. En otra época lo habría mirado con admiración y le habría pedido que le explicara como lo había hecho con todo tipo de detalles... Claro que en esa época no habría sido ella la que casi se ahoga a causa de él.
- Haz lo que quieras, pero mi respeto no vas a volver a tenerlo. Y creo que esto, tus poderes no pueden solucionarlo. - y había tanto rencor y resentimiento en su voz que incluso ella misma se sorprendió. Probablemente había cosas que alguien como ella no podía perdonar.
Aún así, sus palabras la hicieron esbozar una sonrisa sarcástica, a pesar de que todavía notaba en su cuerpo las secuelas de la falta de oxígeno. Resultaba que sus renegados le eran molestos para su planes... Bien, no sabía en que punto sus planes interferían los unos con los otros, pero no tenía la más mínima intención de andarse con cuidad. ¿Le molestaba? Pues que se aguantara.
- Créeme cuando te digo que tus planes me importan tan poco que ni siquiera me tomaría la molestia de intentar arruinarlos. Lo que hacen mis renegados es lo que yo les mando hacer, y siento mucho que te molesten, pero no tienen absolutamente nada que ver contigo. ¿En serio vas a demostrar ser tan poco coherente con tus ideologias de salvar a todos los mutantes, y de salvarlos a todos empezando a matar sin razón?
Pero por mucho que dijera, evidentemente le preocupaba lo que Erik pudiera hacerles. No quería que por su culpa y por sus enemistades del pasado nadie saliera herido. Suficientes mutantes habían sido heridos y muertos en el pasado, para que ellos con sus tonterias provocaran más problemas. Soltó un suspiro consciente que debía aflojar toda aquella hostilidad, no por ella ni por él, sino por los demás.
- Oye mira... Yo no me meteré en tus asuntos y tu no te metas en los míos. Llevamos tiempo cada cual por su camino y nunca hemos tenido problemas, y no hay razón para que empecemos ahora. - y esperaba que aquello dejara claro que no quería problemas con él. No cuando esos problemas significaran poner en riesgo a aquellos que habían confiado en ella.
Re: Stolen things || Erik
Obvió réplica alguna ante su comentario. Por el increíble tono de rencor que emanaba de sus palabras, sabía que ese respeto probablemente estuviese ya perdido, alguien tan terca como ella no cambiaba de parecer de la noche a la mañana, como tampoco lo haría él. Pero estaba claro que ese rencor salía de alguna parte, y no era de otra que del desengaño amoroso que se llevó años atrás. En el fondo, por muy guerrera y renegada que se creyera, no dejaba de ser otra mujer con frágiles sentimientos pisoteados por un hombre sin escrúpulos.
– Soy muy coherente en mis teorías, Mística. En la guerra, siempre hay daños colaterales, a veces, sacrificar a unos cuantos hermanos para apartarlos de mi camino, me lleva a alcanzar un logro mayor. Si te crees que por ser mutantes, pueden enfrentarse a mí y salir ilesos, estás muy equivocada. Nada, ni nadie, se va a interponer en mi camino, Charles y tú deberíais empezar a asimilarlo. –La sujetó del mentón, volviendo a invadir su espacio personal, a sabiendas de que ahora no podría escabullirse como antes. – Contrólalos. O empezará a morir gente por tu incompetencia en el liderazgo. –Añadió en un susurro que bien podría haber sido el siseo de una serpiente.
Sonrió satisfecho al escuchar esa última parte, soltando su mentón, aunque manteniéndose a escasa distancia de ella. Era mejor que no tuviese margen de maniobra, y si repetía su estratagema de antes, se iba a llevar otra dosis de asfixia. – Eso ya me gusta más, veo que empezamos a entendernos. La verdad, nunca voy a comprender como se te ocurrió formar ese grupo de ratas cobardes que se creen que la neutralidad existe. ¿Eres consciente de que todos ellos se decantan más hacia un bando que otro, verdad? Lo único que pasa es que no se atreven a admitirlo, a dar el paso definitivo y formar parte de algo más grande. –Hizo un ademán con ambas manos, acompañándolo de una sonrisa socarrona.
– Por otra parte… ¿Saben ellos que su líder solo lo es, porque no fue capaz de mantenerse a mi lado? –Añadió lo último en un tono algo más bajo, casi acusándola por haber renegado a la Hermandad tras su encarcelamiento, o peor, solo por sus malditos sentimientos.
Re: Stolen things || Erik
- Asume tu que nadie quiere meterse en tu camino. ¿O tu afán de protagonismo es tan grande que crees que todo el mundo anda obsesionado en ti y tus metas en la vida? - pero más allá de eso no dijo nada más. Ningún comentario o promesa sobre que iba a controlar a sus renegados o que dejarían de meterse en sus asuntos. Porque era verdad lo que decía que no podían importarle menos sus asuntos, y no perdería el tiempo hablándole de él y de ese encuentro a los mutantes que se habían unido a ella.
Si sólo él se separara un poco más podría haber pensado con más claridad y haber encontrado una forma de alejarse del modo en el que era acorralada, ya fuera con palabras o hechos. Pero ahí seguía, hablando sin parar, intentando ridiculizar a los mutantes que la habían seguido o lo que ella había conseguido por si misma, como si sin él no valiera para nada. Y eso hizo que se enfureciera, incluso un poco más que antes.
- ¿Por qué crees que es necesario decantarte por un bando o por otro? Todos ellos creían que no tenían un lugar en el mundo, y el tener algo en común los ha unido y los ha traído hasta mi. Al menos yo no les meto ideas que no son suyas en....
Pero entonces, justo cuando estaba a media frase oyó que se acercaban. Porque por supuesto había huído de los policías el tiempo suficiente para oírlos llegar. Buscaban la ladrona de piel azul, y ahí estaba ella, tan azul que llamaba la atención como un farolillo en plena oscuridad. Y tuvo el tiempo tan limitado para reaccionar que lo que se le ocurrió fue seguramente la peor de las ideas. Volvió en un abrir y cerrar de ojos al aspecto de la chica rubia que había sido hasta hacía tan solo unos minutos y simplemente se adelantó unos centímetros, haciendo que la poca distancia que había dejado Erik entre los dos desapareciera, besándole. Para cuando los policías llegaron solo se encontraron con una pareja besándose en un callejón, así que continuaron con su camino sin siquiera detenerse. Y tan pronto como volvieron a quedarse solos, ella se despegó de los labios del hombre, como si quemaran.
- Fuiste tu el que no fue capaz de mantenerme a tu lado, Erik. No confundas las cosas. Y ahora si no te queda nada que decirme... Tengo cosas que hacer antes de que nos sorprendan más policías. - dijo, intentando aparentar que nada de lo que habían hecho o dicho tenía la más mínima importancia, y que ella seguía tan imperturbable como al principio.
» En Washington -Erik-
» Erik M. Lehnsherr |Magneto|
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