Las peticiones de Eric solían ser extravagantes y excéntricas. Sin embargo su nueva petición o plan de adquisición tenía la apariencia de ser prometedor. La misión de Azazel era forzar a aquel mutante, y extralimitar sus poderes; comprobar su verdadera utilidad y límites. Las referencias eran exactas y precisas.

-La historia nunca ha sido el precedente de los mayores hombres de la historia. De hecho siempre ha sido la razón oculta de las causas. - Los labios de Azazel se abrieron volátiles, dejando un olor a azufre en el mismo lugar que la voz había resonado.

Estaba en las alcantarillas; invadiendo la base de los renegados. ¿Y? Quién podría capturarlo antes de que desaparezca en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo aun no era el momento de partir. Apareció un metro distante frente al joven; luego de haberle susurrado en el oído aquellas palabras.

-La Hermandad, tiene una invitación para ti, joven. Seguro que has oído de ella. ¿Qué tal si dejamos esta pestilente morada y te unes a un grupo que si pueda explotar tu potencial? - Sonrío con las manos cruzadas a la altura pelvica; y esperando las reacciones del ajeno.

Pasear por el alcantarillado no era un hobby que le gustase a la gente normal, pero ahora este era su refugio para su futura vida, ajeno a lo exterior, al mundo, a las personas que contaminaban este planeta. Rechazado por la sociedad y como una sombra sin nombre caminaba por los extensos pasillos del alcantarillado dispuesto a dar un paseo porque necesitaba ya un poco de luz solar en sus ojos y despertarlos de esta oscuridad. Avisó ya a Raven y de paso le pidió hacer unos recados por allí, él aceptó con gusto.

No había nada malo en el lugar donde estaban asentados, en cambio si salías de allí, el resto del alcantarillado era peor. El olor a mierda y a podrido no se iba a ir porque por aquí circulaban el agua sucia que llevaba mayormente suciedad y excrementos.  Un susurro o algo parecido escuchó Zan con un toque de olor a huevo podrido, si ya olía mal por donde iba el olor azufre empeoraba las cosas. Giró hacia atrás sorprendido y en guardia sin entender muy bien lo que había escuchado. – What… the hell? – Preguntó mientras atento miraba a todos los lados posibles.

En frente, en la penumbra, se encontraba la figura de un hombre algo y con los brazos cruzados, ¿era él el que me habló? Se preguntó mientras analizaba al sujeto, estaba algo oscuro allí y poco se podía ver, sus ojos se adaptaron a la oscuridad provocando la visión nocturna y ahí pudo ver mejor al extraño. Éste hablaba algo de la hermandad, unirse a él. El panda negó con la cabeza soltando una risa sarcástica. – No sé que es más pestilente, si el olor del entorno o tu aliento. – Sonrió de lado a lado mientras se cruzaba de brazos y lo miraba. – Rechazo la invitación, no necesito explotar mi potencial. – Comentó caminando hacia unas escaleras que había allí cerca para poder salir de las alcantarillas.

La cabeza de Azazel giró levemente hacia un costado y la sonrisa ladina se volvió a formar; los humanos solían ser graciosos con sus intentos de ofensas irónicas. Para sus miles de años; eso no era nada nuevo, incluso era sin gracia. - Posiblemente. - Dos segundos más tarde estaba detrás del panda tomando su prenda por detrás y el humo rojo esta vez fue doble; su anatomía y la del acompañante 5000 pies de altura. - ¿Te salen alas también?

Consultó soltando la prenda automáticamente. Y volvió a tierra firme; la vista se dirigió hacia arriba; tratando de observar el cuerpo con la mano en la frente, vaya que hacía calor. Esperó unos largos segundos hasta observar la caída. Un paso más al costado y continuó con la invitación formal. - Vaya, vaya. Qué interesante.  -Sonrió de largo y costado.- Ya que declinas la invitación al menos me daré el gusto de jugar un poco contigo. Pareces ser más interesante que los cotidianos mutantes. ¿Puedo? - Giró la cabeza para mirarlo con esa sonrisa jocosa; ya se esperaba lo consiguiente. Una amena batalla.

Uoooh. – Dijo el menor mientras se vio a cierta distancia de lo que era el suelo. Fue una acto rápido que por supuesto no le dio tiempo a reaccionar, sus habilidades estaban disminuyendo por el escaso entrenamiento que había tenido en estos días, debía practicar más después de esto, estaba claro. Cuando sintió que lo soltaba un escalofrío recorrió su cuerpo, pero no por miedo, sino porque estaba ya reaccionando a su futura caída. Su cuerpo en sí se volvió más robusto, tan robusto para poder resistir tal caída. – Abran paso que voy cayendo. – Dijo gritando para que la gente se apartara y al fin aterrizó de una forma poco elegante dejando un agujero grietoso como regalo.

Miró hacia arriba pero el hombre rojo ya no estaba hasta que escuchó de nuevo su voz y el panda sonrió de lado. – Depende, ¿juego intelectual o juego deportista?, hay muchas variedades de juegos para poder jugar ambos. – Dijo irónicamente mientras se limpiaba sus ropas de los restos de escombros. – Por ejemplo podemos jugar al ajedrez, es un buen juego y intelectual. Aunque no sé si en el infierno jugabas a eso o de dónde vengas porque está claro que no eres de estos lares. – Dijo mientras se cruzaba de brazos y lo miraba desafiante esta vez más serio. Por supuesto estaba de broma, sabía que quería pelear y lo iba a aceptar, ahora no podía escaparse y haría el ridículo haciéndolo, sólo esperaba que el hombrecito rojo no tuviera un as en la manga o algo parecido. De igual forma confiaba en su mutación para sobrevivir y ganar.