Podía sentir el corazón latirle con fuerza. Estaba lejos de "casa" si es que podia llamar a ala Academia Hogar. No, ni siquiera podía llamar hogar a su antiguo hogar en Italia. No tenia ningún lugar a donde pertenecía. Estar en la academia era lo mismo que estar en prisión, pero con reclusas de todas las edades e igual de anormales que él.

Ya era casi media noche y el corazón no dejaba de latirle después de haber hecho aquello. Había robado un jodida tienda de auto servicio, con un paliacate sobre su boca y con sus poderes arrojando cosas de un lado a otro y al mismo tiempo sacando dinero de la caja. Los empleados habían entrado en panico tan pronto como las cosas se habían empezado a lanzar y aunque había sido de una forma tonta y estúpida, había sido efectiva. De un maldito lado tenia que conseguir dinero después de haberse largado hace unas horas de la mansión. No es como si pudiera irse simplemente a las calles. Sabía que sus padres mantenían contacto con el director para preguntar por el y lamentablemente aun era menor de edad.

Camino tratando de no verse nervioso, con un bocadillo que había robado y con la capucha cubriendo su cabeza y la otra mano dentro del bolsillo de cuero de su chaqueta. Cuando vio un auto de policía pasar, soltó un suspiro casual y luego se metió al primer callejón que vio, con una sonrisa estúpida y divertida en el rostro. Era tan infantil aquello, pero mucho más emocionante que las estúpidas lecciones que le ponían sus tutores.

Camino un par de pasos dando por hecho que se había salido con la suya. Sentía esa pequeña satisfacción de hacer algo por solo hacerlo y no tener represalias. De usas su habilidad para su gusto y no tratando de verle los beneficios a terceros ¿A el que carajos le importaba que pudiera ayudar a uno de esos estúpidos humanos cuando lo que hicieron fue joderle gran parte de su de por si poca vida? Noto que alguien caminaba hacia su dirección y no le dio importancia hasta que escucho la voz dirigiendose a él.

Levanto la mirada con rapidez y le miro perplejo. De todas las personas que uno podía toparse en la enorme ciudad tenia que toparse a Zachary. Joder Rodo los ojos de forma automática.—Veté a la mierda, Zach.—Gruño. Siempre le había llamado así, cuando eran más críos. Se había detenido, algo sorprendido de verle. Seguía igual de cuando lo vio por ultima vez. —La escuela es una mierda, como si no lo supieras.—Resoplo con molestia. Se habían conocido tiempo atrás, antes de que sus padres decidieran llevarlo a esa maldita escuela y cuando Karim le seguía como idiota por ser alguien igual de extraño que él.

Ahí estaba él, hablando con su estúpido ego. Hablándole como si el no pudiera lograr nada por si mismo. Se cabreo. Apretó los puños y frunció el ceño. El cuerpo del mayor se disparo a la pared que estaba cerca y lo sostuvo a centímetros del suelo.—¿Por que crees que me interesa saber de tus poderes?. —A decir verdad estaba cabreado de que ni siquiera el hubiera hecho algo por evitar que sus padres le obligaran a ir. El se había solo esfumado. Apretó más su mano y las ropas de Zachary se arrugaron con algo de fuerza. —No les necesito...A ninguno.— Tal vez no era de todo cierto. Pero tampoco iba a decir lo contrario.